El director de Salud Pública del Gobierno vasco defiende su trabajo sin aclarar quién lleva la gestión de la crisis

El director de Salud Pública y Adicciones, Juan José Aurrekoetxea, compareció este jueves por primera vez desde el estallido de la pandemia, acompañado por la consejera Nekane Murga, con el fin de defender el trabajo que desarrolla junto a su equipo del Departamento vasco de salud. En su intervención, sin embargo, ninguno de los dos, ni Murga ni Aurrekoetxea, se refirieron a las razones por las que el Gobierno vasco ha apartado al grupo de Salud Pública de la gestión de la crisis sanitaria.

El equipo de Aurrekoetxea, según desveló este jueves EL CORREO, no es quien elabora ni entrega al Ministerio de Sanidad los informes diarios sobre la evolución de la pandemia, como ha ocurrido en crisis anteriores y se hace en todas las consejerías de España. En Euskadi, los datos que a diario se ofrecen sobre la evolución de la enfermedad los trabaja un asesor que depende directamente de la viceconsejería de Salud, que dirige Iñaki Berraondo. El desplazamiento del grupo de Salud Pública se suma al del Consejo Asesor de Enfermedades Infecciosas de Euskadi, un panel de 16 expertos que dejó de interesar al Departamento después de tres años de funcionamiento y una primera reunión sobre el coronavirus el 24 de enero.

En una intervención que consistió en la lectura de un comunicado, el responsable de Salud Pública expresó su «dolor y malestar porque se está poniendo en cuestión mi profesionalidad y la de mi equipo». «La dirección de Salud Pública y Adicciones -subrayó Aurrekoetxea - está volcada en frenar la transmisión de la enfermedad, en permanente contacto con la consejera y todo el Departamento» que, según declaró, «no ha prescindido de nosotros».

Tampoco Murga aportó explicaciones sobre la autoría de los informes de la pandemia. La consejera manifestó su apoyo al director de Salud Pública y calificó de «afirmaciones rastreras» algunas cuestiones descritas en la información de EL CORREO sobre el papel de Aurrekoetxea, quien había participado en la comparecencia más delicada en la crisis del vertedero de Zaldibar, cuando se decretó la alerta sanitaria. Ese día, estableció una comparación entre la contaminación del aire y el intento de asesinato con dioxinas de un expresidente ucraniano por parte de espías rusos. La explicación disgustó al viceconsejero Berraondo, que le acompañaba. Desde entonces el director de Salud Pública no había sido invitado a aparecer ante los medios de comunicación. Hasta este jueves.