
Prevención cáncer de cuello de útero
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Prevención cáncer de cuello de útero
Dejar de fumar y utilizar el preservativo protege frente al cáncer de cuello de úteroDejar de fumar y utilizar el preservativo en las relaciones sexuales constituyen dos de las tres mejores formas de protegerse frente al virus del papiloma humano, causante de diversos cánceres, entre ellos el de cuello de útero, por su impacto el más preocupante. Si se es mujer, hay una tercera medida: los programas de cribado de Osakidetza. «El diagnóstico precoz nos permite detectar a tiempo una infección o un tumor naciente y actuar en consecuencia», explicó en la apertura del curso de Encuentros con la Salud de EL CORREO el ginecólogo José Quílez Conde, médico adjunto del servicio de Ginecología y Obstetricia del hospital de Basurto y vocal de la Asociación Española de Patología Cervical.
Suele hablarse del virus del papiloma humano, cuando en realidad no se trata de un único microbio, sino más de 200, que están directamente relacionados con diversos cánceres: de ano, vulva, vagina, boca y pene. Pero el que más preocupa de todos ellos, por su impacto, es el de cuello de útero, que según la Sociedad Española de Oncología Médica ocupa la posición quince entre las neoplasias más frecuentes con 1.957 casos en 2020. «Hace 16 años, cuando comenzaron los programas de vacunación de las niñas frente a este virus, el cáncer de cérvix era el octavo más común entre las mujeres. Las campañas de inmunización y los programas de detección precoz puestos en marcha con posterioridad han mejorado la situación».
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó en noviembre de 2020 una estrategia global contra el cáncer de cuello uterino: 'estrategia 90-70-90', que pretende que en unos años el 90% de las niñas del mundo estén vacunadas, el 70% revisadas antes de los 35 años y después de los 45 con una prueba de precisión y que el 90% de las que presenten lesiones de alto riesgo o cáncer puedan ser diagnosticadas y tratadas a tiempo.
Desde el punto de vista institucional, la principal herramienta para conseguir este objetivo son los programas de cribado poblacional, junto con los de vacunación, que ahora se ha extendido a los niños, no sólo a las crías. En Euskadi, el plan para la detección precoz se dirige a mujeres de 25 a 65 años, que son llamadas para verificar si están infectadas o si han desarrollado un tumor, aunque sea de forma incipiente. A las más jóvenes se les somete a una citología y, a partir de los 35, a una prueba para la detección del virus del papiloma.
Además de comprobar si todo es normal, las participantes reciben consejo sanitario. Porque hay dos medidas que permiten protegerse frente a los virus del papiloma y que dependen de una misma. La primera es dejar de fumar y la otra, el uso del preservativo, especialmente cuando no se tiene una pareja estable.
El tabaco se elimina por la orina y su consumo favorece la aparición en el organismo de un metabolito llamado cotinina, que es una sustancia química que se genera después de haber estado expuesto a la nicotina. Tiene como efecto secundario que «altera mucho» el sistema inmune. Los virus del papiloma humano se transmiten, además, por vía sexual y el preservativo protege de estas infecciones en un porcentaje alto, aunque no al 100% -la inmunidad es capaz de combatir el 80% o 90% de ellas en el plazo de uno o dos años, pero tabaco y relaciones sexuales sin preservativo contribuyen a lo contrario-.
Por otro lado, el único cáncer que puede prevenirse con una vacuna es el de cérvix y esta protege al 90% si no se ha comenzado a tener relaciones coitales -las relaciones rebajan el efecto hasta el 50% o el 60%-. Además de las mujeres, ¿deberían vacunarse los hombres? «No sería mala idea porque actúan, sobre todo, como transmisores de la infección», sostiene el doctor Quílez. ¿Cuál es el problema? El servicio público de salud no cubre las vacunas de los adultos. Cada una de las dos dosis necesarias cuestan en farmacia entre 120 y 175 euros.
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