El plan de Zuckerberg: machos para una sociedad castrada

La pregunta sobre la capacidad de Zuckerberg para cometer un asesinato se produjo en un ambiente en el que hablaban sobre la lucha sin reglas –las Artes Marciales Mixtas– un deporte extremo que ambos practican y del que son fanáticos. La respuesta del creador de Facebook fue escueta: «Da cierta confianza», dijo entre risas. El subtexto se refería a algo más que el deporte. Zuckerberg aseguró que la sociedad actual está «castrada» y está dejando de lado la energía masculina. En su opinión, esa atmósfera es un error que el intenta superar con su pasión por la lucha, la caza –que practica en su rancho de Hawai– y que se quiere rodear de tipos duros. «La empresa no es para los débiles de corazón. Hay mucha presión», indicó. Para el dueño de Meta, la masculinidad primigenia expresada en actividades como pelear por la comidad o luchar es una aspiración vital.

Su discurso evidencia que el progresismo woke que insistió en colocar el adjetivo tóxico a la masculinidad y defendió «deconstruir»» la forma de ser un hombre a partir de patrones emocionales ya ha pasado y está en su ocaso. Pero esa lucha contra la ideología woke y sus efectos se extiende también a cómo gestionará Facebook, Instagram y Whatsapp, los buques insignia de sus plataformas de comunicación a las que, según comentó en la entrevista, interactúan 3.200 millones de personas al día, más de un tercio de la población mundial.

En su conversación con Rogan, Zuckerberg insistió en acabar con la moderación de contenidos que había vetado diversos discursos en su plataforma. En su opinión, cuando sus firmas decidieron contratar a empresas para que se encargasen de controlar qué se publicaba, lo que hicieron fue «cometer un error» que ha podido afectar a la libertad de expresión. La intención de Meta es que sea la propia comunidad de usuarios la que informe a los usuarios si los contenidos tienen otro punto de vista, la misma medida que emplea Elon Musk en X. «Seguiremos persiguiendo actividades como el terrorismo, el tráfico de drogas o el abuso infantil. Pero no lo que se ha llamado la desinformación. Es muy difícil juzgar qué es verdad y qué es mentira en una situación tan politizada como la actual», señaló. Con respecto a los discursos de odio, su visión es que algunos contenidos pueden no ser populares o ser políticamente incorrectos, pero censurarlos puede suponer un error «si lo que se pretende es crear una sociedad más plural».

Uno de los puntos en los que se extendió fue la inteligencia artificial y su futuro. Al ser preguntado sobre los empleos que se perderán con la aplicación de esta tecnología, recurrió a la historia para explicar el futuro. «Durante un tiempo, la mayoría de la humanidad se dedicó a la agricultura para poder sobrevivir. Ahora, apenas un 2% de la población trabaja en el campo. Con la IA, muchos puestos vinculado a la supervivencia van a desaparecer. Tienen más futuro los trabajos creativos vinculados con la expresión artística», indicó. El futuro de la IA, en ese sentido, afectará no solo al sector primario. «Las inteligencias artificiales capaces de realizar sus propios códigos informáticos tendrán en breve el nivel del ingeniero medio que ahora trabaja en una empresa», vaticinó en un aviso a los estudiantes de informática. En el futuro que imagina Zuckerberg, viviremos unidos a gafas o lentillas que nos trasladarán a un entorno en lo que lo real se mezclará con lo virtual. «Acudiremos a reuniones por videoconferencia y nos acompañarán hologramas fabricados por la IA», indicó.

Desde un punto de vista más político, algunos sectores de la derecha norteamericana han criticado el cambio de Zuckerberg, que llegó a expulsar a Trump de su plataforma por el asalto al Congreso y fue acusado de silenciar a las voces conservadoras con sus moderadores. Su nueva posición trumpista, sin embargo, no es desinteresada. Él mismo reconoció que espera del inminente presidente «una política activa para defender a las empresas estadounidenses en el mundo». Aunque Zuckerberg no citó el caso concreto, se refirió a las continuas multas multimillonarias que la UE ha impuesto a sus empresas por vulnerar todo tipo de normas. «Estoy convencido de que la nueva administración norteamericana va a cambiar eso», vaticinó, en lo que supone un aviso a la guerra comercial con Europa que los analistas consideran inminente. «Sabemos que los tribunales norteamericanos son justos, pero no sé si sucede lo mismo en otros lugares del mundo», agregó. Para esa pelea, ya ha comenzado a rodearse de machos. Uno de ellos es Dana White, el dueño de la liga de artes marciales, mixtas UFC. «Quieres a gente así cuando tienes que enfrentrarte a un Gobierno», indicó.