China ocultó durante dos semanas la gravedad del brote de coronavirus

Dos semanas antes de que el 20 de enero Xi Jinping, el presidente chino, reconociera públicamente la existencia de una enfermedad que «debe tomarse en serio», ya sospechaba de la gravedad del brote del coronavirus Covid-19. El día 7 de ese mes ordenó a las autoridades de la ciudad de Wuhan, el foco de la epidemia, «impedir y controlar» el avance de esta neumonía. Los medios oficiales del gigante asiático han recogido este fin de semana un discurso que Xi ofreció el 4 de febrero ante el Politburó, el máximo órgano del Partido Comunista, en el que reconocía haber hecho esos «requerimientos».

En ese momento, el coronavirus solo había sido identificado públicamente como una «neumonía» de la que se habían registrado 59 casos, 7 de ellos graves, y que había obligado a poner en cuarentena a 121 personas. La prensa china recoge las palabras que dirigió Xi al resto de responsables del partido en un momento marcado por las críticas a la gestión de la crisis, a las que han respondido con ceses y castigos a funcionarios y cargos a los que acusan de lentitud en la respuesta a la epidemia. A pesar de la orden del presidente, las autoridades de Wuhan organizaron el 18 de enero un banquete multitudinario, para «40.000 familias», dirigido a dar una sensación de tranquilidad. El Gobierno de Xi considera que esa «negligencia» facilitó la propagación del virus.

A lo largo de esta semana, han hecho público el cese tanto de Zhang Jin, jefe del Partido Comunista en la Comisión de Salud a nivel provincial, como del director de ese órgano, Liu Yingzi. Asimismo, han sido «penalizados» 337 funcionarios de la región –seis de ellos despedidos– por «incumplimiento del deber» y varios cargos de Cruz Roja.

De acuerdo al último balance, hecho público ayer por las autoridades sanitarias chinas, esta neumonía viral ha provocado en el país la muerte de 142 personas en las últimas 24 horas, con lo que la cifra oficial de fallecidos asciende a 1.665, la mayoría en la provincia de Hubei, donde 56 millones de personas están aisladas desde el 23 de febrero.

Aunque esa cuarentena no ha impedido que más de 68.000 personas hayan sido infectadas en China desde el inicio de la crisis y que se hayan confirmado cerca de 600 casos de contagio en una treintena de países. El viernes, de hecho, se produjo en Francia la «primera muerte fuera de Asia», la de un turista chino de 80 años hospitalizado desde el 30 de enero.