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Carlos Vega, con 'Casina' (la perra de la derecha' y otro de sus perros de caza, durante una montería Foto cedida por Carlos Vega

«Los lobos se comieron a nuestra perra casi entera, sólo dejaron la cabeza»

Los cazadores Carlos Vega Prado y Hugo Vega Fernández pierden a una 'grifona' «muy buena, luchadora y sangrina», durante una cacería de jabalí en Asturias

E. C.

Lunes, 13 de enero 2025, 17:47

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«Se la comieron casi entera, sólo dejaron la cabeza, y eso porque mi hijo, Hugo, les persiguió hasta un escobalón en el valle de La Ablanosa, y como debía molestarles para meterse entre las escobas, soltaron la cabeza». Lo cuenta, entre compungido e indignado, Carlos Vega Prado, un casín de Prieres, en la zona Sur de Asturias, no muy lejos de la frontera con León, que bautizó a su perra precisamente con el gentilicio de su tierra, 'Casina', hace cuatro años, en una muestra de cariño.

Lo que ocurrió fue algo «que el año pasado se ha repetido varias veces en estos montes, según me comentaron los guardas de la consejería». De hecho, a un buen amigo de Carlos, Alberto García Mejido, los lobos se le llevaron de forma similar a 'Zancas' en los montes de Proaza el pasado otoño.

Relata Carlos que él y su hijo, Hugo, estaban cazando en la zona de Brañagallones el domingo por la mañana. «Soltamos a los perros para que siguieran los rastros de los jabalís, y 'Casina' se fue detrás de uno. Hacia la una de la tarde recogimos a los perros, pero faltaba 'Casina', y como yo ando algo griposo fue mi hijo quien fue a buscarla, siguiendo la señal del localizador que la perra llevaba al cuello».

Precisamente, al revisar los datos de dicho localizador, se encontraron algo raro. 'Casina' había estado parada en un lugar durante mucho rato, lo que no es para nada habitual durante una montería, en particular en una perra tan «buena, luchadora y sangrina» como 'Casina', una mezcla de Grifón y Sabueso «que salió más grifona que sabuesa» y que entre los cazadores se conoce también como perros de caza asturcántabros.

De ese modo, cuando Hugo se encontraba a unos setenta metros «del lugar donde el Garmin le decía que estaba 'Casina', de repente la señal se alejó hasta los 280 metros. Así que, sospechando ya que se la habían llevado los lobos, le dije a Hugo que volviese hasta donde la señal decía que había estado tanto tiempo parada la perra, en la Collaína Las Fuentes, en el Valle de Andorniu».

Lo que Hugo encontró allí fue ya sólo una pata de la perra, roída hasta el hueso y con restos de piel, mientras la señal que emitía el localizador que la perra llevaba al cuello se seguía moviendo. Era evidente, los lobos seguían teniendo parte del cuerpo de 'Casina'. Hugo siguió de nuevo la señal hasta el escobalón antes mencionado, y los lobos, sabiéndose perseguidos, soltaron allí «lo único que los lobos no habían devorado»: la cabeza y, aún unidas a ella, las vértebras superiores. Todo lo demás había desaparecido, salvo parte de las vísceras, que ambos cazadores encontraron cerca.

Daños a la ganadería

Comenta Carlos Vega que de inmediato informaron a los guardas forestales de la Consejería de Medio Rural, pero que «ya nos dijeron que no hay compensación alguna prevista para los daños que se generan por la fauna salvaje a los animales de los cazadores», mientras que en el caso de daños a la ganadería, sí se consideran daños reembolsables los infligidos a perros pastores o mastines, al ser considerados perros de trabajo. En todo caso, Carlos Vega anota que «por parte de los guardas no tengo más que agradecimiento, se portaron muy bien y se prestaron a colaborar en cualquier informe que quiera presentar, aunque ya cuento con que no servirá de nada. Me comentaron, además, que hubo varios casos a lo largo del último año».

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