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50 años de investigación y conocimiento profundo de la evolución de la Iglesia católica han dado al periodista y sociólogo Pedro Ontoso los conocimientos precisos ... para desentrañar los ataques sistemáticos a los que fue sometido el Papa Francisco durante su pontificado. Autor de 'Con la Bibia y la Parabellum' y 'ETA, yo te absuelvo', Ontoso presentará su nuevo libro, 'El complot contra el Papa' (ed. Arzalia), este jueves, 22 de mayo, en Bilbao, en el Aula de Cultura EL CORREO, a las 19.30.
- ¿Por qué este libro?
- En enero de 2024 publiqué en EL CORREO un artículo que titulé 'Jaque al Papa' que llevó a varios conocidos y amigos a animarme a escribir un libro que, de alguna forma, reflejara el legado de Francisco, el de un Papa al que le han atizado, atizado y atizado desde el minuto uno. Este libro es una crónica de esos 12 años de papado centrado en el acoso, en ese intento de derribo.
- Habla de dos niveles en ese acoso, por un lado, el del catolicismo tradicionalista; por otro, el de los magnates y grandes inversores que lo consideraban un peligro. ¿Cuál de esos dos extremos de la pinza tenía más peso?
- Creo que el que tiene más poder es la parte, por así decirlo, financiera, que de alguna forma está detrás de todo este movimiento de oposición y acoso a Francisco. Y luego está ese grupo de cardenales y arzobispos tan hostiles. Eclesiásticos como Pell, Viganò... Es algo inédito en la historia moderna de la Iglesia que unos cardenales se pongan contra el Papa y le lleguen a llaman hereje. Acusaban a Francisco de estar destruyendo la esencia de la fe. Que estaba confundiendo a los creyentes, cuestionando la doctrina, que es inmutable.
– Y eso da lugar a una alianza insospechada.
– Sí, hay una alianza de ese catolicismo integrista, sobre todo americano, con todo el movimiento evangélico de Estados Unidos, que está pregonando la teología de la prosperidad: Dios quiere que seamos ricos, Dios quiere que tengamos éxito (financiero). El papa arremetió en muchos documentos contra lo que es el liberalismo económico. Estos grupos muy conservadores y los católicos tradicionalistas coinciden al considerar que la Iglesia, con Francisco, ha estado en manos de una persona que la ha convertido en un altavoz ideológico, y que eso ha sido una desviación de lo que tiene que ser el papel de un Papa, que se tiene que dedicar a otras cosas. También les ha tocado en el tema de la familia y la moral sexual, abriendo la puerta a los homosexuales y el colectivo LGBT.
- ¿Ese tradicionalismo eclesiástico es sincero o se trata solo de una cuestión de poder eclesiástico?
- Confluyen los dos factores. Puede que en algún momento haya habido una disidencia sincera, que considera que el rumbo que está tomando la Iglesia no es el adecuado. Pero cuando ves ya ciertos episodios y los relacionas, ves que detrás hay una trama.
- ¿A qué se refiere?
– Al observar todos estos movimientos, te das cuenta que de repente aparecen cardenales que plantean y hacen públicas unas críticas muy duras sobre los documentos papales que van apareciendo, que son documentos programáticos, muy importantes. Es una cosa que antes no había ocurrido. A Juan Pablo II y a Benedicto XVI nunca les criticaron así. Sí, claro que siempre ha habido voces críticas en la Iglesia, teólogos o eclesiásticos que han criticado esto o aquello. Pero nunca un cardenal, mucho menos un grupo de cardenales organizados. Estos plantearon sus censuras primero de forma privada, pero luego, como el Papa no les contestó, lo hicieron en público, con documentos como el memorando firmado por Demos, pseudónimo detrás del que estuvo el cardenal Pell.
- ¿Qué papel juega el magnate Steve Bannon, exasesor y apoyo de Trump, en esta trama contra Francisco?
- Ha sido una de las puntas de lanza, sobre todo porque él tenía mucho poder, desde el momento en que tenía una posición importante en el despacho oval, junto a Trump, del que fue asesor de campaña en sus primeras elecciones. Para él, la Iglesia, con Francisco, era un enemigo de la internacional integrista y ultraconservadora que impulsa. Quieren tener la Iglesia católica como aliada y no un Papa como Francisco. Bannon juega un papel importante. Pero no se olvide que detrás de Bannon hay todo un conglomerado de lobbies financieros que ponen el dinero para que todo eso funcione, y que tiene su propia red de medios que han publicado todos los documentos contra el Papa. Para desacreditar primero al Papa; segundo, a su doctrina; y tercero a todo su entorno cercano en el Vaticano. En todo caso, Bannon sigue ahí, fuera del radar. Fue uno de los primeros en demonizar la elección de Prevost.
- ¿Francisco reaccionó a estos ataques, a los que venían de la propia Iglesia?
- Sí, lógicamente. Cuando hubo cargos eclesiásticos que consideró enemigos que estaban polarizando y creando un clima de discordia, lo que hizo, poco a poco, fue irlos desplazando. Él fue muy claro desde el principio de su pontificado. En su primer año, en un encuentro con los cardenales, les dijo «ustedes no son los príncipes de la Iglesia. Están al servicio del pueblo. Tienen que oler a oveja, se tienen que bajar del pedestal, dejen los chismorreos, dejen de hacer intrigas« y tal. Ya entonces les pegó una buena sacudida. Y luego hubo casos muy concretos, a los que despojó de sus insignias cardenalicias, les bajó el sueldo, les quitó el apartamento... Eso creó un caldo de cultivo en su contra.
- También creó muchos cardenales afines.
- Francisco hizo 10 consistorios y creó 108 cardenales electores. Pero además rompió con esa inercia eurocéntrica, de que tenían que ser europeos. Francisco los buscó en los rincones del mundo. En Mongolia, en Papúa Nueva Guinea. Primero porque quiso hacer una Iglesia más universal, dar visibilidad, poner en el escaparate a las iglesias locales y también romper ese partido de la curia, ese poder romano. Yo creo que hubo una estrategia ahí, pensando ya en la sucesión.
- Esto de estrategia suena muy jesuita.
- Francisco era jesuita y un jesuita no da puntada sin hilo. La astucia se le supone.
– Si hay una entidad con motivos para estar molesta con Francisco, es el Opus Dei. Sin embargo, se mantuvo al margen de todas estas tramas.
– No entra en ese complot. El Opus Dei sí que ha sido bastante leal en ese sentido. Siempre han hecho gala de un discurso de unidad y de comunión con el Papa Francisco. Cuando el Papa saca esos decretos con los que rebaja la prelatura, limita su autonomía, la convierte en una asociación de sacerdotes que tiene que hacer unos nuevos estatutos, ellos lo asumen. A mi me ha llamado la atención que una de las primeras audiencias que ha dado León XIV haya sido al prelado del Opus Dei.
– ¿Y la Iglesia española?
– Siempre me ha llamado la atención que Francisco no haya querido venir a España, cuando los papas anteriores han venido hasta dos o tres veces. Es verdad que el Papa ya había dicho que iba a viajar a las periferias, no solamente a las periferias existenciales y espirituales, sino también geográficas. Aunque ahora me consta que sí que parece que tenía intención de haber venido a Canarias, pero por el tema de los inmigrantes. España no entraba dentro de sus planes. Además, dentro de lo que ha sido el episcopado español hay una parte muy gris. Había obispos que de alguna forma tampoco comulgaban 100% con el ideario de Francisco. Y el Papa estaba muy bien informado. Aquí había dos arzobispos cardenales que eran las antenas del Papa en España. Por un lado, Omella, arzobispo de Barcelona. Y el otro, Cobo, que es el arzobispo de Madrid. Los dos han estado en el dicasterio para los obispos, esto es, a las órdenes de Prevost. O sea, Prevost tiene mucha información, como la tuvo Francisco, de cómo son los obispos españoles.
- Francisco ya no está. ¿Y ahora?
- Ahora hay un intento tremendo por borrar de la historia a Francisco. Están diciendo que se han acabado 12 años de pesadilla. «Por fin se acabó la pesadilla francisquista». Esto se puede leer en un blog que se las da de católico. Están intentando crear el mensaje de que el pontificado de Francisco fue fallido. Es un mensaje que estos días se lee en todas las plataformas que están yendo por ahí. Resulta curioso que los conservadores, que siempre han sido los más sumisos al magisterio de los papas, sean ahora los más beligerantes contra la autoridad pontificia.
- Este sector conservador parece bastante contento con León XIV, por gestos como recuperar el palacio apostólico como residencia, o la recuperación de elementos litúrgicos tradicionales; mientras que el sector progresista observa que León hace constantes referencias a Francisco. ¿A quién va a acabar gustando?
- No se puede entender A León XIV sin Francisco. De hecho, él lo está recordando todos los días que puede. A mí este Papa me gusta. Creo que es un Papa que va a estar en la línea de Francisco pero que no va a ser un clon de Francisco. De hecho, si hubiera sido así, se hubiera llamado Francisco II. Que probablemente no lo haya hecho por no enervar a los conservadores. La referencia que ha escogido es León XIII. Su bula 'Rerum novarum' fue un documento extraordinario en la que se habla de la justicia social, donde se mantiene que no hay dignidad humana sin justicia y sin derechos. Sí que es verdad que León XIV está teniendo mucho cuidado porque sabe que para gobernar tiene que ser un Papa para todos y que no puede tener camarillas que le sieguen la hierba debajo de los pies.
– ¿Está haciendo concesiones?
– Sí. Ha vuelto a los convencionalismos pontificios, la vestimenta, el latín, la liturgia, que tanto gusta a esta gente. Hizo un guiño a Juan Pablo II diciendo «No tengáis miedo», que fue una frase icónica de Juan Pablo II. Y luego, en la reunión que tuvo hace unos días con el cuerpo diplomático, sin venir a cuento hizo una referencia a la familia tradicional como unión sacrosanta de un hombre y una mujer... Creo que va un poco con pies de plomo. León XIV es doctor en Derecho canónico y matemático. No es alguien que va a improvisar lo que dice. Pero va a llegar un momento que se va a tener que ensuciar las manos. Cuando empiece con los nombramientos y se vea a quién va mantener o no al frente de los dicasterios. Y cuando empiece a poner todo por escrito, porque va a tener que hacer documentos, encíclicas, exhorataciones... Ahí es donde vamos a ver, poco a poco, por dónde va a ir este Papa. Entonces veremos lo que pasa.
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