Silvia Zuñiga, ayer ante la sede de las Juntas Generales de Gipuzkoa. PEDRO MARTÍNEZ

«Me han llamado guarra por ir cogida de la mano con otra chica»

La activista feminista nicaragüense Silvia Zuñiga denunció ayer en las Juntas Generales de Gipuzkoa la situación del colectivo LGTBI en su país

ana chueca

Domingo, 28 de junio 2020, 09:42

«Me han llamado guarra en la calle», cuenta Silvia Zuñiga, «cuando iba de la mano con una amiga o con alguien que podía ... ser mi pareja. Si las chicas que van de la mano son blancas no pasa nada», denuncia. La feminista nicaragüense, que se tuvo que exiliar a Bilbao por su activismo contra el régimen de Daniel Ortega y a favor del colectivo LGTBI que mañana celebra sus reivindicaciones del orgullo, compareció ayer en la Comisión de Derechos Humanos de las Juntas generales de Gipuzkoa para denunciar la crisis de derechos humanos que el Covid no ha hecho más que agravar en Nicaragua. «¿Qué es lo mejor de este país? Que estoy viva», respondió a las preguntas de los miembros de la comisión. «Eso y que cuento con una red de apoyo feminista y puedo estar denunciando lo que pasa en mi país», añadió.

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Silvia Zuñiga, que forma parte de 'Feministas por Nicaragua en Euskal Herria', presentó ante la comisión sus peticiones en contra del régimen de Daniel Ortega y a favor de los derechos humanos, libertad personal y de expresión, para hacer frente a la represión sistemática que los nicaragüenses sufren desde 2018, especialmente el colectivo LGTBI.

En su intervención ante las Juntas Generales, recordó que la homosexualidad se despenalizó en su país en 2008, «aunque los policías no aceptan ninguna denuncia por discriminación u odio en este sentido». Además, debido a la prohibición de reuniones públicas de más de 20 personas, «los grupos y asociaciones LGTBI estamos desapareciendo en Nicaragua».

Dos noches a la intemperie

Cuando Zuñiga llegó a España no pidió asilo político porque su intención no era quedarse. «Quería estar el tiempo necesario para denunciar la situación, lograr apoyo internacional y regresar a mi país», expresa. «Me vi obligada a pedir el asilo por una redada que me encontré al volver del trabajo», relata. «Me detuvieron en la estación Abando de Bilbao. Me pidieron los documentos y evidentemente solo pude mostrar mi pasaporte. Fui tratada como una criminal, a pesar de decirles que venía de trabajar», cuenta.

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Luego vino la odisea de solicitar la cita para lograr el asilo político. Silvia Zuñiga tuvo que dormir dos noches a la intemperie para lograr una cita. Comprende que no haya capacidad para tantas personas que solicitan el asilo, pero pide «que se humanice el trato a las personas que solicitan» y evidencia que «el accesos a la información sigue siendo limitado».

La activista de 'Feministas por Nicaragua' también puso de manifiesto que su expresión de género e identidad sexual ha supuesto más trabas para encontrar trabajo que no tener papeles en regla. «Mi situación irregular les favorece a la hora de contratarme», afirma

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