«Es curioso; cuanto más antidepresivo se receta es cuando más gente se quita la vida»
«Hay que trabajar con los adolescentes, sin olvidar que el 25%de los casos se dan en mayores de 60 años» asegura el médico, experto en prevención del suicidio
Agustín Salazar García es un médico bilbaíno de Atención Primaria que, casi a las puertas de la jubilación, decidió formarse en atención al suicidio. Retirado como facultativo, en la actualidad colabora con el colectivo de autoayuda Biziraun, formado por personas que vieron cómo su vida cambiaba de forma radical el día en que un ser querido decidió quitarse la suya.
–¿Por qué quiso dedicarse a la prevención del suicidio?
–Participé en una formación organizada por Osakidetza, que me enganchó. Me pareció una realidad trágica, muy interesante, no bien atendida. Me acerqué a Biziraun y cuando me jubilé, decidí volcarme en ello.
–¿Había atendido algún caso?
–Después de aquel curso, llegaron a mi consulta dos o tres personas solicitando ayuda. Hay una asignatura pendiente con la formación en este tema entre los médicos de familia.
–¿Qué le contaron aquellos pacientes, si no es indiscrección?
– Uno era un inmigrante desesperado porque no tenía trabajo y, por ello, tampoco dinero para mandar a su familia. No tenía ganas de vivir porque se sentía incapaz de cumplir con las funciones que le habían tocado en la vida. Otros casos tuvieron que ver con conflictos de pareja y de tipo conyugal.
– ¿Por qué se mata la gente?
– La gente se suicida no porque quiera morir, sino porque quiere dejar de sufrir. Ven la muerte como la única salida a sus problemas y escogen la puerta equivocada.
Falta ayuda psicológica
–Y no son solo enfermos psiquiátricos.
–El factor social pesa cada vez más frente a la enfermedad mental. Pérdidas, separaciones, situaciones de ruina económica...
–El siglo XXI, de pandemias y crisis, ¿es el caldo de cultivo ideal para el suicidio?
–El suicidio, sea en pacientes con enfermedades mentales o sin ellas, es el fracaso de la sociedad. Supone un fracaso social muy importante, que nos debería hacer pensar por qué cada vez afecta más. Resulta paradójico la cantidad de antidepresivos que recetan los psiquiatras, que crece de forma exponencial, y que los suicidios, en lugar de bajar, crezcan. No basta con pastillas. La parte psicológica es más importante y está más olvidada que la farmacológica.
–Lo que no logró la crisis de 2008 lo ha logrado un microbio
–El covid generó mucho aislamiento y mucho miedo social, dos factores fundamentales en el riesgo de suicidio.
–¿Puede prevenirse?
–¡Por supuesto! No evitaremos el 100%, pero sí la mayoría. Hay que trabajar el ámbito educativo, formar a los médicos, agilizar el sistema sanitario.
Qué pude haber hecho
–¿Cómo es posible el suicidio siendo legal la eutanasia?
–El suicidio de un niño es un drama ampliamente divulgado por los medios de comunicación, pero un 25% de los casos se da en mayores de 60 años. Hay que trabajar con los adolescentes, a quienes les puede la impulsividad;pero también con las personas mayores que sufren de soledad y enfermedades muy limitantes.
–¿Qué le cuentan los familiares de las víctimas?
–Los grupos de ayuda mutua desencadenan emociones muy intensas. El recuerdo de una fecha concreta genera en las familias reacciones emocionales tremendas. En sus mentes siempre rondan dos preguntas de una forma terrible. Por qué lo hizo y qué pude haber hecho para evitarlo.
–¿Y usted qué les dice?
–Nadie es responsable de algo así y, por desgracia, no siempre hay señales de alarma que nos permitan detectarlo a tiempo.
–Si estuviera yo en la cornisa y usted en la ventana...
–Iría donde usted con las manos abiertas, intentando ganar tiempo. Jamás se me ocurriría hablarle de su buen empleo o sus hijos maravillosos. o que no creo que sea capaz de algo así, porque sé que en ese momento es usted preso de su impulsividad. Sin banalidades, le diría simplemente que sólo le quiero ayudar.
