Borrar

De mujer a hombre

«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Jueves, 11 de octubre 2018, 10:32

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Sara Swaty - REUTERS
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Sara Swaty - REUTERS
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Sara Swaty - REUTERS
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Sara Swaty - REUTERS
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Sara Swaty - REUTERS
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Sara Swaty - REUTERS
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Sara Swaty - REUTERS
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Sara Swaty - REUTERS
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Sara Swaty - REUTERS
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Sara Swaty - REUTERS
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Sara Swaty - REUTERS
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Sara Swaty - REUTERS
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Sara Swaty - REUTERS
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Sara Swaty - REUTERS
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Sara Swaty - REUTERS
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Sara Swaty - REUTERS
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Sara Swaty - REUTERS
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Sara Swaty - REUTERS
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Sara Swaty - REUTERS
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Sara Swaty - REUTERS
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Sara Swaty - REUTERS
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Sara Swaty - REUTERS
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Sara Swaty - REUTERS
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Sara Swaty - REUTERS
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Sara Swaty - REUTERS
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.
«No me avergüenza decir que una vez fui mujer, es una parte de quién soy, de cómo me criaron...» Cuando Harrison Massie comenzó su terapia hormonal, tenía 22 años. Sus amigos lo ayudaron para que se sintiera cómodo con el proceso y siete años después, ansioso por acabar con el dolor físico causado por el uso de una carpeta apretada alrededor de su pecho, ha creado una página en Internet para recaudar dinero y operarse. Su amiga, la fotógrafa Sara Swaty, ha retratado su evolución en el tiempo.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios