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De Poza a Oña. Marina (en el centro) con su amiga Lara Movilla y Maurizio, frente al monasterio. borja agudo

Jardines secretos y dragones en la iglesia

Veraneo de cercanías ·

En Oña, uno empieza hablando del veraneo de los vascos y acaba remontándose a la infancia y al peso de la historia: «De once hermanos, seis nos fuimos para Bizkaia»

Viernes, 28 de agosto 2020, 00:04

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En Oña, el pasado está siempre presente de manera abrumadora y deslumbrante. Uno sube desde la calle Ronda y se encuentra de sopetón en pleno ... núcleo de la «muy leal y valerosa villa», un tesoro arquitectónico que envuelve al visitante en cierta sensación de irrealidad. Lo cierto es que en esta sección estamos acostumbrados a tratar con un material menos imponente: aquí hablamos de veraneos, de paseítos, de chapuzones, pero resulta que también en ese terreno el pasado se vuelve insoslayable, porque las vacaciones de este año son solo el último eslabón de una larga cadena que suele remontarse a la niñez y que, si todavía estiramos un poco más, acaba haciendo aflorar historias de generaciones pasadas. Aquí uno empieza charlando sobre lo rico que está el aperitivo y acaba emigrando a las minas y escondiendo en casa a Pasionaria.

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