Un nuevo informe resalta la peligrosidad de la presencia de mercurio en las latas de atún
Más de la mitad de los 148 productos analizados superaban los límites admitidos para el salmón o las anchoas, denuncian dos ONGs galas
Una investigación publicada este lunes por dos ONG francesas ha puesto de nuevo el foco en la elevada presencia de mercurio en las latas ... de atún. Tras analizar 148 de estas conservas en supermercados de España, Alemania, Inglaterra, Italia y la propia Francia, han encontrado el rastro de este peligroso químico en todos los productos estudiados. Además, en más de la mitad de ellos -el 57%-, las cantidades superaban los límites establecidos para otras especies. «Con una tolerancia demasiado laxa a los niveles de mercurio en el atún, los consumidores pueden estar expuestos a un riesgo importante para su salud. Exigimos que las autoridades públicas refuercen las regulaciones y, sin demora, que los distribuidores solo comercialicen productos por debajo del umbral más protector. Como último eslabón de la cadena, son responsables de los productos que ponen en sus lineales», insisten. Ambas organizaciones reclaman que se rebajen los niveles desde el miligramo por peso corporal admitido hoy al 0,3 aceptado para el salmón, la anchoa o la trucha.
De acuerdo al informe, titulado 'Veneno en el pescado. Crónica de un escándalo de salud pública', los niveles más elevados se encontraron en una conserva de la marca Petit Navire en un local de Carrefour de París, que arrojó unos niveles de 3,9 miligramos por kilo de atún. Le siguen tres latas de atún claro en aceite de oliva en supermercados de la misma distribuidora francesa situados en Valencia, con 2,50, 2,07 y 1,94 miligramos respectivamente. Las cifras más altas encontradas en Italia y Alemania son de 1,49 en un producto de la marca As do Mar en un Carrefour de Roma y de 1,24 en otro de la firma Riomare en la cadena Rewe en Munich.
Con todos estos datos en la mano, Bloom y Foodwatch -las dos ONGs detrás del trabajo- reclaman poner fin a lo que consideran un «escándalo que expone masivamente a cientos de millones de consumidores de atún, el pescado más consumido en Europa». De un lado, instan a las autoridades públicas a situar a reducir los límites permitidos de mercurio en esta especie - tanto en el caso del producto en fresco como el enlatado-, a los citados 0,3 miligramos por peso corporal ya mencionados. Consideran además que los Estados miembros deberían prohibir la comercialización si superan este baremo y evitar su consumo en los comedores escolares, guarderías, residencias de ancianos, maternidades y hospitales.
Por otro lado, instan a las diez principales cadenas de supermercados del continente -Carrefour, Intermarché y Leclerc en Francia; Carrefour, Mercadona y Lidl en España; Conad, Coop y Esselunga en Italia; Edeka, Rewe y Aldi en Alemania- a dejar de comercializar atún contaminado, prohibir su publicidad e informar a los consumidores sobre los riesgos de su ingesta por encima de los niveles seguros.
¿Cuánto atún se puede comer sin riesgo?
¿Cuáles son estos niveles seguros? Las autoridades europeas llevan años monitorizando la presencia de mercurio en el pescado. Según la última revisión de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés), que data de 2015 y confirmaba otro publicado el año anterior, se recomiendan entre 1 y 4 raciones de pescados y marisco a la semana. En España, Sanidad precisó en 2019 que las mujeres embarazadas, las que estén pensando en estarlo y los niños de hasta diez años no debían comer atún rojo, entre otras especies en las que se habían detectado una mayor presencia del químico.
El mercurio es un elemento químico que forma parte de la corteza terrestre y puede presentarse de tres formas: el metálico o elemental, que se encuentra principalmente en la atmósfera, donde puede permanecer hasta dos años; el inorgánico, que se halla normalmente en el suelo, y el orgánico, presente en el agua como dimetilmercurio o como metilmercurio. Este último es el más preocupante desde el punto de vista de la salud, ya que está más presente en la cadena alimentaria, según advierte el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030. Y es especialmente dañino para los fetos, niños pequeños y mujeres embarazadas y lactantes. Cuando una mujer ingiere productos con metilmercurio, este es capaz de atravesar la placenta y la barrera hematoencefálica -una defensa del cerebro para defenderse de posibles enemigos- y afectar al sistema nervioso en desarrollo. También influye en la ganancia de peso, la movilidad y puede afectar a la audición.
Los peligros del mercurio se conocen desde que en 1968 se detectó su presencia en la bahía japonesa de Minamata. Allí, una fábrica química había estado arrojando residuos con niveles altos de metilmercurio desde 1932 que fueron ingeridos por los peces y mariscos, y de estos pasaron a la población. 50.000 personas fueron afectadas y se registraron hasta 2.000 casos de una dolencia neurológica bautizada desde entonces como enfermedad de Minamata. Algunos de sus síntomas son ataxia -descontrol de los movimientos del cuerpo-, deterioro de los sentidos, dificultad en el habla e insomnio. En los casos más graves puede ser mortal. En nuestro país, uno de los casos más conocidos de intoxicación por mercurio es el del presentador Jorge Fernández.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión