Así afectan el calor y el frío a la salud mental de los adolescentes
Un estudio apunta que las altas temperaturas se relacionan con problemas de atención y las bajas, con depresión y ansiedad
Las causas de los trastornos mentales son muchas. Pueden surgir por situaciones de estrés y experiencias traumáticas. Influyen también los antecedentes familiares, el consumo de ... drogas y alcohol. Un estudio realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona apunta a que la temperatura también podría ser el desencadenante de uno de estas patologías. Centrado en el caso de los adolescentes, el trabajo apunta que el calor provocaría problemas de atención mientras que el frío, depresión y ansiedad.
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«Varios estudios en adultos demuestran que el calor aumenta las hospitalizaciones por depresión y que aumenta el número de suicidios. En el caso del frío hay menos datos. Lo que hemos hecho es extender la investigación a los adolescentes, especialmente sensibles porque sus cerebros están todavía desarrollándose», explica Mònica Guxens, profesora de Investigación ICREA en ISGlobal y autora principal del trabajo.
El trabajo se realizó con 5.000 jóvenes de España (885) y los Países Bajos (3.934). En el caso de nuestro país, procedían de Guipúzcoa, Sabadell y Valencia. Los especialistas midieron las temperaturas ambientales en los hogares de los participantes en tres momentos diferentes hasta dos meses antes de analizar los síntomas psiquiátricos.
El resultado mostró que la exposición al calor –temperatura media de 21,7 durante dos meses– de los jóvenes de nuestro país se asoció con problemas de atención. En el caso de los holandeses, sometidos al frío –5 grados de media en el mismo periodo de tiempo–, apuntaba a problemas de depresión y ansiedad. «El hecho de no detectar ninguna asociación con el frío en adolescentes de España ni con el calor en participantes de Países Bajos podría sugerir que se requiere una exposición prolongada a temperaturas extremas para evidenciar estos efectos. No es porque los adolescentes de uno y otro país sean diferentes, sino porque están más tiempo expuestos a esas condiciones», apunta Guxens, que destaca que el cambio climático puede agravar estas dolencias.
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¿Cómo pueden afectar el calor y el frío al cerebro? En el primer caso, las altas temperaturas pueden incrementar el cortisol, la hormona del estrés, así como provocar inflamación, lo que a su vez obstaculiza la refrigeración y oxigenación encefálica. Todos ellos son los ingredientes que provocan falta de atención e irritabilidad. Los problemas de suelo -se duerme peor en verano- incrementan todavía más estas afecciones. En el caso del frío, lo que sucede es que el estrechamiento de los vasos sanguíneos altera el funcionamiento normal del cerebro. Otro estudio publicado en verano del año pasado por el IS Global apuntaba que la exposición a extremos de temperatura en los primeros años de vida podía afectar al desarrollo de la materia blanca del cerebro.
Los expertos calculan que uno de cada siete adolescentes en el mundo padecen problemas mentales. En nuestro país, el 40% de estos menores confiesa sufrir algún tipo de afección psíquica en el último año, según un estudio de Unicef publicado el pasado mes de octubre. De ellos, una tercera parte lo mantiene en secreto,, la mitad no pide ayuda y el 40% desconfía del apoyo que pueda ofrecerle el orientador de su colegio.
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