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Tripulación del 'Aita Mari.' Iñigo Arizmendi

La familia del 'Aita Mari'

Son rescatadores, marineros, sanitarios, maquinistas o cocineros unidos por el objetivo de salvar vidas en el Mediterráneo

Aiende S. Jiménez

San Sebastián

Jueves, 21 de noviembre 2019, 21:54

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No hay nada peor para un marinero que no poder zarpar y nada peor para un voluntario que no poder ayudar a los demás. En esa situación se han eocntrado durante muschos meses los tripulantes del 'Aita Mari', el pesquero reconvertido en barco de rescate de personas por la ONG guipuzcoana Salvamento Marítimo Humanitario (SMH). Muchos han coincidido en otras misiones humanitarias en embarcaciones como el 'Lifeline' o el 'Open Arms'. «Es fundamental que todos tengamos esa sensibilidad, el sentimiento de que está ocurriendo una injusticia y de que queremos defender el derecho a la vida que tienen todas las personas», afirmen febrero Iñigo Gutiérrez, vicepresidente de SMH.

Este proyecto se empezó a gestar el 6 de febrero de 2018, cuando el 'Aita Mari» llegó por primera vez a oídos de los responsables de SMH. Tras una gran reforma para reconvertir el pesquero en un buque de rescate con todas las garantías, sus tripulantes estaban listos para zarpar en junio, pero durante largo tiempo se encontró con impedimentos burocrátivos. ¿Quiénes viajan en el'Aita Mari? Rescatadores, marineros, sanitarios, maquinistas o cocineros...Así se expresaban para Diario Vasco quienes en febrero ansiaban salir a alta mar con un objetivo: salvar vidas en el Mediterráneo.

«Son náufragos, no inmigrantes»

Marco Martínez Capitán

«Son náufragos, no inmigrantes»

Marco ya ha sido capitán en otras misiones de rescate en el Mediterráneo con diferentes ONG. «Como patrón y hombre de mar me responsabilizo de esas vidas, porque para mí son náufragos, no inmigrantes. Si los gobiernos europeos no hacen nada al respecto, algo que me duele en el alma pero que no me sorprende, tendrá que movilizarse la sociedad», afirma.

«Es una pena que exista este trabajo»

Marina García, Marinera de puente

«Es una pena que exista este trabajo»

Su currículum está vinculado a la actividad acuática deportiva, como técnico de vela, y esta será su primera vez en una misión humanitaria. «Estudié Trabajo Social y siempre había tenido esa inquietud de ayudar a los demás. Es una pena que tenga que existir este trabajo y que encima los gobiernos pongan zancadillas a las ONG para que lo realicen».

«Mi vocación es salvar vidas»

Juan Rodríguez de la Fuente, Primer oficial

«Mi vocación es salvar vidas»

Este asturiano ha trabajado como socorrista de playas, con Médicos Sin Fronteras y como marinero en una de las misiones del «Open Arms» en el Mediterráneo. «Siempre quise dedicarme al salvamento marítimo, porque mi vocación es salvar vidas, no guiris que se quedan sin motor en sus barcos en verano».

«Me da respeto, no sé qué voy a sentir»

Julio Amoedo, Marinero de puente

«Me da respeto, no sé qué voy a sentir»

Este gallego lleva toda la vida vinculado a la mar, especialmente como pescador, pero nunca había participado en una misión de rescate. «Conocía al capitán, me habló de este proyecto y decidí sumarme a la tripulación», cuenta. Julio reconoce que la misión le da «respeto, porque no sé lo que voy a sentir y cómo voy a reaccionar».

«Están condenados a morir ahogados»

Sergio Covelo, Segundo oficial

«Están condenados a morir ahogados»

A sus 23 años ya tiene experiencia como marinero a bordo de un barco de rescate de Salvamento Marítimo Humanitario en la zona del Mar de Alborán. «Tengo vocación como socorrista, y no puedes dormir tranquilo sabiendo que hay personas que están muriendo ahogadas, a las que el mundo ha condenado por el hecho de ser inmigrantes».

«Hay que tener mucha sangre fría»

Javier Zaragoza, Jefe de máquinas

«Hay que tener mucha sangre fría»

El voluntariado ha sido parte de la vida de este catalán. Fue jefe de máquinas en el «Open Arms» y afirma que su «prioridad» en la vida «es salvar vidas». Respecto a las situaciones que esperan encontrar en el Mediterráneo, afirma que «hay que tener mucha sangre fría y demostrar a los náufragos que les vas a salvar la vida, no a hacerles más daño».

«Estamos formando a más rescatadores»

Alberto Cardoso, Rescatador

«Estamos formando a más rescatadores»

Tiene amplia experiencia como rescatador de montaña y también en catástrofes. Participó en el tifón que arrasó Filipinas hace unos años y también ha salvado vidas a bordo del barco de salvamento «Lifeline». «Estamos formando a futuros rescatadores, muchos de ellos grandes profesionales, porque viendo la necesidad que existe van a hacer falta».

«Me cansé de ver todo desde el sofá»

Jon García Andonegi, Cocinero

«Me cansé de ver todo desde el sofá»

Ha sido voluntario de Cruz Roja durante años y reconoce que se «cansó de ver las noticias sobre lo que ocurría en el Mediterráneo desde el sofá». Viajó a Grecia como cocinero de Zaporeak y también se embarcó en una de las misiones del «Lifeline». «Me produce asco la falta de empatía y de moralidad de las instituciones ante lo que está sucediendo».

«Lo más duro es la desidia de Europa»

Jorge González, Rescatador

«Lo más duro es la desidia de Europa»

Es un bombero canario que dedica su tiempo libre a proyectos humanitarios. Conoce la crisis de los refugiados de primera mano, ya que ha estado en la isla de Lesbos y también como rescatador en el Mediterráneo. «Lo más duro es la desidia de Europa, que está permitiendo que miles de personas perezcan en el mar sin mover un solo dedo para impedirlo».

«Es responsabilidad de Europa»

Dani Rivas, Periodista de SMH

«Es responsabilidad de Europa»

Dani no zarpará en la primera misión del «Aita Mari», pero será el encargado de divulgar su día a día desde tierra. Pasó un año en Grecia con el proyecto Zaporeak y afirma que «hay que seguir recordando a Europa que la crisis de los refugiados es responsabilidad suya, por lo que deberían ser ellos quienes tendrían que encabezar las misiones de salvamento».

«Poder estar aquí es un privilegio»

Valeria Sottani, Médico

«Poder estar aquí es un privilegio»

Fue miembro del '«Open Arms'. «Poder participar en estos proyectos es un privilegio. Me quedaría toda la vida en este barco, aunque ojalá llegue un día en el que no haga falta su labor», asegura. Ella será la encargada de la atención sanitaria de los migrantes, «que pueden llegar ilesos o casi al borde de la muerte».

«Ni actúan ni nos dejan actuar»

Iñigo Mijangos, Presidente de SMH

«Ni actúan ni nos dejan actuar»

«Sabemos que la responsabilidad de los rescates recae solamente en las ONG. Porque los gobiernos ni actúan ni nos dejan actuar, negando la asistencia a miles de personas».

«Me siento con el deber de ayudar»

Filippo Aquilino, Enfermero

«Me siento con el deber de ayudar»

Este italiano lleva años viviendo entre Navarra y Euskadi. Su experiencia como voluntario en Quíos, Grecia, le sirvió para conocer la crisis de los refugiados en primera persona. «Es indignante, como ciudadano italiano siento vergüenza de la respuesta de Europa a esta situación», afirma. Por ello se siente «con el deber de ir a ayudar al Mediterráneo»..

«Hemos sufrido mucha frustración»

Iñigo Gutiérrez, Vicepresidente de SMH

«Hemos sufrido mucha frustración»

Será el representante de la ONG en el barco y también el patrón de rescate, como ya hizo en el «Lifeline». «Cuando empezamos este proyecto no imaginábamos que iba a ser tan duro, hemos tenido momentos de mucha frustración», reconoce. No obstante, insiste en que «esto es necesario, porque la gente se está lanzando al mar y no hay nadie para que les rescate»

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