Borrar
Ilustración: tomás ondarra
Leer

12 relatos de un año interminable

Una docena de escritores retratan distintas situaciones que hemos vivido desde que la pandemia nos recluyó en casa

Viernes, 12 de marzo 2021

Comenta

  1. UN AÑO DEL CONFINAMIENTO

    Gira el mundo

Por Pablo Martínez Zarracina

Yo esto lo he leído. Sucedía en 'Un mundo vacío', una novela de John Christopher, ciencia ficción setentera. Surge una extraña enfermedad en Calcuta y comienza a extenderse por el planeta. En una pequeña ciudad de Inglaterra, un profesor de Biología combate el miedo y los rumores explicándoles a sus alumnos adolescentes lo que parece estar ocurriendo: la enfermedad afecta de algún modo a la memoria de las células y hace que la gente envejezca a gran velocidad y muera. La plaga viaja imparable, el profesor cae enfermo. Nunca hay peor suerte que la del personaje incidental. La epidemia se abre paso por el mundo. Poderosa e indiferente, lo vacía. Lo detiene [Sigue leyendo]

  1. HOSTELERÍA

    Diario de un tabernero

POR JUAN BAS

No había escrito un diario desde el colegio. Siempre me ha gustado escribir y leo todo lo que puedo, lo que las obligaciones del bar me permite; será por eso que Pechuguita, un peculiar cliente, me dice con coña que soy un tasquero ilustrado. Aunque este diario que hoy comienzo solo es para mí, procuraré escribirlo con esmero y como si alguien más fuera a leerlo. Será un buen entretenimiento metido en casa tantas horas y una manera de reflexionar sobre lo que nos está sucediendo. […] [Sigue leyendo]

  1. CONVIVENCIA CON UNA SANITARIA

    Mil millones de veces

POR ÁLVARO ARBINA

Apagamos la luz. Ella se tumba y se queda muy quieta. Está a mi lado y la oigo respirar. Inhala… exhala… Inhala… exhala... Me detengo un momento a registrar su respiración. Primera respiración... Segunda respiración… Tercera respiración… Pasan los segundos y alcanzo la décima respiración. Más tarde cuento la vigésima. La quincuagésima. La sexagésima. Al aproximarme a setenta me oprime la ansiedad, es como contar ovejitas y alguno hasta podría conciliar el sueño, pero lo que siento dista mucho de dormirme. Los pulmones siguen ahí y no pueden parar. Nunca. Es su perpetua advertencia. A través del pecho, de la nariz, de la boca, nos avisan cada segundo de que siguen ahí. [Sigue leyendo]

  1. VIOLENCIA DE GÉNERO

    Sol de abril

POR Karmele jaio

Hablan de catástrofe. Y de que a todas las personas nos está ocurriendo lo mismo al mismo tiempo. No saben de lo que hablan. En este mes sin poder salir de casa por el dichoso virus he vivido más tranquila que en los últimos doce años. Nos conocimos hace trece. En menos de un año ya vivíamos juntos. Él necesitaba una mujer que pusiera en orden su vida, además de sus camisas y sus pantalones. Y creo que lo que yo realmente buscaba en él era poder posar mi cara en su pecho, que rodeara con sus fuertes brazos mi cuerpo, sentir su protección. [Sigue leyendo]

  1. CONVIVIR CON LA MUERTE

    Residencia 'Las lomas'

POR Elena moreno Scheredre

Lucía caminó desde la parada del autobús mirando la dirección del sobre. Un suspiro involuntario rompió el aire. Se ajustó la mascarilla y retomó el paso hacia la casa rematada por un rótulo que decía 'Carpintería Manuel'. La primera vez que oyó hablar del establecimiento había sido hacia un año. También aquel día se había bajado de un autobús y mirado a su alrededor. «Un par de kilómetros» le habían dicho, pero aquel marzo pasado venía cálido, como si la primavera fuera una promesa a punto de cumplirse y tuvo que quitarse la bufanda a medio camino. [Sigue leyendo]

  1. EN FAMILIA. CONVIVENCIA A LA FUERZA

    Aquellos días

POR mila beldarrain

El confinamiento nos pilló mal, me pilló mal. Andábamos enredados desde hacía algún tiempo en un hastío polvoriento y pegajoso. Había llegado sin que ninguno de los dos nos diéramos cuenta. Se había colado por alguna rendija escondida entre las miles de diminutas tareas cotidianas de la vida. Y, poquito a poquito, silenciosamente como una serpiente vieja y sabia que sabe hacer su trabajo, se había instalado en nuestras vidas hasta dejarnos secos de amor, de ilusión, olvidados de todo lo que habíamos sentido, mientras el cuervo de Allan Poe nos cantaba por la mañana, «A partir de ahora, las alegrías que os quedan por vivir son la boda de los hijos y la llegada de los nietos». [Sigue leyendo]

  1. AMOR A DISTANCIA. LAS DUDAS DE PABLO

    La goma rosa

POR luisa etxenike

Y de pronto se acuerda de una de las expresiones favoritas de su padre: «bajar a vela». Porque Alicia ha vuelto a colgarle el teléfono. Esta vez sólo porque le ha dicho que desde el confinamiento duerme como un tronco.

-El mundo descalabrándose, y tú durmiendo como un tronco. Y encima lo dices como si nada.

-Será que al bajar la actividad tengo menos estrés.

-Para tener estrés primero hay que tener sangre en las venas.

Y le ha colgado. Ayer le colgó porque le dijo que se sentía cómodo con el teletrabajo.

-¡Cómo no! Todo el mundo echando de menos a sus compañeros y tú tan feliz, repantigado en casa.

La expresión salía en una de las batallitas que a su padre le gustaba contarle para que «te vaya apeteciendo hacerte mayor»:

-El primer coche que tuve fue un Seat 127, azul marino, lo estoy viendo; pero a mí me parecía que lo que tenía era un Ferrari, como te puedes imaginar. [Sigue leyendo]

  1. CUIDAR DE MI MADRE

    Épica ligera

POR txani rodríguez

El 28 de diciembre de 2019, mi madre se resbaló en la calle, debido probablemente a las heladas que aquellos días congelaban el aliento, y se rompió la tibia y el peroné. La operaron en el hospital de Galdakao. Debía de haber pocas intervenciones programadas aquellos días navideños porque los pasillos estaban vacíos. En Nochevieja, le dieron el alta, y mi madre, que vive sola, se instaló en la casa de la única hija que tiene, es decir, en mi casa. El cuarto en el que yo trabajaba pasó a ser su dormitorio y, sin darnos cuenta, establecimos rutinas: las duchas compartidas, aperitivos en el balcón cuando la temperatura lo permitía, bizcochos, películas y programas de televisión. Mi madre no padecía dolores, así que salíamos un poco a la calle. Yo empujaba la silla de ruedas, ella saludaba a sus conocidos, nos sentábamos en alguna terraza y vuelta a casa[Sigue leyendo]

  1. ADOLESCENCIA CONFINADA

    La generación Z

POR marisol ortiz de zárate

No hay mucho que contar sobre cómo pasa un adolescente los días de confinamiento. Por la mañana ordenador, clases online, hacer trabajos escritos y todo eso (a no ser que seas un nini), y por las tardes el móvil: omnipresente, omnipotente, omnímodo. Y entre Instagram, WhatsApp y Facebook algo de tele y esa tabla de abdominales mítica del YouTube. La galbana de los findes es peor porque está plagada de recuerdos de aquellos planes top que quién sabe si en el futuro se volverán a realizar. Así que Aitor deambula por la casa sin ducharse, no se peina, le han crecido las patillas. A veces se viste con cualquier excusa para sentir que hay vida más allá del pijama. Entonces se ofrece a hacer algún recado o a bajar la basura, y se demora junto al contenedor aspirando el aire que la pandemia le roba cada día. [Sigue leyendo]

  1. LA SEPARACIÓN FORZADA

    La fotografía

POR cristina maruri

Se le partía el corazón. Viéndolos allí en la cola de facturación. Con aquel maletón a cuadros que parecía de posguerra. Pero eso era lo de menos, porque lo de más era la batalla que en su conciencia se libraba. No podía hacer otra cosa se decía. En el pueblo ya no podrían seguir solos. Vergüenza había sentido al recibir la llamada de una vecina que le alertaba de que su madre iba sucia y que parecían desnutridos. Pero en Madrid tampoco se podían quedar. En su casa ni hablar. Bastante tenía con un marido que no sabía conjugar la palabra compasión y un par de hijos, adolescentes hormonados, que rezumaban egoísmo al igual que perfume del caro. Dicen que no se enseña a ser padres cuando se tienen hijos. Pero Helena, mientras intentaba colocar un rizo rebelde a su madre, sospechaba que ni a los hijos a convertirse súbitamente en padres. [Sigue leyendo]

  1. CONFINAMIENTO EN CASA

    Un nenúfar en el pulmón

POR ANTONIO ALTARRIBA

Cuando Gregorio Samsa despertó, el insecto todavía estaba allí.

Sintió la crepitación de sus mandíbulas reverberando por las hojas de las macetas. Casi podía asegurar que se trataba del ficus. A no ser que fuera el poto. Pero hasta ahora el insecto había respetado el poto. Seguramente no apreciaba el sabor de su savia. El anturio, el lirio, el jazmín y, sobre todo, las cintas estaban totalmente mordisqueadas. Por el contrario, el aloe vera, la pata de elefante o el tronco de Brasil ni los había probado. ¿Qué diferencia de gusto o textura le hacía preferir unas plantas u otras?

En su obsesiva búsqueda del bicho, Gregorio había empezado a deducir sus gustos y hasta algunos de sus comportamientos, pero, por mucho que había mirado entre las hojas, examinando haz y envés, explorando los tallos, revolviendo la tierra no había descubierto su escondite. Estaba acabando con su bien más preciado, sus macetas, y no podía permitirlo. Intentaba sorprenderlo, absorto en su obsesión devoradora, sujetarlo entre sus dedos y aplastarlo. No le importaba el chasquido del reventón ni el pegajoso, quizá maloliente, líquido que desprendiera. Odiaba tanto a ese animal que quería matarlo con sus propias manos [Sigue leyendo]

  1. BATALLAS ANÓNIMAS

    Los optimistas

Afortunadamente, el trajín de obreros de la fachada de enfrente ha desaparecido, aunque se agradecería que hubiesen retirado también la red que cubría el andamio: «Qué mala pata la de nuestros vecinos, imaginaos tener que vivir durante estas semanas sin poder salir de su domicilio y envueltos, además, por esa tupida lona que impide que los rayos del sol lleguen a sus casas. Nosotros estamos mucho mejor». Puede que sea cierto. La luz del día entra por las dos ventanas del salón, si bien las habitaciones son interiores y diminutas. A diferencia de los vecinos de enfrente, ellos no tienen balcón, pero sí una repisa a la que denominan «terraza» y un macetero al que han decidido llamar «jardín». [Sigue leyendo]

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo 12 relatos de un año interminable

12 relatos de un año interminable