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Javier Guillenea
Martes, 21 de agosto 2018, 01:01
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Duró lo que un suspiro, aunque lo suficiente para dar la impresión de que a veces los sueños se hacen realidad. Pero, como siempre ocurre, tras el buen tiempo llega la tormenta y aquella primavera no iba a ser una excepción. A principios de 1968 ...
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