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Fallece la sanitaria ingresada en Cruces que sufrió un ictus

Fallece la sanitaria ingresada en Cruces que sufrió un ictus

Había dado positivo en coronavirus y es la segunda víctima mortal de esta crisis en el sector hospitalario vasco

Sábado, 4 de abril 2020, 12:35

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Laura, una auxiliar de enfermería de la clínica IMQ Zorrozaurre, se ha convertido en la segunda sanitaria fallecida en Euskadi en la lucha contra el coronavirus, según ha informado esta mañana Mikel Sánchez, director de planificación y evaluación sanitarias del Gobierno vasco. Se trata de la mujer que esta semana sufrió un ictus en su domicilio y fue rescatada por los bomberos. La profesional, de 36 años y que se encontraba ingresada en el hospital de Cruces, estaba pasando por la cuarentena al estar contagiada por Covid-19 cuando sufrió el accidente cardiovascular. Se trata de la segunda víctima mortal dentro del sector sanitario en Euskadi. La primera fue Encarni, una enfermera bilbaína de 52 años, del barrio de Santutxu, que el mes pasado se convirtió en la primera profesional del sector fallecida en España en la lucha contra el coronavirus. Murió en el hospital de Basurto tras seis días ingresada.

Laura, sanitaria baracaldesa de 36 años, fue rescatada por los bomberos el pasado miércoles después de haber sufrido un infarto cerebral mientras se encontraba en cuarentena en su hogar. El retén tuvo que entrar al piso por el balcón. La hallaron semiinconsciente y, tras abrir la puerta a los servicios médicos que esperaban fuera, la acompañaron a la ambulancia, que la trasladó al hospital de Cruces para estabilizarla. La mujer, auxiliar de enfermería, había dado positivo en las pruebas del Covid-19, la misma enfermedad contra la que ella misma había luchado hasta hacía unos días en la clínica del IMQ en Zorrozaurre, que se ha convertido también en una trinchera contra la pandemia.

Laura estuvo ingresada en el hospital baracaldés en estado grave durante los últimos días. El accidente cerebrovascular (ACV) que sufrió no guarda relación, en principio, con el coronavirus, aunque el Covid-19 pudo debilitarla.

Todo comenzó sobre las dos de la tarde del pasado miércoles. Una comunicación al 112 alertaba de que la mujer no respondía desde hacía tres días a las llamadas de sus familiares. Laura se encontraba mal y había telefoneado a su empresa, Gestlab, del grupo IMQ, para advertir de que no acudiría a su puesto porque «le costaba respirar». Desde entonces no se tenían noticias de ella. Los médicos y una patrulla de la Ertzaintza se presentaron en el domicilio, ubicado detrás del Ayuntamiento, pero no hallaron respuesta al otro lado de la puerta.

En previsión de que algo grave estuviera sucediendo, el servicio de coordinación movilizó a una dotación de Bomberos del parque de Urioste (Ortuella). Recibieron el aviso a las 14.07 horas. Pocos minutos después estaban ya en Barakaldo, izando la escala para acceder a la casa de Laura. Lo hicieron a través del balcón, tras romper una ventana y vestidos con guantes, buzos, gafas y mascarillas. En la vivienda encontraron a la joven de 36 años tumbada, con las constantes vitales muy bajas. No podía hablar ni moverse. Inmediatamente abrieron a los servicios de atención médica.

En vista de la gravedad de su estado, fue trasladada a Cruces. Los funcionarios forales regresaron a su base a las 14.59 horas. De no haber mediado la intervención de los bomberos es probable que la trabajadora del IMQ hubiera fallecido. En Cruces fue atendida con celeridad. La estabilizaron. Los médicos recabaron más datos y recomendaron que fuera sometida a un análisis para averiguar si había rastro del coronavirus. El test dio positivo. Unas cinco horas después, los mismos bomberos que habían entrado en su casa se presentaron en Cruces con sus camiones. Homenajearon a los sanitarios y varios de ellos pidieron visitar a Laura.

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