«La industria química también puede ayudar contra el cambio climático»
Candidato español al Nobel, su trabajo ha servido para crear combustibles menos contaminantes
«No vais a quitar el nombre de Cervantes del colegio y poner el mío. Es surrealista». Esta fue la reacción de Avelino Corma (Moncófar, ... Castellón, 1951) cuando el pequeño pueblo en el que nació y creció –«Moncofar tenía 4.000 habitantes en mi niñez; ahora son más»– le consultó por la posibilidad de rebautizar con su nombre la escuela donde había comenzado a estudiar. Solo accedió tiempo después, cuando le insistieron en que el objetivo era motivar a los niños a hincar los codos.
A sus 72 años, y «obligado a jubilarse a los 70», Corma sigue activo con «cinco o seis proyectos entre manos». Esta hiperactividad le ha llevado durante su carrera a registrar hasta 200 patentes relacionadas con los catalizadores, «atajos para hacer las reacciones químicas menos contaminantes». Autoridad mundial en este campo de lo que podría denominarse 'química verde', su trabajo le ha llevado a ganar el premio Fronteras del Conocimiento en la categoría de Ciencias Básicas junto a sus colegas John F. Hartwig y Helmut Schwarz. Entre esos inventos se encuentran métodos para eliminar productos tóxicos generados en los tubos de escape. «Alguno de los coches que ves por ahí seguro que los lleva», dice. Premio Príncipe de Asturias de Investigación en 2014, tiene pendiente el Nobel, al que suena como candidato desde hace años.
– Combustibles, plásticos, cosméticos… La industria química no tiene precisamente buena fama en lo tocante al medio ambiente.
– Para empezar te diría que la industria química ha hecho posible que tengamos el nivel de vida de hoy en día. Sí que es cierto que es una industria en la que no siempre obtienes únicamente el producto que quieres, sino que genera subproductos. Cuando han primado los factores economicistas, la prioridad no ha sido disminuir estos subproductos y, por tanto, hacerla más sostenible. Este ha sido un problema que teníamos y es todavía un problema que existe aunque en menor grado. Afortunadamente, la sociedad se dio cuenta de que así no podíamos seguir. Empezó a poner legislación muy importante y, por tanto, a impulsar el desarrollo de nuevos procesos más sostenibles.
– Es aquí donde entran los catalizadores, presentes en el 90% de los productos que utilizamos en nuestro día a día. ¿Puede explicar de forma sencilla qué son?
-Como decía antes, en química no siempre se obtiene solo el producto deseado. Si encuentras un catalizador que te aumenta la velocidad para llegar a ese producto, seleccionas ese camino, llegas más rápido y se producen menos desechos.
– ¿Como un atajo?
– Exactamente. Imagínate que te encuentras delante de una cordillera y quieres pasar del valle en el que estás al otro lado. Si subes la montaña, te va a llevar un esfuerzo y un tiempo. Pero si encuentras un paso, lo harás mucho más fácilmente y consumiendo menos energía. El cuerpo humano tiene sus propios catalizadores, Son las enzimas.
– Entonces pueden ayudarnos frente al cambio climático.
– Sí. Lo que nosotros queremos es, primero, no generar subproductos. Segundo, utilizar mejor las materias primas que tenemos. Y ,tercero, cuando generemos subproductos, transformarlos como mínimo en productos no nocivos y, si es posible, reciclarlos.
– Es usted también un inventor de éxito. Tiene hasta 200 patentes y en 2023 fue elegido inventor europeo del año.
- Somos un grupo muy dinámico de gente apasionada –se refiere al Instituto de Tecnología Química que cofundó en 1990 en la Universitat Politècnica de Valencia con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)–. Se nos ocurrían y se nos ocurren muchas ideas.
-¿Algún ejemplo?
– La primera patente sirvió para obtener gasolinas más eficientes. Está en uso ahora mismo en 22 plantas en todo el mundo que producen alrededor de 30 toneladas por hora de gasolina. Y de los coches que ves por ahí, seguro que alguno lleva nuestro sistema de eliminación del óxido de nitrógeno de los tubos de escape –esta sustancia provoca problemas respiratorios y cardiovasculares además de contribuir al calentamiento global–.
– Hablando de coches y contaminación, ¿cuál recomienda comprar?
– Para la ciudad, un eléctrico sin ninguna duda aunque hay que trasmitir a nivel social que cuando se evalúa la posible contaminación de cualquier proceso, hay que hacerlo de manera global. Para la batería eléctrica, necesitamos unas materias primas que se han de obtener y purificar, lo cual genera residuos.
Las 'Chemtrails'
– Robert Kennedy junior, el 'ministro' de Sanidad estadounidense, cree en el bulo de las estelas químicas de los aviones.
– Es muy triste que esto suceda. Cada vez que hemos hecho avances y hemos creado problemas, la ciencia ha venido y ha solucionado esos problemas. Cuando ha generado nuevos avances que han suscitado nuevos problemas, de nuevo los hemos solucionado gracias a esta. Es la ciencia la que nos da respuestas. Las creencias dan respuestas pero no se basan en hechos en hechos comprobados y manifiestos. Tenemos que basarnos en la ciencia y desgraciadamente algunas personas no lo hacen. Es un desastre.
– ¿Cree que puede haber un éxido de científicos de Estados Unidos por los recortes y las presiones a las universidades?
– Creo que podemos atraerlos. Lo que sucede es que para lograrlo, tiene que estar bien planificado y financiado, y además tiene que ser constante. No vale hacer impulsos y después dejarlo.
– ¿Para cuándo el Premio Nobel? Su nombre suena desde hace años.
– Lo más interesante en nuestra profesión es la capacidad que tenemos para plantearnos hipótesis y buscar respuestas. Cuando te planteas un problema y encuentras la solución, la satisfacción es tremenda. Y eso ya paga todo lo demás que venga. ¿El Nobel? Pues bien, cómo vamos decir que no si viene, pero ese no es el objetivo.
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