«El éxito de la vacunación ha sido contactar pronto con las farmacéuticas»

Precisamente, Radian-Gordon señala que la total digitalización de su sistema de salud ha sido una de las claves en el rotundo éxito que está cosechando Israel en la campaña de vacunación contra el coronavirus, la que más rápido avanza en el mundo. Más del 40% de la población de ese país ha recibido ya al menos una dosis, y eso se está traduciendo en una rápida caída de la incidencia acumulada de contagios. Para las compañías farmacéuticas, Israel se ha convertido en su mayor laboratorio. «Somos una isla dentro de la región», apunta su embajadora.

- ¿Qué otras razones explican esta campaña tan veloz?

- En primer lugar, somos un país relativamente pequeño, con solo 9,2 millones de habitantes. Y tenemos una población muy joven, con un elevado porcentaje menor de 16 años. Además, en Israel estamos acostumbrados a actuar en situaciones de emergencia y contamos con un sistema de salud muy desarrollado, estructurado en torno a cuatro mutualidades de seguros que cubren a toda la población y que se han coordinado a la perfección gracias a la digitalización. Estas mutuas contactaron con las farmacéuticas que producen las vacunas muy temprano, incluso cuando no se sabía cuáles tendrían éxito, porque nuestro tamaño nos resta poder de negociación y el Gobierno tenía claro que había que asegurar el suministro. Alcanzamos un acuerdo el pasado verano.

- Muchos les reprochan que hayan pagado más por las vacunas. ¿Cree que es una forma ética de actuar?

- En España ese ha sido un tema polémico, pero no en Israel. Nosotros no tenemos la fuerza que da una unión de 400 millones de personas, y nuestros precios no van a suponer un alza para otros porque somos muy pocos. Tampoco todos los países cuentan con una eficacia como la nuestra, aunque hay otros que también están vacunando rápidamente en el marco de este esfuerzo internacional. Lógicamente, la obligación básica de un gobierno es cuidar y proteger a su población.

- Naciones Unidas ha criticado que no colaboren más activamente en la vacunación de la población palestina.

- Nosotros, como país, no podemos asegurar vacunas a todos nuestros vecinos. Aunque estamos muy interesados en que estén vacunados, porque el virus no conoce fronteras. Pero cada país tiene sus preferencias e intereses. Por ejemplo, la Autoridad Palestina, que tiene autonomía plena en temas de salud, ha negociado con Rusia para obtener la vacuna Sputnik V, y Emiratos Árabes Unidos ha adquirido la china. Nosotros hemos optado por las de Pfizer y Moderna. Aun así, tenemos una responsabilidad humanitaria y hemos donado varios miles de vacunas a los palestinos. En la zona de Jerusalén bajo autoridad israelí hay vacunas para todos, también para los palestinos, a quienes se inocula sin discriminación.

- Ha vivido la pandemia en España, que está cosechando un resultado muy diferente. ¿Qué opinión tiene sobre la gestión aquí de la pandemia?

- Entiendo que la toma de decisiones en España se realiza de forma muy diferente a la israelí porque nosotros tenemos un gobierno central, no multitud de autoridades autonómicas. Nuestras prioridades también han sido diferentes, porque primero hemos vacunado al personal sanitario y luego hemos empezado con la vacunación masiva -entre 100.000 y 200.000 personas al día- de los mayores de 60 años. Ahora vamos reduciendo la edad cada dos o tres semanas hasta llegar a los 16 años. Aun así, el tercer confinamiento ha sido severo y la hostelería y los lugares de ocio permanecen cerrados.

- ¿No tienen movimientos antivacunas? ¿Cuál es su opinión sobre el pasaporte inmunitario?

- Sí que los tenemos. Por eso hemos puesto campañas para animar a la gente a vacunarse. Y ahora que el número de enfermos cae de forma espectacular, la gente es más receptiva. A ese respecto, en Israel hay un fuerte debate sobre la conveniencia de incentivar la vacunación a través del 'pasaporte verde', que permitiría a los vacunados acceder a restaurantes y actividades de ocio. Además, estamos negociando con países como Grecia y Chipre para crear 'islas verdes', de forma que los turistas puedan viajar sin pasar por una cuarentena.