«Muchos chicos atendidos en Urgencias psiquiátricas vienen por ideas suicidas»
«La mayoría no piensa realmente en morirse, es una llamada de atención al mundo de los adultos y una petición de ayuda»
Fernando González Serrano es el jefe de los servios de atención al Niño y al Adolescente en la Red de Salud Mental de Bizkaia, un ... territorio con cerca de 180.000 menores de edad, de los que 10.210 fueron pacientes de esta red el pasado año y 3.932 recibieron tratamiento específico por primera vez. González enfatiza que los adolescentes vizcaínos, en su gran mayoría, «gozan de una buena salud mental» y que la situación «no es de alarma». Pero reconoce que los servicios psiquiátricos están «un poco desbordados» por algunas patologías. Les preocupa el aumento específico de adolescentes con trastornos de la conducta alimentaria y con ideas suicidas.
- ¿Cómo está la cabeza de los niños y adolescentes vizcaínos?
- La gran mayoría está bien, aunque en los últimos años ha aumentado el número de pacientes a los que atendemos y eso nos preocupa.
- Ustedes han pasado de tratar a 7.916 chavales en 2019 a 10.210 el pasado año, un 29% más. ¿A qué se debe?
- El incremento de pacientes es algo que se da desde 2010, pero durante los últimos tres o cuatro años, con la pandemia, ha sido exponencial y ha afectado de manera muy desigual a las diferentes franjas de edad. Se da sobre todo en la adolescencia temprana, entre los 13 y los 15 años, y sobre todo en chicas.
- ¿Con qué patologías les llegan?
- Lo que más vemos son problemas de ansiedad o de depresión, sin tener ni la intensidad ni la persistencia para ser diagnosticadas como un trastorno mental. Son expresiones de malestar y de un problema para hacer frente a las exigencias de la vida. Esto es bueno, porque no son patologías estructuradas y son más fáciles de tratar.
- ¿Cuántos de los 10.210 pacientes menores de edad que tratan en la Red de Salud Mental en Bizkaia tienen cuadros graves?
- Sobre una cuarta parte. A muchos de ellos los atendemos en los hospitales de día. Por lo general no percibimos un aumento de las patologías severas, como pueden ser los trastornos psicóticos o los afectivos severos, salvo en dos grupos específicos que nos preocupan más: los trastornos de alimentación y la proliferación de ideas suicidas.
«Si no se ejerce un control sobre las redes sociales los que lo pagan son los jóvenes»
- ¿Ahora hay más chavales que piensan en quitarse la vida?
- Ha aumentado mucho en los adolescentes más jóvenes, de 13 o 15 años. Su sintomatología nos recuerda un poco a la desesperanza y la depresión. Afortunadamente cuando estamos con ellos vemos que no va unido a un trastorno mental grave ni de la personalidad. La mayoría no piensa realmente en morirse de una manera convencida y planificada. Lo único que quieren es quitarse el malestar y el sufrimiento que viven y lo manifiestan así. Es una llamada de atención al mundo adulto, una petición de ayuda frente a algo que no pueden gestionar. Por fortuna las cifras de suicidio en menores se mantienen estables, con dos al año en Euskadi en los últimos ejercicios. Lo que sí genera ese aumento de las ideas suicidas en los adolescentes es que las Urgencias se vean un poco desbordadas.
- El pasado año Osakidetza trató 387 urgencias psiquiátricas en menores de edad en Bizkaia, un 62% más que en 2019. ¿Cuántas fueron por ideas suicidas?
- Muchas, un porcentaje alto, pero es difícil de cuantificar si llega a la mitad o es algo menos. Desde las Urgencias nos remiten a estos chicos y chicas a los centros de salud mental y les citamos en un margen de 72 horas. Solo ingresan si han ingerido medicamentos y es necesario un lavado de estómago, presentan lesiones físicas o por una reiteración de tentativas. La evolución suele ser buena, sobre todo si contamos con el apoyo de sus familias.
- También se ha referido antes a que les preocupa el aumento de los trastornos de la alimentación.
- Se da sobre todo en chicas de 12 a 15 años. Son pacientes que, a menudo, precisan ser hospitalizadas. En cifras totales los casos graves no son muchos, pero sí es cierto que han aumentado bastante.
«Vemos muchos casos de ansiedad y depresión sin la intensidad de un trastorno»
- Familiares y asociaciones como Acabe piden la creación de un centro específico en Euskadi para tratar estos trastornos.
- Con este tema existen opiniones contrapuestas. Hay quien defiende que se las tiene que atender con hospitalización, pero dentro de una unidad general de adolescentes para no estigmatizar la problemática. Otros colegas apuestas por unidades específicas, que son mucho más costosas. Hay adolescentes que en una unidad general, bien atendida y con un seguimiento tras la hospitalización, evolucionan bien. Eso sí lo tenemos. Pero es verdad que los casos más graves presentan malas evoluciones y son refractarios, sufren varias hospitalizaciones… No es un debate que tengamos claro.
- ¿Son más vulnerables ahora los adolescentes?
- Las bases de la salud mental de una persona se construyen en sus tres primeros años de vida. Actualmente los cuidados a los niños pequeños, que es donde los padres deberíamos dedicar mucho tiempo de calidad, ha cambiado y los críos son más frágiles. A esto se suma que viven bajo unos imperativos de éxito personal, de tener el mejor cuerpo y ropa fomentado por las redes.
- ¿A qué atribuyen los psiquiatras este aumento generalizado de pacientes, que se ha agudizado con la pandemia?
- Nos parece que tiene que ver con algo que está pasando en la sociedad, no se debe solo a la aparición de un virus concreto, porque ya venía de antes, aunque se ha agudizado. Lo más fácil es pensar que las familias ya no cumplen su papel de ordenación de la vida de los adolescentes, pero no es tan sencillo. Porque no solo han cambiado las familias. Se habla también de la influencia de las redes sociales, que creemos que es un campo sobre el que se debe ejercer un cierto control como se hace con el juego o el alcohol, porque si no se hace los que pagan esta falta de control son los más jóvenes.
- ¿Hay algún otro motivo?
- Lo que ha aumentado es el número global de pacientes, no tanto el de nuevos casos, que rondan los 3.900. Esto se debe, en parte, a que las consultas ahora son más complicadas. Hay más demanda de atención y es más difícil darles el alta. Las familias y los centros escolares ponen más énfasis en esa atención, en las expectativas de bienestar, por lo que les atendemos durante más tiempo y con más agentes.
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«Tengo la sensación de que estamos desbordados»
- ¿Cómo llega un niño a ponerse en manos de un psiquiatra?
- Cada vez nos llegan niños más pequeños, en parte porque hay una mayor vigilancia en la escuela y por parte de las familias y los pediatras. En más de la mitad de las ocasiones son los centros escolares los que dan ese primer paso hacia el sistema sanitario, ya sea por una cuestión relacionada con los conocimientos o con los comportamientos. Otra parte importante llega a través de sus progenitores. Son los padres los que piden su evaluación.
- ¿Deben jugar los colegios un papel más activo en el cuidado de la salud mental?
- Los centros se replantean cada vez más la importancia de las cuestiones relacionadas con la convivencia, el bullying... También el suicidio. Es una buena estrategia para cuidar la salud mental, porque los niños pasan muchas horas en el medio escolar.
- ¿Hay falta de medios para atender este aumento de pacientes?
- En los diez últimos años han aumentado los recursos profesionales, pero no en la misma medida que las demandas de atención infantil. Y eso que en Bizkaia somos unos privilegiados, porque tenemos bastantes recursos y no es necesario aumentarlos mucho más. Como servicio público tenemos que atender a toda la población y, por tanto, distribuir el tiempo entre más pacientes. Nos apoyamos más en las familias, en los servicios sociales, en los educativos... Sí habría que reforzar la Atención Primaria, que es la que más lo necesita, y que estos profesionales puedan atender aspectos relacionados con problemas de la cotidianidad y que no son patologías de salud mental. Que hagan de filtro.
- ¿Cómo se frena el aumento de casos?
- Los profesionales que trabajamos en salud mental estamos muy preocupados. Sentimos que estamos desbordados y que, en ocasiones, estamos haciendo mal nuestro trabajo porque no llegamos. Quizá no tenemos medios para atender a algunos de esos problemas y tienen que ser otras instituciones las que los aborden. Un ejemplo es el medio escolar. Se deben realizar una serie de cambios para algunas problemáticas que surgen allí se pueden resolver en el mismo lugar. No hay por qué mandar a esos chavales inevitablemente al psiquiatra o al psicólogo. Lo que queremos transmitir a la sociedad es que la salud mental la cuidamos entre todos.
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