Borrar
Eider con sus hijas Irune e Iradi (de espaldas) en la playa de Laga, un lugar muy especial para ellas. maika salguero

«Cuando mi hija ingresó era todo huesos y unas amigas le decían qué guapa estaba»

Familiares y afectados por trastornos de la conducta alimentaria relatan el «calvario» que supone sufrir y convivir con esta enfermedad

Lunes, 4 de julio 2022, 00:38

Comenta

Tras las navidades de 2021 Iradi decidió que quería adelgazar. Tenía 15 años. Redujo su consumo de carne. Luego hizo lo mismo con el de ... verduras. Hasta llegar al extremo de solo comer un pedazo de fruta en toda la semana. Lo que empezó como una forma de perder peso se convirtió en un problema que puso en riesgo su vida. Acabó hospitalizada en la unidad de psiquiatría infanto-juvenil de Basurto porque los médicos temían por su vida. «Cuando ingresó era todo huesos. Mide 1,60 y pesaba menos de 40 kilos. La talla 32 le quedaba grande y aún así había compañeras de clase que le decían qué guapa estaba», recuerda su madre Eider Gorostidi, aún perpleja por la reacción aquellos días de algunas amigas de su hija.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo «Cuando mi hija ingresó era todo huesos y unas amigas le decían qué guapa estaba»

«Cuando mi hija ingresó era todo huesos y unas amigas le decían qué guapa estaba»