La 'rave' de Cantabria se oye a «20 kilómetros»
Una fiesta ilegal que dura ya cuatro días desata la polémica y moviliza a la Guardia Civil, que sólo puede identificar a los asistentes e impedir que se sumen más
D. Martínez / K. Barquín
Martes, 26 de agosto 2025, 00:11
Una fiesta ilegal convocada a través de canales de difusión privados lleva cuatro días sembrando la polémica en Cantabria. La 'rave' que se celebra en ... las canteras de Roiz, en el municipio de Valdáliga, ha reunido a unas 400 personas -el alcalde eleva esta cifra hasta los 800-, y aunque aquello tenga pinta de seguir, fuentes de la Guardia Civil confiaban en que hoy culmine un desalojo que, visto lo visto, no tienen otro remedio que calificar de «progresivo». Este lunes salieron 146 personas y 34 vehículos, según señalaron desde la Delegación del Gobierno, a sumar a las 81 que ya habían abandonado el lugar la noche del domingo –medio centenar más lo hizo esa misma jornada–. Anoche ya se habían desmontado las barras de bar y el escenario, aunque todavía quedaban asistentes y caravanas.
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La Guardia Civil mantiene los cinco accesos al lugar cortados y vigila estrechamente cada movimiento, para sorpresa e indignación de los participantes. El dispositivo lo integran 40 agentes, algunos procedentes del País Vasco, y también se ha movilizado a un grupo de antidisturbios. El espacio acoge un escenario al que se accede por el pasillo que dejan furgonetas y autocaravanas aparcadas en los márgenes. También hay varias tiendas de campaña donde descansan algunos de los participantes. De fondo, música electrónica por los altavoces.
Aunque el domingo a la tarde abandonaron el lugar medio centenar de asistentes, siguen llegando personas que se quieren incorporar a la fiesta. Es el caso de dos jóvenes vascas a las que la Guardia Civil ha cortado el paso. «Solo queremos entrar, estar unas horas, y salir. Pero no nos dejan por si nos quedamos», se quejaban. En el interior, un joven de Córdoba se sorprendía del dispositivo montado por la 'rave'. «Es muy gracioso que esté media España ardiendo y no hagan nada, que no pongan medios ni dinero, y aquí por reunirnos 200 personas hayan traído helicópteros y tengan patrullas 24 horas en la puerta, como si estuviéramos haciendo algo malo. Es ridículo», interpelaba desde la puerta de una autocaravana que comparte con un francés y un andaluz. «Hay buen rollo. Aquí no hay peleas. Cuando nos vamos se queda el sitio más limpio que cuando llegamos, pero todo lo que hacemos es malo…», ironizaba.
Gónzalez: «Me encantaria coger y cortar por lo sano, pero hay una sociedad que ya no lo permite»
Los agentes no piensan lo mismo. «Esto no se puede permitir porque es ilegal y porque genera una gran nerviosismo a los vecinos». En lo que sí coincidían es en que «la cosa está tranquila. No son personas violentas», explicaba uno de los que allí se encuentran. Además de vigilar que no pase nada, los miembros del instituto armado recogen los datos de todos los que están allí a petición de la Delegación del Gobierno, que ha manifestado su intención de tramitar sanciones que van desde los 150 hasta los 30.000 euros. En el caso de los organizadores, que la Guardia Civil trabaja para identificar, las multas pueden llegar a los 600.000 euros.
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Sanciones de 150 a 30.000 euros por participar y de hasta 600.000 euros para los organizadores
Agentes del instituto armado mantienen el dispositivo de cierre de los accesos hasta que se produzca el desalojo de la cantera de Lamadrid, que es una propiedad privada. La empresa que la explota, Copsesa, ha interpuesto una demanda por la ocupación irregular del espacio. Lo cierto es que este episodio «ilegal» lleva cuatro días en el candelero para desesperación del alcalde de Valdáliga, Lorenzo González, quien lamenta que no se pueda hacer nada más que controlar el entorno para evitar que la concentración pase a mayores. «Me encantaría coger y cortar por lo sano, pero hay una sociedad que ya no lo permite». El regidor, que admite que las primeras noticias que recibió «fueron el sábado a las seis de la mañana», asegura que la música que emana de la fiesta se puede oír de noche desde varios pueblos de los alrededores. «El ruido es espantoso y aterrador, llega hasta Comillas», a unos 20 kilómetros del lugar.
Es la primera vez que se celebra una concentración de este estilo en Cantabria y a González le preocupe que lo aislado del emplazamiento anime a otros a repetir la experiencia. Agradece al «gran dispositivo» de la Guardia Civil, que ha logrado frenar el evento y puesto límite a la afluencia, al tiempo que destaca «el coste que supone para las arcas del Estado tener ahí a tanta gente custodiando todo esto».
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El evento fue convocado por redes sociales y obtuvo la respuesta de un buen número de aficionados a estas concentraciones. Cuando se detectó la ocupación de la citada cantera, la Guardia Civil puso en marcha un operativo a las 07.00 horas del sábado para impedir que se sumaran más personas. Se estima que, gracias a este dispositivo de control, el número de vehículos que pudo acceder a la cantera rondaría los 120, aunque desde el Ayuntamiento aseguran que también había jóvenes que entraban y salían del recinto, a pie y por el monte, y que acudían hasta sus caravanas aparcadas en pueblos como Las Cuevas o Vallines.
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