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Jacinda Ardern es una política con carisma que tiene a su país encandilado con su gestión. FACEBOOK JACINDA ARDERN

El estilo (con sustancia) frente a la pandemia

de la primera ministra de Nueva Zelanda

Lunes, 4 de mayo 2020, 00:24

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Nueva Zelanda (4,8 millones de habitantes) es la más remota y geográficamente aislada de las naciones desarrolladas, pero ha minimizado este hándicap productivo mejorando continuamente sus industrias del transporte y de las comunicaciones. También está considerado el tercer país del mundo más cómodo para vivir y comparte con su vecina Australia un origen colonial, una herencia cultural y una madre patria, el Reino Unido. Fue el primer estado en instaurar el sufragio femenino en 1893 y allí encontramos en momentos a su primera ministra, una mujer que cumple este año 40 años llamada Jacinda Ardern y que lleva en el cargo desde agosto de 2017, cerca de tres años. Al asumir esta cartera, se convirtió en la primera jefa de gobierno más joven del planeta. Ideológicamente, Ardern se define como socialdemócrata, progresista, republicana y feminista. Una de las medidas que ha aprobado es despenalizar el aborto, que en Nueva Zelanda era ilegal y podía conllevar penas de hasta 14 años de cárcel. También ha defendido el matrimonio igualitario, que era legal desde 2013.

Hija de un expolicía y miembro muy activo de la iglesia mormona y de una empleada de un comedor social, fue criada en la fe mormona, que abandonó por los postulados que esta religión mantiene contra los homosexuales. Ahora se define como agnóstica. Empezó a copar titulares cuando calificó de «totalmente inaceptable» que le preguntaran si pensaba tener hijos siendo primera ministra. Cosa que sí ha hecho, por cierto. Esta política tiene un millón de seguidores en Instagram y cuelga en Facebook sus vivencias relacionadas con el trabajo y también algunas personales sin que, la verdad, resulte propagandístico. Como una foto del tupper que le preparó su madre hace poco. Este tipo de cosas encantan. «Me fui antes de que alguien en mi casa se levantara esta mañana, al menos eso pensé. Resulta que mamá se levantó y preparó el desayuno y una taza de té para mí y lo dejó afuera de mi puerta. Y cuando no es mamá haciendo té, es Clarke. Tengo mucha suerte de estar rodeada de amabilidad». Con «es Clarke» se refiere a Clarke Gayford, el presentador de televisión con el que está casada.

Ardern lo peta entre los jóvenes, atrae a grandes masas a los mitines y disfruta de los elogios de la prensa internacional. El perfil de Twitter de su gata 'Paddles' lo peta, y se han vendido como churros los pósters de un artista en los que se la representa como Wonder Woman, la Princesa Leia o el icono feminista Rosie the Riveter. También triunfa el cartel 'photoshopeado' a lo Uma Thurman en Kill Bill. No duda en fotografiarse con personajes conocidos y subirlo a su cuenta de Instagram, ya sean estrellas de la música como Ed Sheeran, a quien invitó a su casa cuando el británico ofreció dos conciertos en Nueva Zelanda, o líderes mundiales como Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España, con quien coincidió durante una Asamblea General de la ONU. Por cierto, fue muy comentado el gesto de Jacinda Ardern, que no dudó en llevar a su hija y a su marido a la cumbre. La pequeña había nacido solo tres meses antes y su madre se había tomado seis semanas de baja por maternidad. Pues bien, a la dirigente neocelandesa sus detractores la acusan de tener mucho estilo pero poca sustancia. Ella dice que no es «una supermujer». Porque como es de esperar, ha tenido que lidiar más de una vez con la pregunta de cómo hace para compaginar sus labores como madre y primera ministra.

Se describe como socialdemócrata y feminista. FACEBOOK JACINDA ARDERN

El país que dirige sólo ha contabilizado 1.400 infectados por Covid-19 y 12 fallecidos por el virus y ha entrado en el selecto club de los que mejor están gestionando la crisis, todos liderados por mujeres. Los otros son Finlandia, donde está la primera ministra más joven del mundo, Sanna Marin, que tomó posesión del cargo hace cuatro meses sin imaginar que se iba a enfrentar a una pandemia; Islandia, a cuyo frente está Katrín Jacobsdóttir; Taiwán, la isla asiática presidida por Tsai Ing-wen; y Dinamarca, donde están abiertas guarderías y colegios y donde la primera ministra, Mette Frederiksen, sorprendió con una conferencia de prensa en la que respondía a preguntas de niños.

¿Qué es lo que ha hecho tan bien Jacinda Ardern, según los analistas? Para empezar, observan que cada vez que da un discurso lo hace con autoridad y sin adornos innecesarios. En segundo lugar, recuerdan que el primer caso confirmado de Covid-19 se registró el 28 de febrero en Nueva Zelanda y que la enfermedad no avanzó mucho en las dos semanas siguientes, con sólo seis contagios registrados hasta el 14 de marzo. A pesar de ello, la primera ministra ordenó ese día que todo viajero que llegara a su país, nacional o extranjero, se pusiera 14 días en cuarentena. También vetó los cruceros, un movimiento difícil para un país muy vinculado al turismo. El 19 de marzo decretó el cierre de las fronteras y el de cualquier espacio donde se reunieran más de cien personas. También pidió a ancianos y personas inmunodeprimidas que se quedaran en casa. 25 de marzo. Llega la cuarentena obligatoria para los 4,8 millones de habitantes de Nueva Zelanda.

Eliminar la curva, destruirla, y no aplanarla, en eso ha consistido la estrategia de Ardern, «la más estricta del mundo». Un mes después, la ralentización en la aparición de nuevos pacientes con la enfermedad era evidente. Nueva Zelanda ya estaba lista para la desescalada y a Jacinda Ardern se la ensalza como un ejemplo, el ejemplo, de «liderazgo femenino» frente a la adversidad. Cuando llevaba dos años de gobierno, esta líder fue capaz de narrar dos años de su Ejecutivo en casi tres minutos, algo simplemente brillante. Quien lo haya visto pensará «va muy rápido, no da tiempo a enterarse de tantas cosas!». Pero lo que Jacinda quería de verdad era hacer llegar un mensaje, «hemos hecho un montón de cosas en dos años«. Bingo. Pues así de dura y pragmática ha sido con el coronavirus, y ha resultado.

Durante la gestión de la pandemia ha estado en estrecho contacto con la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, a la izquierda. FACEBOOK JACINDA ARDERN

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