Un pack de mascarillas por 1.000 euros en Amazon que infla los precios por el coronavirus

La ley de la oferta y la demanda en estado salvaje. El pánico provocado por la llegada del coronavirus COVID-19 a Europa ha empujado a muchas personas a adquirir los artículos que les protejan ante un posible contagio aunque se dejen una paga extra en el intento. Ante la falta de existencia de mascarillas y geles desinfectantes en las farmacias, muchos han optado por comprarlos en Amazon, donde todavía había stock, aunque muy reducido, de estos productos convertidos ahora de primera necesidad para los más hipocondriacos. Eso sí, a precios desorbitados como lo demuestra que se pidan 1.000 euros por 60 mascarillas tipo FFP 3, la más eficaz en estos casos.

En primer lugar hay que explicar que no sólo Amazon vende todo tipo de productos en su web, también existen otros comerciantes autónomos adscritos a su plataforma online. Son ellos los que están haciendo su particular agosto en pleno invierno reventando los precios de las mascarillas y geles desinfectantes como el de la marca Verita Farma que ha pasado de los 3,28 euros a 8,97 euros con un plazo de entrega de dos a tres meses. Demasiado tiempo si se pretende evitar una infección vírica. Incluso las toallitas antibacterianas están ya agotadas.

Por tanto, muchas personas están comenzando a pedir estos productos a nuevos comerciantes de dudosa reputación, la mayoría localizados en China, y sin ningún escrúpulo a la hora de pedir una pequeña fortuna por ellos a cambio de reducir los plazos de entrega a una semana. De los 15 euros por una mascarilla FFP 3, se pasó a 100 tras desatarse la alerta sanitaria por el coronavirus. Ahora, ya cuestan 1.000 las 60 unidades.

Por si fuera poco, algunos de estos vendedores de nueva hornada están vendiendo mascarillas utilizadas por pintores o escayolistas en las obras como protección contra el coronavirus. Ni que decir que este tipo de productos no son los más adecuados para evitar los contagios contra esta enfermedad. Pese a ello, se venden a 11 euros por unidad con un plazo de entrega que podría retrasarse hasta las tres semanas.

Las más eficaces sería la mencionada FFP3 y la FFP2, que costaría unos 55 euros cada una con plazo de entrega de dos días aunque nada garantiza que estos vendedores sin ninguna reputación cumplan con lo prometido y que sus productos cumplan efectivamente con los estándares sanitarios para estar protegidos. Otra oferta pasa por cinco unidades por 99 euros, pero el envío se retrasa hasta una semana.

Sin embargo, las quirúrgicas y las de higiene no garantizan estar a salvo del virus. De hecho, son las más apropiadas para ponérselas a quien ya están infectados para evitar que propaguen la enfermedad. Da igual. Hay ofertas de dos unidades por 29,99 euros con un plazo de entrega de dos días. Hay otros anuncios más baratos con 18,23 euros por cinco mascarillas, pero su envío se retrasa hasta un mes. Otro vendedor pide 200 euros por un centenar con una entrega de dos semanas máximo. Y se están agotando.

Ante este incesante incremento del precio de estos productos sanitarios, Amazon se ha comprometido a «rastrear nuestra tienda para retirar las ofertas que violen cualquiera de nuestras políticas», según han confirmado a EL CORREO fuentes de la compañía. «Los colaboradores comerciales ponen sus propios precios, pero tenemos una política para ayudarles a definirlos de forma competitiva», ha explicado el gigante del comercio electrónico.

Además de Amazon, donde las mascarillas han desbancado al Satisfyer en la primera posición de la categoría de productos de salud y cuidado personal, muchas personas pretenden sacar tajada en Wallapop de esta historia colectiva por evitar el contagio. A precios desorbitados como lo demuestran que se vendan diez unidades del tipo FFp2 entre 50 y 100 euros. Si queremos algo más barato, hay gente que oferta dos por 30 euros.

Mientras tanto, comprar una mascarilla en una farmacia vasca es misión imposible, como en prácticamente toda España tras dispararse la demanda un 8.000%. Estos artículos están agotados desde hace más de un mes por el temor al coronavirus, que se ha incrementado por la evolución mortal de los casos en Italia. «Cada día, entre diez y doce personas vienen a preguntar», indicó ayer Ramón Valdés-Solis, que regenta una farmacia en Basauri.

Los despachos tratan en vano de reponer las existencias para cubrir la demanda, pero los almacenes de distribución están saturados. «Llamamos todos los días y ya han puesto un contestador automático que te dice que no se pueden hacer pedidos de mascarillas», explicó Cristina Álvaro, auxiliar de una farmacia de Cruces.