Karmele Herranz | Doctora en Psicología Ambiental y Social
«Hemos copiado el modelo americano de oficina abierta y diáfana y no es el ideal»La especialista estudia el efecto que tiene el ruido que soportamos en nuestra vida cotidiana
Cierre los ojos y escuche. No hace falta concentrarse mucho para percibir el ruido que hay alrededor. En mi caso: conversaciones, tecleo del ordenador, melodías ... de teléfono... y una obra en el pasillo, a unos doce metros. Sin duda, este último es el más molesto de todos. «Las obras afectan mucho porque es un sonido que no se puede predecir, no es como el aire acondicionado, por ejemplo, que cuando para sientes alivio pero mientras está en marcha no te parece molesto porque, al ser continuo, te acostumbras». Karmele Herranz es doctora en Psicología Ambiental y Social de Tecnalia y estudia cómo influye el ruido en los espacios públicos a nivel psicosocial. Con su equipo, acaba de desarrollar una metodología para la evaluación de la percepción humana del entorno acústico en espacios públicos urbanos. Y no todo tiene que ver con el ruido 'real'.
– ¿La ciudad está condenada a ser un entorno ruidoso?
– No. Lo que hay que hacer es diseñar los espacios teniendo en cuenta este aspecto. Hace años se remodeló la plaza General Latorre de Bilbao, un lugar que resultaba desagradable por el tráfico. Casi no podías ni hablar, pero se colocó asfalto absorbente acústicamente, se amplió el área de estancia para quitar aparcamiento, se colocaron parterres de flores elevados para que no llegara tanto el sonido de los coches y se instaló una fuente con chorros que caían de modo escalonado, imitando el discurrir del agua del río, y que hacía el efecto de pantalla acústica.
– Usted habla de espacios verdes 'contra' el ruido.
– Sí, pero no solo por la capacidad de amortiguarlo, que tampoco es tanta, sino por el efecto del paisaje. Ver agua correr 'enmascara' el ruido del tráfico porque los espacios naturales hacen que nos encontremos más a gusto.
– Lluvia, agua correr, pájaros... ¿Son siempre música para los oídos?
– No, fíjate lo que molesta el sonido de un grifo goteando agua. O imagina que en la oficina ponen un hilo musical de un trino a cierta intensidad. En el campo no nos molestaría, pero en el trabajo, sí. Es como cuando vas a un concierto heavy y te colocas al lado del bafle. Estás a gusto, mientras que esa música bastante más baja pero sonando en el piso del vecino nos generaría molestia.
«Ver agua correr en la fuente de una ciudad 'enmascara' un poco el ruido del tráfico»
– Qué decir de la gente que vive junto al tren...
– Los ruidos ocasionados por el transporte son de los más molestos, empezando por el despegue y el aterrizaje de aviones, especialmente de aviones militares, porque casi no le da tiempo al oído a adaptarse. El segundo ruido más molesto en este campo es el del tráfico rodado y, luego, los trenes, aunque estos, al estar muy asociados a cultura y a aventura... Todo influye. Yo vivía al lado de una estación de tren y al principio creí que no lo llevaría bien, pero el tren avisa, tiene una frecuencia determinada... Al final, ni lo oía.
– El ruido no molesta siempre igual.
– No, depende también de la actividad que hagas. Si la tarea requiere concentración, obviamente molesta más. Por eso hay que pensar los espacios, las oficinas, por ejemplo. Hemos copiado el modelo de espacio diáfano que los americanos pusieron de moda, pero ahora ellos mismos están desechándolo porque un lugar abierto y diáfano no es el ideal para trabajar. Yo he tenido que venirme a una salita para poder estar sola y hacer esta entrevista. Hay que habilitar huecos más pequeños en las oficinas, habitáculos de ocho o diez personas, por ejemplo.
– Mucha gente recurre a los cascos para aislarse en el trabajo.
– No sé si esa es la solución porque el oído no está ventilado y, si el sonido está alto, puede generar problemas de audición. Existen cascos aislantes que se utilizan en determinadas profesiones, pero tienen que apretar y son incómodos. En lugar de diseñar los espacios pensando en el ruido ponemos parches.
– ¿Es cierto el tópico de que somos una cultura ruidosa?
– El nivel acústico de nuestras calles es parecido al de otros países y en algunos sitios, como en Bilbao, ya se han tomado medidas que redundan en una reducción del ruido, como el límite a 30 kilómetros por hora para la circulación por el centro de la ciudad, ya que los acelerones y los frenazos resultan muy molestos. Pero también es una cuestión de carácter. Entras al metro en Japón y no se escucha absolutamente nada. Aquí, por nuestro carácter más extrovertido, se oye a la gente hablando y tal vez habría que ser más cuidadosos.
– Más silenciosos...
– No, no se trata de eso tampoco. Yo prefiero cierto bullicio a ver a la gente sola y en silencio. Hay que poner más cuidado y tener esta cuestión presente siempre. Por ejemplo, si en un colegio van a hacer obras, entérate con antelación de cuáles serán las franjas más ruidosas y programa para entonces actividades más enfocadas al juego en la que el ruido no interfiera tanto.
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