Así se ponen los nombres a los volcanes
Descubre cuáles son los requisitos necesarios para el bautismo de una montaña en erupción
Kilauea, Arenal, Fuji, Krakatoa, Kilimanjaro, Osorno y ahora Cumbre Vieja. Todos son nombres de volcanes. Cuando hablamos de fenómenos atmosféricos, como los huracanes o ciclones, los científicos preparan sus bautismos siguiendo unas determinadas reglas, como sucede con los órdenes alfabéticos. ¿Y qué sucede cuando una montaña entra en erupción?, ¿cuáles son los requisitos para su nombramiento?, ¿por qué se llaman cómo se llaman?
La explicación es más sencilla de lo que parece. Los científicos no se dedican a poner nombre a los volcanes. Algo lógico teniendo en cuenta son muchos y su bautismo supondría un esfuerzo importante para los vulcanólogos. Sólo activos existen 1.500 y en España son un centenar. De hecho, normalmente se llaman por las zonas en las que surgen. En el caso del que desde el domingo sacude a la isla de La Palma, se le conoce como Cumbre Vieja porque la erupción surgió en ese lugar.
Pero ojo, no se descarta que el nombre del volcán en activo de La Palma cambie en el futuro como ha sucedido a lo largo de la historia. De hecho, hay científicos que aseguran que debería llamarse Cabeza de Vaca, porque es el punto exacto dónde surgió. Como dato curioso, la erupción en las costas de El Hierro de 2011 no se llamó de ninguna forma porque surgió en medio del océano. Fue el Instituto Español de Oceanografía (IEO) el que presentó como propuesta Tagoro, nombre que aparece en las cartas marinas. Esta palabra bereber se refiere a «lugar de reunión».
Lo importante es tener claro que en la mayoría de los casos el nombre lo ponen los habitantes donde aparecen estos volcanes y que, en ocasiones, se entrelazan con su cultura e historia. Es el caso del Vesubio, que significa montaña en latín. O el Etna. del que se dice que fue bautizado en honor a Aitna, una ninfa de la mitología griega. En el caso del Kilauea, realmente es una palabra que en hawaiano significa escupiendo. Por ello, hay expertos que aseguran que lo suyo sería que el volcán de la Palma recibiese un nombre en guanche, la lengua que hablaban los nativos canarios. 'Jedey', un mítico rey de esa antigua civilización, sería el nombre más idóneo. El tiempo dirá si esta propuesta tiene éxito.