Los consejos de una nutricionista para combatir la inflamación y perder peso
La nutricionista Sandra Moñino hablará de las formas de combatirla, de retrasar el envejecimiento y perder peso en el Aula de EL CORREO
La inflamación se padece, aunque a menudo no la vemos. Esa invisibilidad dificulta que la víctima e incluso el sistema de salud sean conscientes de su existencia. «Su variante crónica es sufrida por la mayoría de la población», asegura la nutricionista Sandra Moñino. No se trata de una situación inocua porque, con frecuencia, constituye la antesala de una enfermedad con el mismo carácter permanente. La especialista hablará del problema en un nuevo encuentro que tendrá lugar este miércoles en el Salón El Carmen de Bilbao a partir de las 19.30 y que cuenta con el apoyo de BBK. La dietista repetirá su disertación el jueves desde las 19.00 horas, en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa de Vitoria. Ambas conferencias, organizadas gracias a la colaboración de la Fundación Vocento y la editorial HarperCollins, inician un nuevo ciclo de charlas del Aula de EL CORREO.
El fenómeno no está producido por un agente exterior, sino que lo genera nuestro sistema inmune como respuesta a una presunta agresión. La acumulación celular pretende contrarrestar el problema detectado en el organismo y, si se consolida, corremos el riesgo de sufrir patologías más graves. «Los frecuentes dolores de cabeza, las infecciones de orina recurrentes, las alteraciones en la piel o la depresión asintomática son algunos de sus síntomas característicos», aduce y señala que el siguiente paso puede ser la colitis ulcerosa, la artritis reumatoide u otros males digestivos.
Nuestros hábitos alimenticios se hallan en la base de este trastorno. Moñino aboga por reducir aquellos ricos en azúcar y edulcorantes que alteran la microbiota, las grasas hidrogenadas o las harinas refinadas, presentes en panes y bizcochos. «La disminución de en torno al 80% supone una mejoría muy grande», indica. Y nos aconseja alejarnos de los productos ultraprocesados, generalmente elaborados con aceite de baja calidad. Entre otros elementos proinflamatorios, la especialista menciona la bollería industrial, las bebidas carbonatadas y alcohólicas y la comida 'fast food' rica en grasas hidrogenadas.
Las frutas, las grasas saludables, las hortalizas, pescado y huevos se hallan entre las alternativas con la que combatir la inflamación. Los zumos no aparecen esa relación. «Exprimes el jugo y dejas la matriz de la fruta que permite asimilar el azúcar, lo que supone picos de glucosa en sangre», advierte. Recomienda decantarse por el agua como bebida habitual aunque es consciente de que suscita cierto rechazo. «Hay gente que la rechaza porque estamos muy expuestos a sabores intensos».
La nutricionista ha publicado 'Adiós a la inflamación', un libro en el que ofrece maneras de combatir tanto esta circunstancia como las enfermedades posteriores y el envejecimiento ocasionado. Las dietas restrictivas no son adecuadas según su experiencia. «No podemos restringir alimentos necesarios porque provocaremos un déficit», apunta. «Perderemos peso, pero, luego, comeremos con ansiedad provocando el efecto rebote, con sus negativas consecuencias para el peso y la salud». Ella aconseja acudir a un nutricionista para confeccionar unas pautas que tengan en cuenta el físico y los hábitos del paciente.
Pero la salud no se cocina únicamente. Encontrarse bien depende, además, de factores como dedicar las suficientes horas al descanso y cuidar la actividad física. «No es sólo hacer deporte», indica y señala la necesidad de estar activo a lo largo del día. «Por ejemplo haciendo sentadillas con cierta periodicidad cada cierto tiempo». Tampoco resulta conveniente un modo de vida que transcurre en espacios interiores. «Tenemos que estar expuestos al medio ambiente, salir a caminar a la calle», sugiere. «Es esencial que nos dé el sol y respirar aire puro».