Un pesquero vasco es obligado a amarrar en Gijón tras un motín a bordo
El capitán denunció «amenazas» por parte de 12 de los 16 tripulantes que faenaban en aguas asturianas y el barco tuvo que ser escoltado hasta el puerto de El Musel
Martín Ruiz Egaña
Lunes, 29 de septiembre 2025, 07:09
Escoltado por una patrullera de la Guardia Civil y prácticamente con toda la tripulación amotinada. Así arribó el sábado por la tarde un pesquero pasaitarra ... a El Musel, el puerto de Gijón. A eso de las 15.00 horas, los servicios de emergencia recibieron una llamada de alerta desde una embarcación que se encontraba faenando a unas 12 millas al norte de Ribadesella (Asturias). El capitán denunció haber recibido amenazas por parte de 12 de los 16 tripulantes del barco, de origen senegalés. Según detallan fuentes de la Guardia Civil, el patrón del pesquero puso rumbo al puerto de El Musel «ante el temor de que pudieran causar algún daño al barco».
Los servicios de emergencia activaron una patrullera del Servicio Marítimo Provincial de Asturias, que salió al encuentro del pesquero guipuzcoano para escoltarlo hasta aguas portuarias. Desde el instituto armado recalcan que, tras establecer contacto visual y contactar con el capitán, observaron que «la situación se encontraba normalizada», descartando cualquier tipo de intervención en el mar.
No obstante, en declaraciones al periódico La Nueva España, el armador del navío afectado relató que la situación a bordo llegó a descontrolarse durante algunos instantes. «Les llamé la atención hasta cinco veces porque se negaron a trabajar, uno de ellos me agredió y casi caigo al agua». Así narraba algunos de los hechos más angustiosos que se vivieron, refrendados por el propio capitán del pesquero. «Hubo agresiones al armador en el puente; uno de ellos lo cogió por la cintura y lo levantó para tirarlo al agua, pero yo le cogí por los hombros, por dos veces, para que no pudiera lanzarlo».
El armador, que también está enrolado con funciones de técnico de pesca, aseguró al citado medio que «uno de ellos me zarandeó encima de la cinta y amenazó al capitán». Ambos apuntan que tres de los 16 tripulantes del pesquero profirieron amenazas. Además, dos de ellos, supuestamente, agredieron al armador, al que llegaron a colocar en la cubierta sobre la cinta que transporta las capturas del pescado a la bodega del barco.
Según señala el propietario de la embarcación con amarre en el puerto de Pasaia, «doce de los trece tripulantes de origen senegalés se insubordinaron, negándose a cumplir las órdenes». En su relato de los hechos responsabiliza en buena medida a dos de ellos, «que en vez de llamar a la calma agitaron a los más jóvenes». La situación estuvo a punto de llegar a mayores ya que tanto el patrón como el armador tuvieron que encerrarse en el puente de mando. El armador se refugió «en el catre» mientras algunos miembros de la tripulación supuestamente amenazaban al propio capitán al otro lado de las puertas del puente.
En vista de la gravedad de los acontecimientos, el patrón del pesquero contactó con otras embarcaciones que le aconsejaron poner rumbo a tierra. También avisó a una persona en tierra para que alertara a la Guardia Civil, «que activó el protocolo de amotinamiento a bordo». Una vez la patrullera del instituto armado y el pesquero pasaitarra establecieron contacto, los doce tripulantes que supuestamente se negaron a cumplir las órdenes cambiaron de actitud, y no fue necesario que los agentes subieran a bordo.
900 kilos de bonito
La embarcación fue guiada hasta su atraque en el Espigón II del puerto de El Musel, donde esperaban efectivos policiales de la Guardia Civil, que abrió una investigación sobre los hechos ocurridos.
Después de atracar en el muelle gijonés y completar las primeras diligencias, el barco pasó al Muelle de Rendiello, donde descargó los alrededor de 900 kilos de bonito para proceder a su subasta en la lonja de El Musel, una de las canchas en las que este pesquero suele subastar durante la costera del bonito.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión