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Los casos de asma crecen y los especialistas médicos están convencidos de que el volumen de pacientes sin tratar es, como mínimo, otros tantos como ... los que están en terapia. Las circunstancias que explican este auge son diversas. Existe desde hace años una mayor concienciación médica y, en consecuencia, una mejor detección de la enfermedad, aunque también en su auge también influyen el impacto del tabaco –que a pesar de las campañas sigue siendo muy importante– la predisposición genética y la falta de lactancia materna. El principal motivo que los expertos consideran que esta detrás de esta explosión de casos es, sin embargo, otro: la contaminación del aire, según ha explicado la especialista Milagros Iriberri, jefa de servicio de Neumología del Hospital Universitario de Cruces en el foro Encuentros con la Salud de ELCORREO, celebrado este miércoles pasado.
Uno de cada diez niños y adolescentes hasta los 14 años y el 5% de los adultos está ya en tratamiento médico contra el asma.La tendencia de la patología es al alza. Ahora que la industria pesada ha dado paso a una economía basada en los servicios, los pulmones de la población, especialmente de los chavales se ven mucho más dañados por la acción de los motores diesel. Infinidad de estudios de las últimas décadas han coincidido al demostrar que la población residente en municipios con mucho tráfico respira peor que los que viven en zonas rurales.
El asma, según detalló la neumóloga, es a pesar de todas estas circunstancias «un tema de concienciación». En la actualidad existen para su control tratamientos muy potentes, «fundamentalmente inhalados, a base de corticoides», que funcionan muy bien, y también otros, biológicos, de última generación, que permiten a los pacientes vivir libres de crisis asmáticas. El problema que, con demasiada frecuencia, se plantea es que brindan a los afectados tal calidad de vida que se olvidan de que la suya es una enfermedad crónica y tienden a abandonar la medicación. «El pronóstico es bueno hasta en un 90% de los caso si el paciente es adherente a la terapia y no se olvida de que ésta es una enfermedad como la hipertensión, para toda la vida. Eso –añadió la experta– implica tratamiento permanente, que no se puede dejar».
Abandonar la medicación conlleva un doble riesgo. El paciente no sólo se expone a sufrir más exacerbaciones y en consecuencia más inflamación y más crisis asmáticas, sino que puede provocarse, además, una obstrucción pulmonar mayor de la que tenía originalmente, incluso un «daño irreversible». «El objetivo de la terapia es que el paciente disfrute de la mejor calidad de vida, que su función pulmonar sea lo más normal posible y que no tenga síntomas que le lleven a ingresar en Urgencias», precisó Iriberri.
Las llamadas vacunas contra el asma no se han mostrado, sin embargo, tan eficaces como podía suponerse. «Son tratamientos largos, de tres a cinco años, que funcionan en pocos pacientes y que no están del todo legislados por las agencias del medicamento», advirtió. «No las utilizamos», zanjó el asunto.
España contabiliza 2,5 millones de asmáticos en terapia. La mayoría de los afectados por esta enfermedad de los bronquios, en torno al 90%, padece además otras enfermedades añadidas (los médicos las llaman comorbilidades), que complican su pronóstico, como rinitis o apnea del sueño. «Por eso, tan necesaria como la vigilancia médica es el autocontrol del paciente», subrayó la especialista Milagros Iriberri.
Encuentros con la Salud de EL CORREO es una iniciativa para la divulgación de la ciencia y la prevención de las enfermedades. Cuenta con la asesoría científica de la Real Academia de Medicina del País Vasco y el apoyo de la agencia de comunicación Docor, especializada en salud.
Aunque parezca contradictorio, la práctica de ejercicio no está reñida con una enfermedad que se manifiesta con tos ante la actividad física, opresión torácica por falta de aire y pitidos en el pecho. Grandes deportistas como el ciclista Miguel Induráin, ganador del Tour de Francia en cinco ocasiones; el futbolista David Beckham o el baloncestista Dennis Rodman se han convertido en campeones a pesar de sus dificultades para respirar.
El ejercicio, bien hecho, mejora incluso la función respiratoria, un argumento más para que los asmáticos no lo abandonen, según advierte la jefa de Neumología de Cruces, Milagros Iriberri. «Hay deportes que desencadenan más asma, como la natación o esquiar».Las bajas temperaturas y el aire seco obligan a los pulmones a trabajar en peores condiciones. «El uso del broncodilatador quince minutos antes del entrenamiento permite superar la prueba y mantenerse en forma sin complicaciones».
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