Fallece 'Agerre II', legendario harrijasotzaile y padre de Julen Lopetegui

José Antonio Lopetegui nació y creció en un caserío de Azpeitia. A una corta edad se inició en el mundo del levantamiento de piedra y no tardó en destacar. Como referente tenía a su hermano mayor, Luis, también harrijasotzaile. Los dos adaptaron como nombre de guerra el del caserío familiar, Agerreondo. El mayor, pasó a ser Agerre I y José Antonio se quedó como Agerre II. La fortaleza de los Lopetegui adquirió pronto tintes legendarios. Casi siempre vencían a sus rivales y lograron establecer un buen número de récords que algunos todavía siguen vigentes. Entre sus logros destacan los 22 levantamientos en un minuto de una piedra de 100 kilos, las 17 alzadas con la piedra cilíndrica de 125 kilos en un minuto o el levantamiento de plomo de 118 kilos, entre otros.

Agerre I y Agerre II sentaron las bases del levantamiento de piedra moderno. Sustituyeron las grandes comilonas que solían darse los harrijasotzailes por una dieta más variada y similar a la de los deportistas de primera categoría en la actualidad, a la vez que aplicaron un plan de ejercicios sistemáticos para conservar y favorecer las capacidades físicas. El mítico Agerre II llegó a entrenarse en alguna ocasión con los jugadores de la Real Sociedad mientras preparaba un campeonato, y todavía hay quien recuerda que los futbolistas eran incapaces de seguir el ritmo que marcaba el harrijasotzaile en las carreras.

Con la muerte de Agerre I en 1969, José Antonio se consolidó como la principal referencia del levantamiento de piedras. Las autoridades deportivas del franquismo andaban por aquel entonces a la busca de un hombre capaz de hacer reverdecer los laureles de Paulino Uzcudun, el boxeador vasco que llegó a alcanzar el campeonato de Europa de los pesos pesados después de haber dado sus primeros pasos en el deporte rural. José Antonio Lopetegui cumplía con los requisitos para encarnar el papel con garantías de éxito: además de poseer un físico portentoso, demostraba ser capaz de someterse a una férrea disciplina para lograr los objetivos deportivos que se marcaba.

Agerre II se retiró poco después de que nacieran sus primeros hijos y pasó a encargarse de la taberna que ocupaba la planta baja de la casa familiar. Una tarea que apenas le dejaba tiempo para seguir haciendo lo que más le gustaba: levantar piedra. El local pasó a ser un asador que bautizó con su sobrenombre, Agerre. Sus hijos, como no podía ser de otra forma, quisieron continuar con el linaje de grandes deportistas y desde muy pequeños empezaron a trastear en el frontón, incluso con las piedras que su padre guardaba en casa para las exhibiciones. Aprovechando la privilegiada herencia genética de los Lopetegui, los hermanos Joxean y Julen se convirtieron en dos tiarrones que no tardaron en despuntar en todas las actividades deportivas en las que tomaban parte. El primero dedicó su tiempo al frontón. Bajo el nombre de Agerre, Joxean Lopetegui se convirtió durante veinte años en unas de las caras más reconocibles del remonte, cuyo campeonato individual llegó a ganar en 1986.

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Julen optó por otro tipo de pelota. Unas más grandes, como las de fútbol. El pequeño de los Lopetegui empezó a destacar como portero en Donostia, siguiendo el ejemplo de su admirado Arconada. Tras una carrera como profesional en el Barcelona, Rayo Vallecano y Logroñés, entre otros, puso fin a su etapa como deportista profesional en 2002, pero siguió ligado al fútbol desde los banquillos. Al año siguiente de su retirada cogió los mandos del banquillo vallecano. De ahí, su carrera ha ido en ascenso: Porto, Real Madrid, Sevilla o West Ham, su actual club. Precisamente, en el choque de este lunes ante el Bournemouth, Lopetegui protagonizó una de las imágenes de la jornada. Tras el gol de Lucas Paquetá, el capitán del conjunto londinense corrió a la banda a celebrarlo junto a un Julen Lopetegui visiblemente emocionado. Se desconoce ahora si parte de esa emoción se debía al delicado estado de salud de su padre.