«La Justicia no está llegando a las víctimas de violencia de género como debería»

- La violencia de género sigue al alza en España. ¿Vamos hacia atrás?

- Sí respecto a los datos, pero en cuanto al trabajo que hacemos desde la Administración de Justicia, no. Estamos más concienciados y la labor divulgativa es mayor. Sí que hay ciertas cuestiones que hacen a las víctimas desconfiar un poco de la administración de Justicia. No estamos llegando a ellas como deberíamos para que confíen en el proceso y poder prevenir este tipo de asuntos.

- ¿En qué momento llega esa desconfianza?

- Antes de la denuncia, cuando ocurre un suceso, el protocolo está previsto y es correcto, pero después existe cierto recelo a la revictimización, a llegar al proceso, a tener que pasar varias veces por el mismo trance o a que les hagan ciertas preguntas...

- Explíquese.

- Hemos trabajado mucho en evitar la revictimización, pero la gente no lo sabe. Si eres una jueza empática, es más fácil que la víctima dé el paso a seguir el proceso, pero si se encuentran con un sitio frío, es complejo. Y es verdad que los espacios en los que trabajamos son bastante fríos.

- ¿Hasta dónde tienen que llegar las preguntas?

- El interrogatorio debe llegar hasta tener un conocimiento exacto de lo que ha ocurrido, pero sin hacer daño. Todo el mundo sabe qué preguntas proceden y cuáles no. Otra cuestión es la manera de formularlas. Se puede preguntar sin un sesgo de género y sin afectar a la víctima. La base está en impartir la Justicia con empatía, respeto y generando un clima cercano y acogedor.

- El interrogatorio del juez Carretero en el caso Errejón generó mucha polémica, precisamente por las preguntas que le formuló a la actriz Elisa Mouliaá.

- La mayoría de jueces y juezas no hacen ese tipo de interrogatorios, al menos no ya. Si sale a la luz entiendo que es por su excepcionalidad. Obviamente se podría haber hecho de otra forma, bastante menos agresiva y realizando preguntas de manera más empática y cercana. El trato influye.

- ¿En qué?

- Si reciben buen trato, probablemente se abran y continúen el procedimiento. Además, declarar es una forma de restaurar lo vivido. Contar su relato en voz alta le permite validarse y considerarse creída. Pero si el trato es contrario, y no está acompañada, puede conllevar una retirada de la denuncia. Al final vuelven a vivir su experiencia con la persona que tienen delante.

- Se insiste en la denuncia, pero sigue habiendo carencias. Una de las cuatro mujeres asesinadas este año por su pareja había denunciado previamente.

- Hay que valorar caso por caso qué es lo que falla. La autocrítica es positiva, pero hay casos en los que se retira la denuncia, no se declara todo o se cambia el testimonio. Lo que fallamos como sociedad es en procurar un acompañamiento psicológico desde el minuto uno. En los casos más graves yo paralizaría el procedimiento hasta que la víctima se encuentre asistida psicológicamente para entender qué le está pasando.

- ¿Cree que hay más violencia o un mayor número de denuncias?

- Por un lado se denuncia más, pero por otro la violencia está adquiriendo otras formas.

- ¿Como cuáles?

- Antes no se consideraba violencia de género la violencia sexual dentro del matrimonio o un beso, como ha sido en el caso Rubiales. Donde sí considero que ha habido un aumento de la violencia es entre los adolescentes.

- ¿En qué sentido?

- Se les está transmitiendo unos discursos que niegan que la violencia de género exista y además, tienen más herramientas a su alcance para ejercer ese control.

- Las encuestas dicen que los jóvenes cada vez son más reacios a creer que existe violencia.

- Las campañas de concienciación no están llegando a ciertos colectivos como los jóvenes o menores, a diferencia de otros discursos. Tenemos claro cuál es el contenido que queremos que llegue, pero la vía no está siendo la correcta.

- ¿Qué papel juegan las redes sociales en todo esto?

- Es una herramienta muy poderosa por su alcance. Las redes sociales, internet o la inteligencia artificial son machistas porque se basan en estereotipos y en sesgos de género. Son un reflejo de la sociedad. Y aunque no lo podemos controlar, hay ciertas cosas que no se pueden permitir y que está bien que se vigilen.