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Los orígenes de la gran biblioteca pública vizcaína
Una exposición celebra los 90 años de la apertura de la sede de la Biblioteca Foral, que nació a raíz de una donación de Fidel de Sagarmínaga
Toda biblioteca empieza con un volumen, pero la Foral de Bizkaia nació de la noche a la mañana con 12.000. Los había reunido ... a lo largo de su vida el político, jurista e historiador bilbaíno Fidel de Sagarmínaga, que fue alcalde de la villa, diputado general y cronista honorario de Bizkaia. «Cuando murió en 1894, sus herederos, sus hermanos políticos Ramón y Águeda Padilla, donaron su biblioteca privada a la Diputación. Y, metidos en 65 cajones, los libros salieron de la casa de Sagarmínaga, en la calle Ronda, hacia la entonces sede de la institución foral, en la Plaza Nueva, donde está Euskaltzaindia», explica Mikel Zabala, comisario de la exposición 'La biblioteca infinita. El legado de Sagarmínaga'.
Algunas de aquellas obras pueden verse por primera vez en esa muestra, montada en la Sala Noble del edificio de la calle Astarloa y que conmemora el 90º aniversario de la inauguración del inmueble. «Por desgracia, aunque entre las condiciones de la donación figuraba que la colección no se fraccionara, no fue así», lamenta Zabala. Con el paso del tiempo y el crecimiento de los fondos, el legado de Sagarmínaga acabó diluido entre los más de 300.000 volúmenes que forman hoy la Biblioteca Foral. «Los que exponemos de su colección son libros escritos por el propio Sagarmínaga o dedicados a él por autores como Arturo Campión, Pablo de Alzola, Juan Delmas y otros. Por eso sabemos que formaban parte de la donación», indica el bibliotecario.
Apreturas y mudanza
El historiador Carmelo de Echegaray, «que tenía una larga experiencia en la ordenación de archivos y bibliotecas», presentó en 1896 a la Diputación una propuesta para ordenar los fondos en dos grandes secciones -una dedicada a temas vascos y otra al resto de disciplinas-, estructura que se ha mantenido hasta la actualidad. La inicialmente llamada Biblioteca de Sagarmínaga fue trasladada en 1900 hasta el recién inaugurado palacio foral, donde en 1907 abrió sus puertas en tres salas de la planta baja. Ese mismo año se incorporó a la institución Darío de Areitio, su primer bibliotecario. «A partir de ese momento, Echegaray pasó a un segundo plano, aunque se mantuvo a cargo de la alta inspección», indica Zabala.
En la muestra se recrea el despacho de Areitio. El primer bibliotecario foral, que ocupó el cargo hasta 1953, creía que la entidad debía ser un centro dedicado a la conservación e investigación, abierto a estudiosos, pero no al público en general. «Areitio puso en marcha los servicios bibliotecarios y amplió la colección. Fue él quien compró en 1936 a un librero guipuzcoano a buen precio la edición príncipe de la primera parte del Quijote». Una joya: solo existen dieciocho copias en el mundo.
La Biblioteca Foral no atrajo en un principio a tanto público como se esperaba y por ello en 1920 hubo hasta un intento de cerrarla. Un año después, sin embargo, la Diputación encargó un proyecto para trasladarla a un inmueble que había adquirido en la trasera del palacio foral, cuyas dependencias ya no daban para más. «En 1919 habían tenido que suspenderse las suscripciones a revistas por falta de espacio», indica Zabala. 'La biblioteca infinita' exhibe algunos documentos y libros en los mismos mostradores y el mismo lugar en que se presentaron en 1929 en la inauguración de la que hoy es la sede de la institución, un edificio que compartió durante años con el Museo de Arte Moderno, el Conservatorio y el Archivo y la Imprenta forales.
Los fondos
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300.000 volúmenes custodia la Biblioteca Foral de Bizkaia, incluidos una primera edición del Quijote (1605), 'El Atlas del Rey Planeta' (1636), obra de Pedro de Teixeira, y la primera edición impresa del Fuero de Bizkaia (1528).
Inauguración accidentada
El estreno del edificio de la calle Astarloa fue accidentado. La inauguración estaba programada para las siete y media de la tarde del 22 de agosto de 1929, con la asistencia de las autoridades locales y del general Miguel Primo de Rivera. Sin embargo, la agenda del día del jefe del Ejecutivo acabó siendo tan apretada que adelantó su visita a la Biblioteca a primera hora de la tarde para irse después a la plaza de toros a ver la quinta corrida de la feria. Así que, cuando a las siete y media llegó el obispo a bendecir el inmueble, solo le estaban esperando un diputado y los trabajadores.
La apertura del nuevo edificio disparó la afluencia de público a la Biblioteca. Esa tendencia se truncó con la Guerra Civil, cuando se tuvieron que cerrar las instalaciones, que hasta los años 60 no volvieron a alcanzar la misma cota de usuarios que antes de la sublevación. Una de las víctimas de la contienda fue José Luis Uribe Bilbao, ordenanza de la Biblioteca que fue condenado a muerte y fusilado en septiembre de 1937, acusado de tenencia de armas y colaboración con el Gobierno vasco. En el proceso declararon en su contra algunos compañeros de trabajo, «probablemente por envidias profesionales». Es uno de los trabajadores de la institución a los que, junto con los grandes promotores y gestores, rinde homenaje 'La biblioteca infinita' porque sin ellos no habría sido posible el que hoy es, en palabras de Zabala, «el principal centro público de lectura de Bizkaia».
'La biblioteca infinita'
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Visita a las entrañas: Quienes quieran conocer las entrañas de la Biblioteca Foral de Bizkaia podrán hacerlo del 21 al 26 de este mes previa inscripción. Las visitas guiadas, en grupos de un máximo de diez personas y bilingües, recorrerán zonas del edificio habitualmente vetadas al público por motivos de seguridad, como el Cubo -donde se guarda el 75% de los fondos-, el depósito de prensa histórica y la hemeroteca, donde podrán ver cómo se microfilman y digitalizan los documentos para garantizar su conservación y posibilitar la consulta pública.
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Piezas: un centenar (libros, cuadros, fichas, muebles, fotos...) procedentes de colecciones públicas y privadas.
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Recreación: se exponen algunos materiales que se exhibieron hace 90 años, con motivo de la inauguración del inmueble de la calle Astarloa, en el mismo espacio en el que se mostraron entonces.
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Lugar: Sala Noble (segunda planta) de la Biblioteca Foral de Bizkaia. Para entrar, hay que presentar el DNI, el pasaporte o el carné de la Biblioteca.
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Horario: de lunes a viernes, entre las 10.00 y las 14.00 horas y entre las 17.00 y las 20.00 horas. Los sábados, de 10.30 a 13.00 horas. Hay además visitas guiadas todos los días, previa reserva en la Biblioteca o el teléfono 946 082 487.
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Fechas: hasta el 30 de noviembre.
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Comisario: Mikel Zabala.
La bibliotecaria sin rostro
Se llamaba Julia Martín Revuelta, fue la única mujer que en 1929 se presentó a la oposición a técnico en la Biblioteca Foral, cuando con el traslado a su sede actual la plantilla del centro creció de tres a diez trabajadores. Y superó en las pruebas a todos los demás candidatos. Durante las décadas siguientes, sus compañeros firmaron numerosas publicaciones, pero su nombre solo aparece en catálogos vinculados a sus tareas. «Tenemos su firma, pero ninguna foto de ella. Queremos ponerle cara», dice Mikel Zabala, que espera que descendientes de la primera mujer técnico de la Biblioteca Foral ayuden a la institución a recuperar a una figura clave en su historia. Ya en otros casos familiares de otras personas que forman parte de la historia del centro han ayudado a la institución a llenar huecos de su pasado.
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