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Japón ha autorizado la caza comercial de una nueva especie de ballena: el rorcual común, también conocido como ballena de aleta, el segundo animal más grande del planeta, después de la ballena azul. Esta decisión, anunciada por el portavoz del gobierno japonés, Yoshimasa Hayashi, expande la lista de cetáceos que el país permite cazar, desatando una nueva ola de críticas por parte de organizaciones internacionales y grupos ecologistas.
Hasta ahora, Japón permitía la caza de tres especies de ballenas: la ballena de Bryde, la ballena de Minke y la ballena de Sei. Con la inclusión del rorcual común, Japón suma un cuarto cetáceo a su pesca comercial, una medida que está siendo duramente cuestionada debido a que esta especie se encuentra en la lista de animales en peligro de extinción.
El rorcual común, que puede alcanzar los 27 metros de longitud, ha sido objeto de una intensa caza en el pasado, lo que redujo significativamente su población. Aunque en las últimas décadas ha habido esfuerzos internacionales para proteger a esta especie, Japón ha decidido continuar con la caza basándose en lo que consideran una tradición cultural y un recurso alimentario importante. Según el gobierno japonés, la caza de ballenas debe realizarse de manera sostenible, apoyándose en evidencia científica.
La caza comercial de ballenas en Japón no es nueva. En 2019, el país reanudó oficialmente esta práctica tras abandonar la Comisión Ballenera Internacional (CBI), organismo que prohíbe la captura comercial de cetáceos. Desde entonces, el gobierno japonés ha defendido la caza de ballenas como parte de su herencia cultural y su economía, a pesar del poco consumo actual de carne de ballena en el país. De acuerdo con datos del Ministerio de Agricultura, Silvicultura y Pesca, el consumo de carne de ballena ha caído drásticamente desde la década de 1960.
En 2023, Japón cazó 83 ballenas Minke, 187 ballenas Bryde y 24 ballenas Sei, según las cifras oficiales. Sin embargo, la demanda de carne de ballena ha disminuido significativamente, situándose en niveles históricamente bajos. Actualmente, el consumo anual de carne de ballena en Japón está entre las 1.000 y 2.000 toneladas, apenas una fracción de las 200.000 toneladas que se consumían en los años 60.
A nivel internacional, la decisión de Japón de permitir la caza del rorcual común ha sido recibida con escepticismo y críticas. Organizaciones como la Corte Internacional de Justicia ya han emitido fallos en contra de la caza de cetáceos, pero Japón sigue defendiendo su derecho a continuar con esta actividad dentro de sus aguas territoriales y bajo sus propias regulaciones.
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