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A los Juegos Olímpicos celebrados en París el pasado verano Euskadi no solo llevó deportistas. La Policía Nacional, uno de los cuerpos que se desplazó al país galo en el marco del amplio operativo de seguridad, viajó con varios cebos desarrollados por la empresa Auziker ... de la mano de Zitek en el vivero de empresas del campus de Leioa de la UPV/EHU. Permiten a las unidades caninas detectar el triperóxido de triacetona , conocido técnicamente como TATP, uno de los explosivos más mortíferos y sensible y entrenar su desactivación.
Aprovechando la Olimpiada, explica la investigadora vizcaína Ainhoa Isla que está detrás del proyecto, pudieron «entrenar perros de diferentes países». «Nos han comentado que los usaron policías de todo el mundo, aunque sobre todo la Policía Nacional francesa, la alemana y la italiana, que hacían simulacros con ellos casi todos los días y estuvieron muy contentos con el producto», detalla. Incluso, celebra, «les han preguntado cómo poder realizar en un futuro compras del producto».
El TATP, más conocido como 'Madre de Satán', es un detonante «muy utilizado en atentados» yihadistas, de fabricación casera y difícil de detectar para los perros policía. Y no es fácil de manejar. De ahí que, hasta ahora, no hubiera en el mercado alternativas de entrenamiento que funcionaran.
Y de esa necesidad surgió el proyecto. «Hace seis años el 'nagusi' de la Unidad Canina de la Ertzaintza se puso en contacto con la UPV/EHU para pedir a sus expertos que hicieran algo para ayudar a detectar esa sustancia. La investigación la desarrollaron alumnos del máster de Análisis Forense como trabajo de fin de máster. Tras una investigación de dos años, vio la luz este cebo de entrenamiento, que permite identificar el TATP con plenas garantías de seguridad. Después llegó la patente y la creación de Auziker, la 'start up' fundada con el impulso de la universidad. A finales de noviembre recibió en premio a 'startup' de impacto el en Impact Week, el mayor congreso europeo sobre inversión de impacto social.
Desde 2019 están inmersos en garantizar la «viabilidad» del proyecto, tanto a través de la financiación como de la legislación. Y es que una de las principales dificultades para que llegara al mercado era la normativa. «Ha hecho falta una adaptación de la Ley de Explosivos, porque usamos pequeñas cantidades, y se nos cataloga como no explosivos porque los dispositivos no puede detonar», explican los responsables de la firma. «Esto era algo muy nuevo y nos tenían que regular de alguna forma, lo que ha sido un jaleo para nosotros, pero también para la Administración».
El cambio regulatorio, subrayan, se ha llevado a cabo porque «consideran que es necesario para todos, es algo positivo» porque redundará en «la seguridad» general. Ya se han cerrado todos los flecos y, «por fin, después de cuatro años», disponen de «los permisos para fabricar y comercializar». Han firmado su «primera venta» con la Policía Nacional y esperan poder hacerlo en breve con la Ertzaintza.
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