La Ertzaintza acumula 35.000 muestras de delitos sin analizar por falta de personal
La Policía Científica completa ahora los informes de casos de 2018 y 2019, sobre todo de robos, antes de que prescriban
Los laboratorios de la Ertzaintza sufren un grave atasco. La Unidad de Policía Científica (UPC) tiene acumuladas 35.000 muestras pendientes de analizar debido principalmente ... a falta de personal y material, según ha podido saber este periódico. Se trata en su mayoría de evidencias que corresponden a robos con fuerza, como restos biológicos, por ejemplo de sangre que se recogen cuando un ladrón se corta al reventar un cristal para entrar en un local, o restos de la grafía de un dedo o la impresión de una oreja. Estas pruebas científicas son fundamentales para la investigación y resolución de los delitos. En estos casos, el agente especializado realiza un frotis con un hisopo sobre la superficie y después esa muestra se envía al laboratorio de Genética Forense para la extracción del ADN. En la actualidad se están estudiando evidencias recogidas en 2018 y 2019 para que no prescriban, algo que ya ha ocurrido con algunas anteriores. Por cada delito puede haber varias muestras a analizar. Este diario se puso ayer en contacto con el Departamento de Seguridad, que rehusó valorar el asunto.
El contrato con Tecnalia para externalizar analíticas acaba de vencer y no se puede prorrogar
Las causas del embudo son varias. Se da prioridad a delitos considerados más graves, como los homicidios y las agresiones sexuales, donde los análisis se encuentran al día. La incorporación de los grupos de Inspecciones Oculares en 2014 aumentó de manera considerable el número de muestras. «Entran más de las que salen. No se da abasto», lamentan.
El Departamento de Seguridad decidió en 2019 sacar a concurso público las analíticas ante la acumulación de 25.000 muestras, que correspondían a 9.000 casos. Ganó Tecnalia, que se llevó el contrato durante dos años con un presupuesto de 800.000 euros y se prorrogó otros dos años. La empresa externa cobraba por cada análisis 285 euros más IVA. Sin embargo, la contratación de este servicio no ha resuelto el problema, sino que se ha agravado. «Nos da más trabajo del que nos quita. Saldría más barato contratar a más personal», dicen fuentes internas. Los agentes tienen que preparar la muestra, registrarla y con el resultado completar un informe pericial para presentarlo en el juicio. Además, el contrato acaba de vencer entre junio y julio de este año y la ley no permite una nueva prórroga, por lo que tendría que haber un nuevo concurso.
Son contados los policías con titulación para firmar periciales y defenderlas ante un tribunal
Narcotest prescritos
Otro de los problemas se centra en la escasez de agentes con una titulación para firmar periciales y defenderlas ante un tribunal. Para entrar en la Policía Científica sólo se exige como requisito ser ertzaina; los títulos son méritos que suman puntos, pero sin ellos sólo pueden dedicarse a labores administrativas. Los pocos titulados están sobrecargados de trabajo.
La consejería ha aprobado un decreto esta legislatura para desarrollar la escala de facultativos y técnicos, pero según denuncian, ha nacido «vacío de contenido», ya que «no figura la forma de acceso, ni cuál va a ser la escala retributiva o la edad de jubilación de los agentes». Los especialistas se sienten «poco valorados» y algunos veteranos han optado por irse a trabajar a una comisaría, lo que supone una pérdida de conocimientos y formación. Los Mossos d'Esquadra o la Policía Nacional cuentan con una escala de facultativos y están «mejor retribuidos», comparan.
La sección de Química también sufre un importante embotellamiento. Así, por ejemplo, decenas de narcotest de saliva que se practican a los conductores sospechosos de ir drogados y que dan positivo, han caducado por falta de material para analizarlos. Al tratarse de sanciones administrativas, tienen un tiempo de prescripción más reducido que los delitos, por lo que al de seis meses sin un resultado prescriben y los infractores quedan impunes y sin sanción. También padecen de forma cíclica desabastecimiento de productos reactivos y test de presencia de sangre humana para completar el trabajo en la escena del delito. La adquisición de materiales no se realiza desde la UPC, sino en el área de recursos generales, y obliga a veces a hacer paradas de laboratorio.
Sin linternas ni números para marcar evidencias
La situación afecta también a los grupos de Inspecciones Oculares, el paso intermedio entre las comisarías y las secciones centrales. Necesitan productos similares a los de UPC para analizar la escena y les llegan «caducados o a punto de hacerlo», lo que podría afectar a una condena posterior. Los agentes especialistas se quejan también de la falta de una herramienta tan sencilla como las linternas. «No hay suficientes pese a haberse solicitado y son imprescindibles para hacer una inspección ocular. La respuesta es que no hay fondos», sostienen. También están contados los números con los que marcan las evidencias. Por falta de personal -en ocasiones sólo hay un agente por grupo- se producen demoras de hasta cuatro horas para acudir por ejemplo a un domicilio donde se ha producido un robo.
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