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Jueves, 3 de mayo 2018, 23:25

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En Brasil el jaguar es una especie a la que no sólo amenazan los cazadores y la destrucción de su hábitat, sino también las inundaciones en el Amazonas. El proyecto Laurete (algunas de cuyas actividades vemos en las fotografías) investiga cómo resiste esta especie en las copas de los árboles, donde se refugian y alimentan a sus crías entre abril y julio, mientras el suelo de la selva tropical se mantiene cubierta de agua. Los «jaguares pintados» llamados así por su pelaje poblado de intrincadas manchas son difíciles de ver en la espesura, pero los investigadores les colocan rastreadores que pueden identificarlos desde las pequeñas embarcaciones con las que se desplazan a través de la jungla inundada.

Bruno Kelly - REUTERS
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En Brasil el jaguar es una especie a la que no sólo amenazan los cazadores y la destrucción de su hábitat, sino también las inundaciones en el Amazonas. El proyecto Laurete (algunas de cuyas actividades vemos en las fotografías) investiga cómo resiste esta especie en las copas de los árboles, donde se refugian y alimentan a sus crías entre abril y julio, mientras el suelo de la selva tropical se mantiene cubierta de agua. Los «jaguares pintados» llamados así por su pelaje poblado de intrincadas manchas son difíciles de ver en la espesura, pero los investigadores les colocan rastreadores que pueden identificarlos desde las pequeñas embarcaciones con las que se desplazan a través de la jungla inundada.

Bruno Kelly - REUTERS
En Brasil el jaguar es una especie a la que no sólo amenazan los cazadores y la destrucción de su hábitat, sino también las inundaciones en el Amazonas. El proyecto Laurete (algunas de cuyas actividades vemos en las fotografías) investiga cómo resiste esta especie en las copas de los árboles, donde se refugian y alimentan a sus crías entre abril y julio, mientras el suelo de la selva tropical se mantiene cubierta de agua. Los «jaguares pintados» llamados así por su pelaje poblado de intrincadas manchas son difíciles de ver en la espesura, pero los investigadores les colocan rastreadores que pueden identificarlos desde las pequeñas embarcaciones con las que se desplazan a través de la jungla inundada.
En Brasil el jaguar es una especie a la que no sólo amenazan los cazadores y la destrucción de su hábitat, sino también las inundaciones en el Amazonas. El proyecto Laurete (algunas de cuyas actividades vemos en las fotografías) investiga cómo resiste esta especie en las copas de los árboles, donde se refugian y alimentan a sus crías entre abril y julio, mientras el suelo de la selva tropical se mantiene cubierta de agua. Los «jaguares pintados» llamados así por su pelaje poblado de intrincadas manchas son difíciles de ver en la espesura, pero los investigadores les colocan rastreadores que pueden identificarlos desde las pequeñas embarcaciones con las que se desplazan a través de la jungla inundada.

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En Brasil el jaguar es una especie a la que no sólo amenazan los cazadores y la destrucción de su hábitat, sino también las inundaciones en el Amazonas. El proyecto Laurete (algunas de cuyas actividades vemos en las fotografías) investiga cómo resiste esta especie en las copas de los árboles, donde se refugian y alimentan a sus crías entre abril y julio, mientras el suelo de la selva tropical se mantiene cubierta de agua. Los «jaguares pintados» llamados así por su pelaje poblado de intrincadas manchas son difíciles de ver en la espesura, pero los investigadores les colocan rastreadores que pueden identificarlos desde las pequeñas embarcaciones con las que se desplazan a través de la jungla inundada.

En Brasil el jaguar es una especie a la que no sólo amenazan los cazadores y la destrucción de su hábitat, sino también las inundaciones en el Amazonas. El proyecto Laurete (algunas de cuyas actividades vemos en las fotografías) investiga cómo resiste esta especie en las copas de los árboles, donde se refugian y alimentan a sus crías entre abril y julio, mientras el suelo de la selva tropical se mantiene cubierta de agua. Los «jaguares pintados» llamados así por su pelaje poblado de intrincadas manchas son difíciles de ver en la espesura, pero los investigadores les colocan rastreadores que pueden identificarlos desde las pequeñas embarcaciones con las que se desplazan a través de la jungla inundada.

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En Brasil el jaguar es una especie a la que no sólo amenazan los cazadores y la destrucción de su hábitat, sino también las inundaciones en el Amazonas. El proyecto Laurete (algunas de cuyas actividades vemos en las fotografías) investiga cómo resiste esta especie en las copas de los árboles, donde se refugian y alimentan a sus crías entre abril y julio, mientras el suelo de la selva tropical se mantiene cubierta de agua. Los «jaguares pintados» llamados así por su pelaje poblado de intrincadas manchas son difíciles de ver en la espesura, pero los investigadores les colocan rastreadores que pueden identificarlos desde las pequeñas embarcaciones con las que se desplazan a través de la jungla inundada.
En Brasil el jaguar es una especie a la que no sólo amenazan los cazadores y la destrucción de su hábitat, sino también las inundaciones en el Amazonas. El proyecto Laurete (algunas de cuyas actividades vemos en las fotografías) investiga cómo resiste esta especie en las copas de los árboles, donde se refugian y alimentan a sus crías entre abril y julio, mientras el suelo de la selva tropical se mantiene cubierta de agua. Los «jaguares pintados» llamados así por su pelaje poblado de intrincadas manchas son difíciles de ver en la espesura, pero los investigadores les colocan rastreadores que pueden identificarlos desde las pequeñas embarcaciones con las que se desplazan a través de la jungla inundada.

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