Euskadi se abraza a la vida normal con cautela

La hostelería va a ser uno de los sectores más beneficiados por esta vuelta a la normalidad. No solo recuperará el 100% de su capacidad -estaba al 75%-, lo hace además con consumo de pie y en barra. Eso sí, con uso del protector buconasal en todo momento salvo para comer y beber. Desaparecen también las limitaciones para los grupos. Ya no habrá un máximo de 8 personas sentadas en una mesa en el interior y 12 en el exterior. El límite lo volverá a marcar cada establecimiento en función de su capacidad.

La de los jóvenes es la franja de la población que más va a disfrutar del fin de las restricciones. Sin Emergencia Sanitaria, decae el paraguas legal que amparaba medidas como el cierre de las lonjas o la reducción de horarios en las discotecas. Los chavales podrán reabrir sus locales y llenar las pistas de baile hasta casi el amanecer. La música en las discotecas volverá a sonar hasta las seis de la madrugada. El ocio nocturno no tendrá más límites que los establecidos en la licencia de actividad en materia de horarios y de aforo de cada sala.

Habrá que ver si de esta forma van a menos los grandes botellones que se han producido en los últimos meses en Euskadi y que se han saldado con lanzamiento de botellas a la Ertzaintza y Policías Locales, destrozos en el mobiliario y grandes molestias a los vecinos de las zonas donde se producían aquellas concentraciones de chavales para beber alcohol en la calle.

La gran mejora de la situación sanitaria es la que ha permitido a Euskadi recuperar casi todas las cotas de normalidad que teníamos hasta marzo de 2020. Así lo entendió la comisión técnica del LABI en su última reunión celebrada el lunes. «La Covid-19 deja de tener una afección crítica para el funcionamiento del sistema sanitario. El tratamiento de la situación puede abordarse como endémica», recoge el último dictamen de este grupo de expertos que ha asesorado al Gobierno vasco en la gestión de la pandemia.

Los técnicos avalan el cambio de escenario. «Hemos alcanzado los objetivos que nos hemos propuesto en el Plan Bizi Berri IV», celebró este martes el lehendakari. Estos son una ocupación de las UCI inferior a las 40 camas por pacientes covid, una incidencia acumulada cercana a los 60 puntos y el 90% de la población mayor de 12 años con la pauta completa de vacunación, sin duda el arma más eficaz para frenar al patógeno.

Todos estos buenos datos son los que han animado al Ejecutivo a dar el paso de desactivar las últimas restricciones tras haber logrado controlar al virus. Y para ello ha sido necesario poner fin a la segunda Emergencia Sanitaria decretada por Urkullu durante esta pandemia. 481 días entre ambos periodos en los que la evolución del virus ha restringido y condicionado la vida de los vascos.

«El relanzamiento»

«Hemos pasado una dura prueba y estamos en disposición de iniciar un nuevo tiempo. Es el momento del relanzamiento de Euskadi» anunció el lehendakari. Comienza una etapa para reactivar la comunidad a nivel económico con la recuperación de la actividad normal en los sectores que más afectados se han visto por la pandemia, como son la hostelería, pero también la cultura de masas. A partir del jueves se pueden volver a programar grandes conciertos con miles de asistentes, pero también recintos de mediano formato sin aforo limitado.

Pero Urkullu no dejó pasar la ocasión para enviar un mensaje de cautela, porque esto aún no ha acabado. «Necesitamos prudencia, responsabilidad, compromiso y un espíritu positivo y constructivo». Cambiar de etapa no quiere decir que el coronavirus haya desparecido. «No podemos dar por totalmente finalizada la crisis sanitaria. No debemos bajar la guardia», advirtió el lehendakari. La capacidad del SARS-CoV-2 para mutar en algún punto del mundo y tornarse más infectivo es real y puede volver a complicarlo todo. Ya ocurrió este verano con la variante delta. Esta cepa y su altísima contagiosidad fueron capaces de provocar una nueva ola cuando nadie la esperaba. Pero ahora Euskadi afronta vacunada la nueva normalidad.