Dudas sobre vacunar a los adolescentes

Europa entera se ha puesto en marcha con la vacunación de la chavalería, una vez que la semana pasada la Agencia Europea del Medicamento, la EMA, amplió la autorización del uso del preparado de Pfizer/BioNTech al grupo de los menores de 12 a 15 años. La posición más cautelosa, en línea con la defendida por la Asociación Española de Vacunología, es la de Países Bajos. Solo se plantean pinchar a los más jóvenes si se necesita hacerlo para llegar a la inmunidad de grupo.

Otros países -Italia, por ejemplo- abrieron ayer el plazo para reservar fecha para su inmunización, aún sin calendario definido. La más adelantada en este aspecto en España es la comunidad canaria, que ya ha comenzado a citar a los menores de 30; lógicamente, solo hasta los 16 años. Euskadi aún no ha definido su criterio, a la espera de lo que se decida en la Comisión Interterritorial de Sanidad, según reconoció el martes la consejera Gotzone Sagardui.

La premura por inmunizar a los más jóvenes se justifica por la necesidad de cortar la transmisión del virus en uno de los grupos de población más contagiadores. Otras voces han visto en la decisión europea el impulso de evitar que la vacunación de los adolescentes, si se deja para el final, coincida con el mes de agosto. Lo que los gobiernos de la UE querrían impedir es arrojar más madera al incendio causado por el coronavirus en la economía comunitaria poniendo complicaciones a las vacaciones familiares.

«Es más importante la vacunación que las vacaciones», contesta tajante el epidemiólogo Daniel López-Acuña, exdirector de Acción Sanitaria de la Organización Mundial de la Salud. El criterio que, a su juicio, debe imperar es el que desde un principio ha guiado la estrategia de vacunación europea: «Proteger en primer lugar a las personas que tienen más riesgo de enfermar y de morir, que son las de mayor edad».

En ningún caso, defiende por ello, debe adelantarse la vacunación de los adolescentes, máxime cuando ni siquiera el grupo de población de 70 a 80 años ha recibido la pauta completa; es decir, sus dos dosis. «Lo lógico con los adolescentes sería aprovechar los planes autonómicos de vacunación escolar para inmunizarles a todos en septiembre, con el comienzo del curso», concluye.

En la misma línea se han manifestado con anterioridad expertos como el inmunólogo José Alcamí, del Instituto de Salud Carlos III. «Con la vuelta a clase, habrá una gran campaña de inmunización, que nos permitirá pensar en unas navidades más parecidas a las de siempre», argumenta. El virólogo Raúl Ortiz de Lejarazu, jefe de Microbiología e Inmunología del hospital de Valladolid, recuerda la importancia de vacunar no solo a los adolescentes, sino en un futuro también a los niños. Unos con otros conforman un grupo de población de nueve millones de personas.

La ministra de Sanidad, Carolina Darias, se pronunció ayer por primera vez sobre la cuestión. Dijo ser partidaria de comenzar a inmunizar a los más jóvenes «en las semanas previas al comienzo del curso». De momento, por tanto, nada definitivo.

La Asociación Española de Vacunología recuerda, sin embargo, que la pandemia nació en China, pero necesitó poco tiempo para extenderse por el mundo. Su presidente, el canario Amós García, defiende la necesidad de paralizar la vacunación de los países más avanzados cuando se cubra al 70% de la población para, a partir de ese momento, extenderla a los más empobrecidos. «No se trata de justicia social, sino de afrontar el impacto epidemiológico de la crisis. ¿Es lógico vacunar a población con un perfil de riesgo bajo y dejar que el virus campe a sus anchas en países con difícil acceso a las vacunas?», se pregunta el experto. «Esto es una pandemia, no un problema de Canarias o de Euskadi», se responde.