La lección de la joven que se enfrentó a la enfermedad de Crohn en un parque de gimnasia
Clara lleva casi diez años surfeando esta dolencia sin cura y ha encontrado en la calistenia un remedio para combatir la debilidad que le produce
«¿Me voy a morir?». Cuando Clara Martínez-Polo le preguntó esto al médico que la atendía en el Hospital 9 de octubre de Valencia ... se esperaba lo peor. Llevaba meses con unos dolores de tripa muy fuertes y mucho malestar digestivo, había perdido peso, no podía comer casi nada sin que le diera problemas... Pensaba en un cáncer, aunque no lo menciona, pero el diagnóstico fue otro: «Enfermedad de Crohn». Escuchar aquello le «alivió» en parte, aunque enseguida se percató de que aquello la iba a acompañar de por vida.
Se trata de una dolencia inflamatoria intestinal crónica, «de carácter autoinmune» y no tiene cura. Sin embargo, Clara, lejos de sentir un mazazo al oír la explicación decidió darle la vuelta. Y eso que no lo tenía fácil. «Llevaba más de un año de médico en médico con diferentes síntomas hasta que me dio el brote que me llevó al hospital», cuenta. Para entonces, ya estaba muy débil y con la moral muy tocada.
«Todo empezó cuando me fui a París con una beca Erasmus», explica. Ese momento es un cambio muy grande para cualquier estudiante. «Comes mal, vas más de fiesta y, en mi caso, me provocó mucho estrés por el tema de la vivienda». Cree que esto último fue el detonante de la situación que, a su vuelta nada, le llevó a urgencias e hizo sufrir a sus padres, que tampoco entendían qué le ocurría.
Han pasado diez años de aquello y hoy Clara es una mujer granítica. No solo en el plano moral, sino en el físico. Algunos la llaman la reina nacional de la calistenia, una disciplina en la que se trabaja con el peso del cuerpo para trabajar la fuerza, la estabilidad y el equilibro. A juzgar por lo que se ve en sus perfiles de las redes sociales, donde empezó para mostrar sus avances a sus amigos y ahora acumula millones de seguidores, nadie diría que hay días que no puede ni levantarse de la cama.
Los primeros síntomas los notó cuando estaba lejos de casa, en París, con una beca Erasmus
Y es que cuando recibió el diagnóstico, le explicaron la enfermedad -«de la que apenas había oído hablar»-, y se recuperó un poco, se propuso que aquello no iba a poder con ella. ¿Cómo? Poniendo el deporte en el centro de su vida. «Es curioso porque siempre he sido la oveja negra de la familia en este aspecto», señala. En su casa sus padres y hermanos siempre han practicado algún deporte. Sin embargo, ella no logró engancharse a nada. En la adolescencia lo abandonó sin pena. Hasta que algo hizo clic en su cabeza en aquella cama de hospital. Se vio tan débil que decidió ponerse fuerte.
«Mi enfermedad tiene periodos en los que no puedo hacer nada, pero afortunadamente otros en los que está como dormida», explica. Aprovecha estos, que cada vez son más, para ejercitarse. «Empecé con sentadillas, abdominales... y poco más. Tren superior no porque no quería ponerme grande», se ríe ahora de esta falacia. Hasta que llegó la pandemia.
Sin prejuicios
Era profesora de primaria y con el confinamiento aumentó su nivel de estrés, algo que debe tener muy controlado para evitar brotes. Así que para combatirlo, decidió que tenía que ponerse a entrenar más en serio: «Me propuse dedicarme una o dos horas a mí cada jornada». Y ahí fue cuando descubrió la calistenia. El camino para conseguir lo que es hoy no fue fácil. Una de las cosas que más le cuesta es coger y mantener peso por su dolencia. «En mi caso, porque cada persona que tiene la enfermedad de Crohn es diferente, me crea úlceras entre el intestino delgado y el íleon», desliza. Eso hace que enseguida pierda kilos y se debilite. Pero cuando pasa la nube negra, vuelve a los parques. «La clave para obtener resultados es la constancia», subraya.
Porque sí, ahora a Clara la podemos ver entrenar en la calle, un paso que le costó dar. Estas zonas, que a raíz de la pandemia se han popularizado como gimnasios al aire libre, suelen estar llenas de hombres, y a las chicas les cuesta acercarse por prejuicios o por vergüenza. Sin embargo, esta valenciana de 31 años es el ejemplo de que hay que dejarlos de lado y entrenar donde uno quiera. «Es uno de mis retos, trabajar para que haya más chicas, y también hablar más de mi enfermedad», reflexiona.
El deporte le ayuda a combatir el estrés, que cree que es un detonante de sus brotes
Detrás de esto último hay un objetivo: darla a conocer, pero también que los afectados no se pongan límites y aprovechen los tiempos que están bien para hacer deporte porque, como dicen cada vez más estudios, es un ingrediente esencial en el tratamiento de cualquier dolencia, incluso las que no tienen cura «todavía», como la de Clara.
De momento, ha editado un libro inspirando en su experiencia personal donde ofrece una guía de entrenamiento para aquellos que quieren empezar en este deporte. Se titula 'Tu cuerpo, tu fuerza' (ed. Oberon) e invita a afrontar los desafíos conectando el cuerpo, la mente y la salud, a vivirlos como un todo.
Un proyecto pionero para detectar antes la enfermedad de Crohn
Clara tardó más de un año en obtener su diagnóstico. No es un caso único. Los síntomas de la enfermedad de Crohn son a veces tan inespecíficos y comunes que confunden. Pueden responder a varias dolencias, algunas graves y otras menos, lo que dificulta el camino de pacientes y especialistas. Casi siempre la noticia llega después de algún brote que deja al afectado fuera de combate durante días o semanas.
Lo que ahora se intenta es lograr que el diagnóstico llegue antes de este debut tan agresivo. «Existe un periodo en el que podemos cogerla a tiempo, una ventana de cinco a diez años«, explica Iago Rodriguez Lago, gastroenterólogo de Osakidetza, uno de los cuatro hospitales españoles que participan en el proyecto llamado Intercep. Su objetivo es transformar el abordaje de esta dolencia mediante estrategia de prevención.
A cinco años
Para lograrlo, se analizarán biobancos y se reclutarán a 10.000 familiares sanos de primer grado de entre 16 a 35 años de pacientes con enfermedad de Crohn en siete países europeos, una estrategia que no se había implementado hasta ahora. El proyecto cuenta con financiación de la Comisión Europea, que destinará más de 378 millones de euros en los próximos cinco años. Y aunque no trabaja para lograr una cura, sí pretende que pueda ser gestionada mejor e, incluso, que se pueda prevenir. Se estima que en España la sufren más de 350.000 personas y tener antecedentes de parientes en primer grado incrementa diez veces el riesgo de padecerla.
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