Hasta 160 euros para saber si te has contagiado

Media docena de laboratorios vizcaínos y alaveses realizan pruebas privadas del Covid-19, pero sólo con prescripción médica

Viernes, 8 de mayo 2020, 01:10

Miren y Aintzane (nombres ficticios), dos jóvenes bilbaínas que comparten piso, comenzaron a mediados de marzo a sentir malestar corporal, con síntomas que les hicieron ... sospechar que podían padecer coronavirus. Su primera reacción fue ponerse en contacto telefónico con Osakidetza. Los facultativos que les atendieron confirmaron que existía una alta posibilidad de que estuvieran contagiadas, pero no les confirmaron el diagnóstico ni fueron computadas como casos positivos. Al no presentar un cuadro grave, les recomendaron que se quedaran en su domicilio bajo control médico mediante llamadas diarias.

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Semanas más tarde ambas mejoraron y las dolencias desaparecieron. Sin embargo, mantenían la duda de que hubieran estado infectadas y, ante la imposibilidad de someterse al test del Covid-19 en la sanidad pública, optaron por recurrir a un centro privado para cerciorarse. Miren dio positivo, mientras que Aintzane no presentó ningún valor extraño que apuntara a la presencia del patógeno.

Como ellas, muchos ciudadanos tienen duda sobre si realmente alojan el virus en sus cuerpos. Algunos presentaron síntomas compatibles con la dolencia. Otros, pese a no haberse encontrado nunca mal, sospechan de que podrían ser asintomáticos y portadores del SARS-CoV-2. Por tanto, potenciales contagiadores.

Todos comparten las preguntas que se hicieron Miren y Aintzane: ¿dónde pueden realizarse la prueba? ¿cuánto les costaría?

En Bizkaia y Álava existen alrededor de media docena de centros sanitarios, clínicas y laboratorios privados autorizados para confirmar si sus vecinos han sucumbido a la pandemia. Sin embargo, no se puede acudir a ellos sin la oportuna prescripción médica después de la detección de una infección respiratoria aguda, pérdida de olfato, del gusto, diarrea, cefaleas, fiebre, dolores musculares... Todo debe certificarse en un informe que justifique el motivo por el cual se debe realizar la prueba. Sin embargo, se ha comprobado la existencia de casos en los que este trámite ha sido obviado.

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Los precios del test más sencillo oscilan entre 30 y 60 euros, mientras que el PCR cuesta entre 130 y 160 euros. En la mayoría de casos las tarifas son reguladas por las autoridades con el propósito de evitar situaciones abusivas. De hecho, se han detectado anuncios en internet de empresas que ofrecen sus servicios con facturas extraordinariamente elevadas o anormalmente reducidas.

Hostelería y comercio

Entre los clientes, además de los particulares, también se encuentran empresas que desean someter a sus trabajadores a los análisis antes de retomar la actividad laboral sin riesgos y algunas residencias de ancianos privadas que se autocostean los test para tener la certeza de cuántos de sus mayores han pasado la enfermedad. Con el comienzo del desconfinamiento también es habitual estos días que acudan a los laboratorios privados profesionales de la hostelería y comercio que quieren reabrir sus negocios con todas las medidas de seguridad.

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Todos estos centros sanitarios, como determina el actual marco normativo y los protocolos, están obligados a notificar a la autoridad sanitaria competente los casos de Covid-19 diagnosticados.

El empresario que pagó 100 test a una residencia

Los responsables de las clínicas y laboratorios privados reconocen cierta frustración por haber tenido que negar sus servicios a «gente que nos pedía ayuda y a la que no podíamos atender» porque no cumplían los requisitos, comenta Enrique Oquiñena, del laboratorio vitoriano adscrito al grupo SYNLAB.

Los mayores dramas los han presenciado a la hora de acudir a las residencias de ancianos. «A día de hoy pocas son, creo, las de Vitoria a las que no hayamos atendido. Es ahí donde hemos visto mayor cantidad de dramas y de héroes. Recuerdo especialmente a una médico con la cual estuvimos toda una mañana. De pronto me dijo si no me importaba terminar el trabajo con otra persona, porque su madre se había muerto por coronavirus hacía tres horas», relata.

Oquiñena también recuerda a un empresario que realizó test a sus trescientos trabajadores y que volvió a contactar con el laboratorio para pagar otras cien pruebas en una residencia cercana a su firma. «Lo único que me pidió fue discreción. Que nadie supiera nada», relata emocionado.

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