«¿Qué meto en la maleta?, me preguntaba una amiga llorando»
Vascos residentes en La Palma relatan cómo se están viviendo estos angustiosos momentos de incertidumbre
alba peláez
Martes, 21 de septiembre 2021, 19:21
«Una amiga me llamó llorando contándome que tenía que irse de su casa porque se encontraba en una zona de riesgo, imagínate, ¿qué meto ... en la maleta? me preguntaba». Visiblemente emocionada, Maritxu Pérez, bilbaína de nacimiento, enfermera y residente en la zona este de La Palma desde hace más de cuarenta años, relata cómo están viviendo estos momentos de tensión sus amigos y compañeros de trabajo que habitan al sur de la isla. «No saben qué coger, están muy angustiados porque la lava puede devorar sus casas», cuenta Maritxu.
La alerta de evacuación ha llegado a muchos vecinos de la isla que han tenido que hacer las maletas deprisa y corriendo, metiendo lo indispensable, pero sabiendo que atrás quedarán muchos de sus recuerdos: «Es un auténtico drama, esa misma amiga me decía que lo primero que iba a coger era el álbum de fotos de su madre para no perder sus memorias», señalaba Pérez, «su situación psicológica, al igual que muchos afectados, es muy complicada porque esto es un auténtico desastre, te cambia la vida de un segundo a otro y tienes que hacer una maleta sabiendo que no vas a volver a tu casa».
En todos los años que lleva en La Palma, Pérez ha sufrido el devastador incendio de 2016 que arrasó casi el 7% de la superficie total de la isla. Pero nunca había visto algo tan impresionante como es el despertar de un volcán: «Las compañeras de trabajo que están en la zona más al sur viven con angustia cada rugido y cada temblor, no pueden dormir», afirma, «aquí también se oye, pero los temblores no se notan tanto».
Pérez también apunta a que la lava no solo está arrasando casas a su paso, sino también numerosos campos de cultivo: «Aquí hay mucha gente que se dedica a la agricultura y han visto cómo se quedaban sin sus plataneras, es una desgracia enorme, porque además de perder la casa pierden su trabajo», señalaba.
Volcados con los afectados
Esta bilbaína reconoce que tanto las actuaciones de los cuerpos de emergencias como la solidaridad de los vecinos, han sido «vitales» porque, «se han volcado con los afectados». Muchos de los evacuados han sido trasladados al este de la isla, donde vive Pérez: «Han habilitado un espacio para ellas y tanto Cruz Roja, como la Policía y la UME están haciendo una gran labor con los traslados y la atención. Los vecinos también están ofreciendo sus casas y todo lo que esté en su mano para ayudar».
Maritxu Pérez, como el resto de habitantes de La Palma, vive muy pendiente de las actualizaciones de información que ofrece el servicio de Emergencias. El comportamiento del volcán y de sus emisiones es lo que más preocupa entre los residentes: «Estamos pendientes de los cambios de viento, para saber hacia dónde se pueden esparcir las cenizas y nos están dando recomendaciones para prevenir la exposición a gases tóxicos», explica Pérez.
«Esto es un monstruo»
Más cerca del desastre natural se encuentra Eider Tejedor. Su vivienda está alojada en un edificio de Los Llanos, uno de los municipios más próximos a las lenguas de lava que caen desde Cumbre Vieja, aunque ella no vive en el centro y, a priori, no hay riesgo de que la lava llegue a su casa. «Estamos acostumbrados a tormentas tropicales, incluso a inundaciones, pero esto es un monstruo», asegura esta vecina de Hernani que lleva 16 años en La Palma.
No hay lava pero la erupción sí que se ha notado. «Todo el pueblo está cubierto de ceniza, nos preocupa cómo va a afectar a la respiración», comenta mientras sigue notando constantes temblores en su casa. «Anoche pasé mucho miedo, se movió todo, y hoy ha habido varios más suaves. Es angustioso, no sabes que hacer«, explica acongojada.
Lo que comenzó como una bella actuación de la naturaleza se está convirtiendo en una pesadilla en La Palma. «La lava lo está arrasando todo. Las casas importan, claro que sí, pero los cultivos y las plataneras están quedando arrasados. Tengo compañeros de trabajo que han tenido que ser evacuados de sus casas», relata emocionada Tejedor. «Es indescriptible si no lo ves desde aquí».
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