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La llaman «enfermedad silenciosa», «desconocida», «invisibilizada». Muchas de las mujeres que la padecen ignoran su existencia hasta el mismo día en que se la diagnostican. Si es que ese diagnóstico llega, porque sus síntomas suelen confundirse con el dolor menstrual intenso. «La endometriosis afecta al 10% de las mujeres en edad fértil y muchas de ellas no lo saben. Tenemos este hándicap, que es que llegamos muy tarde al diagnóstico, de ocho a doce años desde que empiezan a manifestarse los síntomas», explicó en la última sesión de los Encuentros con la Salud de EL CORREO el ginecólogo Santiago Díez Lázaro, jefe de la Unidad de Endometriosis del Hospital Universitario de Cruces. «El diagnóstico tardío es algo que tenemos que ir mejorando», insistió.
La endometriosis «es una enfermedad benigna, pero crónica e incurable, que afecta a mujeres jóvenes». Sucede cuando un tejido similar al revestimiento del útero se implanta de manera anormal fuera de éste, en la cavidad pélvica, dando lugar a lesiones, quistes y/o nódulos. Se manifiesta «como dolor pélvico, con reglas muy dolorosas, situaciones de infertilidad, dolor durante las relaciones sexuales y/o dolor en el vientre al defecar», Aunque también se dan casos asintomáticos.
La razón de que esta dolencia sea tan poco conocida es que «se ha normalizado el dolor de regla. Se ha asumido que la regla tiene que doler, cuando la regla no tiene que doler». Cuando ese dolor «se mantiene en el tiempo es más difícil de controlar. Puede generar una serie de problemas, porque esas lesiones que están en la pelvis provocan adherencias, inflamación y pueden dar lugar a una obstrucción de la vía urinaria o digestiva». De ahí la necesidad de acudir cuanto antes al ginecólogo ante la aparición de los síntomas, para realizar una adecuada valoración clínica.
El desconocimiento que caracteriza a esta patología alcanza a los mismos factores que la originan, que no acaban de ser definidos. «No se sabe la causa exacta, pero existen varias teorías, incluida la menstruación retrógrada –cuando la sangre menstrual fluye hacia atrás a través de las trompas de Falopio hacia la cavidad pélvica–, trastornos del sistema inmunológico, desequilibrios hormonales y factores genéticos».
La endometriosis no tiene cura, pero «con los distintos tratamientos intentamos controlarla y recuperar la calidad de vida. Es una carrera de obstáculos a largo plazo en la que cuanto antes se empiece a tratar a una mujer más posibilidades tendremos de controlar la enfermedad», insistió el ginecólogo. «El abordaje debe ser individualizado, en función de las necesidades de cada mujer», añadió.
Los tratamientos incluyen «opciones no farmacológicas, analgésicos, tratamientos hormonales y, como último recurso, el comodín que tenemos en el cajón, la cirugía, preferentemente por lamparoscopia. En ocasiones, es necesario recurrir a técnicas de reproducción asistida para conseguir un embarazo».
«Dado que la endometriosis puede afectar significativamente a la calidad de vida de una mujer, es importante buscar ayuda médica si se experimentan síntomas para obtener un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado», resumió Díez Lázaro.
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