Qué es el 'boca-mano-pie', el virus que se contagia entre niños: síntomas, cómo se transmite...

Conocida como 'boca-mano-pie', como su propio nombre indica es una enfermedad que se transmite entre niños a través de estas partes del cuerpo. Se trata de una infección leve provocada por el virus de Coxsackie frecuente, sobre todo, en menores de 5 años. A medida que crecen, los pequeños logran volverse inmunes a la enfermedad, ya que producen anticuerpos después de exponerse al virus que la causa.

Los colegios son el principal foco de propagación: es inevitable que los niños jueguen, se toquen, compartan materiales... La enfermedad suele aparecer en forma de brotes, según explican médicos de Quiron. ¿Cuáles son los síntomas? Según la revista especializada Mayo Clinic, son los siguientes:

- Fiebre

- Dolor de garganta

- Náuseas

- Lesiones dolorosas similares a ampollas en la lengua, las encías y la cara interna de las mejillas

- Sarpullido en las palmas de las manos, las plantas de los pies y los glúteos. El sarpullido generalmente no pica, pero a veces presenta ampollas. Según el tono de piel, el sarpullido puede ser de color rojo, blanco, gris o manifestarse únicamente con pequeños bultos.

- Irritabilidad

- Pérdida del apetito

Pediatras de Quiron explican que el virus se contagia al entrar en contacto con las gotas respiratorias que contienen partículas de virus después de que una persona enferma tosa o estornude. También al tocar objetos y superficies que hayan estado en contacto con el virus (como manijas de puertas, juguetes, etc.) y luego tocarse los ojos, la nariz o la boca. Y, por último, al tocar las heces de una persona infectada, por ejemplo, cuando se cambian pañales, y luego tocarse los ojos, la nariz o la boca.

La enfermedad es más contagiosa durante su primera semana, aunque el virus puede permanecer en el cuerpo del paciente durante varias. ¿Cuándo hay que acudir al pediatra? Ante la aparición de síntomas, lo más conveniente es ir al médico para que evalúe el estado del niño. Especialmente si no puede tomar bebidas según lo habitual, si la fiebre dura más de tres días y si los síntomas no mejoran pasados diez. Asimismo, se recomienda ir al pediatra si el pequeño tiene el sistema inmunitario debilitado y presenta alguno de los síntomas.

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