París reabre el Sena para los bañistas más de un siglo después

Cerca de la torre Eiffel o frente a la isla de San Luis, cerca de la catedral de Notre-Dame, residentes locales y turistas podrán hacer uso gratuito de estas instalaciones acotadas, que ofrecerán un espacio de ocio y refresco en la capital francesa. Como en las playas, un sistema de banderas (verdes, amarillas y rojas) informa del caudal y la higiene que se analizará con sondas instantáneas y muestras de cultivos.

Sin embargo, siempre hay que tener cuidado. «Existe un riesgo de ahogo a causa del cieno y las plantas adheridas, las fuertes corrientes, el riesgo de hidrocución y el tráfico fluvial», explican portavoces de la Policía Local. En el pasado ejercicio, hubo «trece muertes en el Sena» y el balance ya va por «tres este año», remarca. En cualquier caso, las zonas abiertas contarán con una fuerte vigilancia hasta el punto que los bañistas deberán pasar una prueba para demostrar que pueden nadar sin ayuda.

La reapertura al baño público es consecuencia de los esfuerzos municipales realizados para mejorar la calidad de sus aguas para que pudieran utilizarse para los eventos olímpicos el verano pasado. Las autoridades invirtieron más de 1.400 millones de euros con obras de captación de aguas residuales para evitar que desemboquen en el cauce.

«París tiene la suerte de adelantarse a su tiempo, porque con el calor extremo que solo irá en aumento en nuestras ciudades», afirma la alcaldesa Anne Hidalgo, quien ya había testeado el agua el año pasado antes de la inauguración de la cita deportiva. «Es un sueño de infancia cumplido», agrega.