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Pedro Nieva es conducido por un guardia civil tras un registro.

La pista del crimen de Llanes estaba en Bilbao

La clave del caso estuvo en un teléfono móvil que el supuesto inductor llevó a arreglar a una tienda de la villa y que la Guardia Civil requisó

Domingo, 7 de abril 2019, 01:03

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Pedro Nieva estaba siendo vigilado las 24 horas del día y tenía encima a decenas de agentes de la Guardia Civil. Su teléfono estaba pinchado, ... los agentes habían colocado 'chinchetas' de seguimiento en sus coches, un BMW X3 y un Audi A6 de alta gama. E incluso habían recibido autorización judicial para entrar en su casa de Amorebieta y colocar micrófonos y cámaras de grabación durante un mes. Para esa época, la hipótesis de que el crimen de Llanes estuviese motivado por la actividad política de Javier Ardines había perdido fuerza. Y Nieva era ya el principal sospechoso. Pensaban que había matado –o ordenado matar– a Ardines. Creían que lo había hecho por celos, por su incapacidad para superar el hecho de que su mujer le hubiese sido infiel. Habían pasado dos meses desde que el concejal de IU había aparecido muerto, con un fuerte golpe en la cabeza y signos de haber sido asfixiado, en un camino rural de Belmonte de Pría. Y a los investigadores les faltaba algo de lo que poder tirar, una pista que les permitiese empezar a atar cabos. Tenían muchas sospechas, pero poco más.

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