Un emprendedor vitoriano que tuvo que salir de Euskadi por «la amenaza de ETA»

Aunque Jesús residía habitualmente en Madrid desde mediados de los años noventa, también poseía intereses comerciales en Ciudad Real. Allí conoció a Antonio Caba, quien enseguida se percató de su potencial económico. ¿Qué llamó su atención? La víctima participaba en diversos negocios repartidos por la comunidad madrileña, Castilla La Mancha, Extremadura y Paraguay, donde poseía explotaciones agrarias.

Fue en 1995, con apenas 26 años, cuando fundó su primera empresa en Madrid. Se trataba de una firma dedicada a la «compraventa y explotación de solares y terrenos de toda clase de edificios u obras». A día de hoy, esta firma permanece oficialmente «inactiva».

Prosperó con nuevas singladuras empresariales, centrándose en el sector de las tragaperras, vector de su actividad profesional a lo largo de los años. El Registro Mercantil apunta su vínculo con un par de sociedades mercantiles dedicadas a «la instalación y explotación de máquinas recreativas». Se trata de empresas de volumen «pequeño», pero con un área de influencia hasta Ciudad Real.

De manera paralela, el entorno familiar de Jesús controla varios negocios más. Hasta siete entidades dedicadas a actividades dispares, según reflejan los informes oficiales del Ministerio de Hacienda.

Toda la familia de González Borrajo «es de Vitoria». Sin embargo, «como tantos vascos tuvieron que exiliarse por la amenaza de ETA», remarca Pérez Muñoz, erigido en portavoz de esta familia.

A pesar de llevar media vida fuera del País Vasco, Jesús jamás se olvidó de sus raíces. Su madre, a la que visitaba con regularidad, falleció en la capital alavesa hará cerca de siete años. En los días posteriores al sepelio regresó a la tierra que le vio nacer. E hizo lo que mejor se le daba. «Se encargó de la venta de la vivienda».