Un periodista de 'The Times' se va de pintxos por Getxo: «Es una escena gastronómica espectacular»
El prestigioso tabloide británico hace parada en la Margen Derecha para ensalzar sus encantos
Los encantos de Getxo conquistan también a los lectores del prestigioso diario británico 'The Times'. El periodista Richard Mellor ha escrito en un extenso artículo sobre la localidad de la Margen Derecha basándose en su propia experiencia, con ruta de pintxos incluida. El periodista pasó unos días como huésped en el lujoso Palacio Arriluce y plasmó su viaje con un reportaje que dibuja el municipio como un lugar «próspero y hermoso» a tiro de piedra de Bilbao.
«Si bien hay poco que recomendar en los alrededores de Bilbao, diría que el mejor sitio para alojarse es Getxo», comienza. ¿El motivo que esgrime? «No solo es próspera y hermosa, sino que también tiene su propia escena gastronómica espectacular, una atracción de primera categoría como el Puente de Vizcaya, una arquitectura magnífica, menos gente y cuatro playas de arena», desgrana.
El reportero traza su hoja de ruta y el recorrido gastronómico que realizó sin dejarse nada en el tintero. Desde El Abra al «concurrido» Itxas Bide, en el que se comió «una sublime croqueta de queso de oveja». No escatimó en los pintxos tampoco en el Ajuria y sus «deliciosas tortillas de patatas» o el más moderno Kantauri, que «sirve un ingenioso brebaje de carne de cangrejo con alioli de tomate y pimentón». También degustó una pintxuleta en Unai Jatetxea acompañada de un txakoli y de un kalimotxo, por el que no sintió devoción, en el bar Arrantzale.«Me presentan el kalimotxo, una mezcla de vino tinto y Coca-Cola creada sin querer. El guía se ríe al ver mi expresión de dolor después de dar un sorbo».
Este periodista de 'The Times' se alojó en el Palacio Arriluce, «una obra maestra de piedra color miel que mezcla estilos medieval, neogótico e inglés de casa de campo bajo elaboradas torres». Ahonda en el origen de Getxo y también se detiene para explicar la zona de Algorta. Sin olvidar las platas. «Voy por Gorrondatxe, la playa más alejada, y camino por un sendero costero asfaltado durante cinco kilómetros alrededor de la ría hasta llegar al pueblo. Poco a poco, una serie de dunas boscosas dan paso a altos acantilados salpicados de estratos geológicos, fotogénicos. Más allá del encantador faro de La Galea, empiezan a reaparecer edificios, incluyendo un molino de viento de 300 años», relata.
Tampoco pierde la oportunidad de visitar Bilbao, «a 25 minutos en metro». De hecho, pone en valor la ventaja de utilizar la Barik para disfrutar del Casco Viejo. Después sube a Artxanda en el funicular para terminar la jornada, cómo no, en el «plateado» Guggenheim. Finaliza el día volviendo a refugiarse en Getxo. «Es un ambiente local seductor, y no uno que jamás habría encontrado alojándome en el centro de Bilbao», pone en valor.
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