Un estudio constata que cada vez empieza antes la temporada de alergias al polen
El trabajo ha sido publicado en la la revista científica 'Frontiers in Allergy' y ofrece claves vitales para la comprensión de los patrones anuales de esta sustancia
e. c.
Sábado, 27 de febrero 2021, 09:00
¿Han empezado ya a picarle los ojos y a gotearle la nariz? ¿No para de estornudar y le pica la garganta? Si usted es alérgico al polen puede que ya esté empezando a sentir alguna de sus consecuencias y, efectivamente, cada vez le pasa antes. Así lo ha constatado un estudio recientemente publicado en la revista científica 'Frontiers in Allergy'. Y la culpa de todo esto residen en el omnipresente cambio climático.
Según este trabajo, a causa de este fenómeno, la temporada de polen empieza antes y dura más. Con las temperaturas más cálidas las plantas florecen antes, mientras que el aumento de los niveles de CO2 hace que produzcan más polen. La combinación perfecta para que de ahora en adelante, los pañuelos de papel sean su mejor aliado al salir... con mascarilla a la calle.
Los efectos del cambio climático en la estación del polen se han estudiado a fondo y, según algunos científicos, han aumentado hasta 20 días en los últimos 30 años, al menos en Estados Unidos y Canadá. Pero a menudo se pasa por alto un elemento importante: «El polen está destinado a volar. Hay que tener en cuenta los fenómenos de transporte«, explica la doctora Annette Menzel, profesora de Ecoclimatología de la Universidad Técnica de Múnich (Alemania), y una de las cabecillas de este estudio.
Su equipo de investigación estudió el desplazamiento de esta sustancia en la región alemana de Baviera para comprender mejor cómo ha cambiado la estación a lo largo del tiempo. «Tiene importantes implicaciones para la duración, el calendario y la gravedad de la estación polínica alergénica», afirma Ye Yuan, coautor de la investigación.
En su trabajo, Menzel y sus colegas utilizaron seis estaciones de control repartidas por la región para analizar los datos. Descubrieron que ciertos tipos, como el de los arbustos de avellano y los alisos, adelantaron el inicio de sus estaciones hasta 2 días al año entre 1987 y 2017. Otras especies, que tienden a florecer más tarde, como los abedules y los fresnos, lo hicieron en 0,5 días de media cada año, a lo largo del mismo periodo.
El polen puede viajar cientos de kilómetros y, con el cambio de los patrones climáticos y la alteración de la distribución de las especies, es posible que las personas estén expuestas a «nuevas» especies de polen, es decir, a polen que nuestros cuerpos no están acostumbrados a encontrar cada año. Aunque a veces puede ser difícil diferenciar entre el local y el transportado, los investigadores se centraron en los transportes previos a la temporada. Así, por ejemplo, si el de los abedules estaba presente en la estación de control, pero esos árboles locales no florecían hasta dentro de 10 días.
«Nos sorprendió que el transporte de polen antes de la floración es un fenómeno bastante común que se observa en dos tercios de los casos», señala Menzel. En cuanto a por qué es importante entender la cantidad que viene de lejos, Yuan dice que «especialmente en el caso del polen alergénico ligero, el transporte a larga distancia podría influir seriamente en la salud humana local».
Examinando otro elemento, además de la simple concentración de polen, los científicos pueden profundizar en cómo se ve afectada exactamente la estación polínica por el cambio climático. Por ejemplo, Menzel afirma que la temporada de polen puede ser incluso más larga de lo que se estima a partir de las observaciones de floración «teniendo en cuenta el transporte de polen, como se ha hecho en nuestro estudio actual». Aunque el estudio no ha hecho un seguimiento de la distancia a la que se transporta el polen, y solo ha diferenciado entre el transporte local y el de largo alcance (es decir, el polen que viene de fuera de Baviera), proporciona una clave crucial en la comprensión de los patrones anuales del polen.