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Los modelos de familia han cambiado en Euskadi. Tanto, que por primera vez desde que existen registros los hogares en los que reside una sola persona superan a los compuestos por familias con hijos en el País Vasco. Así lo revela la Encuesta de Hogares ... y Familias que el Departamento de Bienestar, Juventud y Reto Demográfico liderado por Nerea Melgosa hizo pública ayer con datos de 2023. El documento, que se actualiza cada cuatro años con el fin de «conocer la estructura demográfica de la comunidad autónoma vasca de manera detallada», destaca que en Euskadi hay 290.497 personas que habitan sin compañía, 27.000 más que en 2019 y casi 75.000 por encima de las que se contabilizaron en 2015. Representan el 13% de la población y ocupan casi un tercio del total de hogares registrados.
Sin que la población haya aumentado en exceso los últimos ejercicios (en Euskadi residen algo más de 2,2 millones de personas), el número de nuevos pisos sí que se ha incrementado considerablemente. Concretamente un 8,6%, pasando de 863.556 en 2015 a 937.737 en 2023. Sin embargo, mientras que las personas que viven solas crecen, los hogares en los que habitan familias compuestas por dos miembros e hijos o hijas han caído en picado.
Según los resultados de la encuesta en la que han participado unas 3.000 personas de todas las comarcas vascas, los hogares en los que habitan familias con hijos alcanzan los 289.361. Son 19.241 unidades convivenciales por debajo de las que se registraban hace ocho años. Todavía así, Melgosa defiende que este modelo sigue siendo el «más extendido» en Euskadi, ya que en esta tipología de hogar habitan 1.059.900 ciudadanos, el 48% de los vascos.
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Andrea Cimadevilla
Que los grupos familiares compuestos por una única persona están al alza y sin freno no es algo nuevo. La soledad ha ganado terreno en Euskadi, un fenómeno que ya venían anunciando distintas estadísticas oficiales desde hace tiempo. El último estudio elaborado por Eustat con datos de enero de 2024 apuntaba que sólo en Bizkaia hay 149.506 hogares que tienen un único habitante, casi el doble que hace un siglo. E informes del Instituto Nacional de Estadística predicen que en 2035 la cifra de núcleos unipersonales se elevará hasta los 194.218 en el territorio. La consejera Melgosa detalló en rueda de prensa que «desde el siglo pasado el aislamiento de las familias nucleares (las compuestas por dos personas con descendientes) es una de las características más importantes a analizar» en estos estudios y matizó que este escenario se da por «diversas circunstancias», como el «aumento de los divorcios» o que la gente prefiera «no compartir» su piso.
La situación desde luego preocupa. Primero porque si la gente decide emanciparse sola, Euskadi necesitará construir más pisos de los previstos para cubrir la enorme demanda futura. El propio consejero de Vivienda, Denis Itxaso, aseguró que la única manera de «devolver el equilibrio» es levantando pisos nuevos, algo que no es nada fácil ante la falta de suelo. Segundo porque los nuevos modelos de familia son poco esperanzadores para revertir la caída de natalidad a la que se enfrenta el País Vasco desde hace años y que sólo es amortiguada por la llegada de inmigrantes.
Y tercero, porque «si no hay redes de parentesco, la dificultad para crear comunidad será mayor». En este sentido, Melgosa aseguró que se ha experimentado «un auge de las separaciones matrimoniales, una reducción en el número de hijos y un incremento de los hogares monoparentales». En los últimos cuatro años se ha notado un incremento de 17.000 familias compuestas por un único progenitor. Y esto, junto a las unidades unipersonales, ha hecho que el tamaño del hogar medio se reduzca a los 2,28 miembros.
El 80% vive en propiedad
El hecho de vivir sin compañía puede ser una decisión voluntaria o derivada de una situación de exclusión social. Es más, un estudio presentado el mes pasado por las fundaciones de la ONCE y AXA detalló que el 23,5% de los vascos de entre 18 y 34 años se sienten solos. Asimismo, la Diputación de Bizkaia ya ha activado su primer plan para combatir el aislamiento social, que afecta al 20% de la población adulta y joven. En cualquier caso, Melgosa explica que quienes deciden emanciparse sin compañía son «personas de mediana edad» que por un motivo u otro prefieren desarrollar su vida de «forma autónoma». Por su lado, los datos de la encuesta desvelan que la mitad de los hogares unipersonales están formados por vascos que tienen 65 años o más, situando la edad media de los mismos en 64 años. Además, ocho de cada diez viven en un piso en propiedad y un 11% en régimen de alquiler libre.
75 mil
hogares unipersonales se han sumado desde 2015. En comparación con los datos de hace cuatro años, son 27.000 más.
64 años
es la edad media de los vascos que habitan en unidades convivenciales unipersonales. Aún así, el Gobierno vasco apunta que cada vez más jóvenes quieren emanciparse y estar solos.
13 por ciento
de la población reside sola en Euskadi, según la encuesta publicada por el Ejecutivo autonómico. Por contra, el 48% de los vascos viven en un domicilio habitado por una familia con hijos.
La tendencia no parece que vaya a cambiar mucho. La consejera confesó ayer que los «modelos de familia tradicional no volverán» y que en base a ello, será necesario «poner encima de la mesa políticas públicas que atiendan y den servicio a estas personas». La responsable de Bienestar, Juventud y Reto Demográfico especificó que en 2023 hubo una disminución de todos los tipos de uniones (matrimonios o parejas de hecho, por ejemplo). En concreto, se han contabilizado 40.000 menos que hace cuatro años.
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