«Hay que reducir los desplazamientos con un urbanismo integrador»

- ¿Qué lecciones deja la pandemia para la planificación urbana?

- Lo que llamamos salud pública tuvo un importante impacto en el urbanismo del siglo XIX. Ahora, la pandemia global está transformando muchas cosas y ha reforzado la necesidad de implementar a nivel local los pactos globales contra el cambio climático. Se ha visto que necesitamos ciudades más saludables, que generen buenas condiciones de vida y que tengan más presente la lucha contra la desigualdad, por la sostenibilidad ambiental y la competitividad. Por otro lado, la digitalización ha avanzado en un año y medio lo que tenía que avanzar en cinco o diez. Se ha reconfigurado el mundo del trabajo, la movilidad...

- ¿Cómo define una ciudad sostenible?

- Es una que genera todas sus funciones: de mercado, de prosperidad, pero cuya huella en el cambio climático es neutra. Aún estamos lejos de eso. La agenda de la sostenibilidad se ha incorporado en el municipalismo español de forma clara, estamos avanzando, pero aún queda. Ahora hemos redescubierto la necesidad de la salud pública, de los servicios públicos. Las ciudades tienen que ser paseables y autosuficientes. Que en sus distritos y barrios se pueda trabajar, estudiar, ir a la compra... Hay que minimizar la necesidad de desplazamientos con un urbanismo integrador, que es lo contrario a tener unos barrios en los que trabajar y otros en los que dormir.

- Según su consultoría, aún faltan avances en accesibilidad y en perspectiva de género.

- El derecho a la accesibilidad, el derecho a la ciudad para todos, es un tema en el que ponemos un énfasis especial, así como en incorporar la perspectiva de genero. Las ciudades tienen que ser cuidadoras de su gente. La ciudad como ente que cuida de sus ciudadanos, que cuida del planeta, es una de las grandes lecciones de la pandemia. Esa ciudad gana valor frente a la que fagocita a sus ciudadanos, que los estresa, que les hace perder el tiempo... Antes solo depredaba recursos, captaba y consumía. Ahora estamos en una evolución hacia una ciudad más productora que antes, que genera, por ejemplo, más energía, que reutiliza, que no solo depreda.