«En Euskadi ya ha habido dos intentos de homicidio por delitos de odio»
El coordinador del informe presentado esta semana lamenta que «no se está visualizando el problema con suficiente fuerza»
Jon Landa es director de la cátedra Unesco de Derechos Humanos y Poderes Públicos de la UPV y se ha encargado de elaborar, en colaboración ... con la Ertzaintza, los informes sobre delitos de odio en Euskadi. El último análisis, presentado esta semana en el Parlamento vasco, recoge un aumento de incidentes el pasado año del 15%, hasta los 277. Una cifra significativa si se tiene en cuenta que en 2019 fueron menos de la mitad, 105. Este catedrático vincula el crecimiento a que se ha «refinado» la maquinaria policial, capaz de detectar más. Eso sí, alerta de que, frente a otro tipo de delitos, los de odio son «muy tóxicos para la convivencia» y es «un error no darles importancia».
- ¿A qué achacan el aumento de los delitos de odio?
- Después de cuatro años de formación con la Ertzaintza, se ha refinado la mirada policial, y tanto los instructores como los agentes que están sobre el terreno detectan más los delitos de odio. En la medida en que se van descubriendo, se genera confianza y se empieza a acercar más gente.
- En su informe apuntan que muchas víctimas siguen desconfiando de que las autoridades vayan a hacer algo.
- Piensan que no funciona la Administración de Justicia, que no se les va a tomar en cuenta, que no va a acabar en nada serio... Según la Agencia de Derechos Fundamentales, existe una falta de confianza generalizada.
- Esa agencia precisamente sitúa en un 80% los casos que no se denuncian.
- Puede haber muchos más casos ocultos. En Inglaterra y Gales se detectaron en un año más de 124.000 incidentes de odio, aunque las encuestas hablan de unos 200.000. Canadá tiene los mismos habitantes que España y reporta unos 3.000 incidentes y las entidades sociales los cifran en unos 48.000. España reporta 1.300. No se está visualizando el problema con suficiente fuerza.
- ¿Y en Euskadi?
- Según se arranca con la maquinaria de contar, se va detectando el fenómeno, y en poco tiempo se está tomando conciencia de qué es un delito de odio. Hay que ser sensibles porque cada delito de odio grave mal resuelto genera quiebras en la convivencia. Es muy tóxico.
- Explíquese.
- Tiene ese efecto divisorio en las comunidades. Si se atenta contra una persona homosexual en un área, se tensa al conjunto del colectivo, le retrae, tiene un efecto amenaza muy claro. Las políticas preventivas tienen que dedicarse a detectarlo todo, pero no tenemos datos solventes ni de Fiscalía ni de Judicatura, está coja la foto.
«Los delitos de odio no se pueden utilizar como una especie de tapabocas»
- A las instancias judiciales llegarán los casos más graves.
- Sí, y los hay. Cuando se produce un solo homicidio o una paliza especialmente intensa, puede marcar un antes o un después. Es un error no darle importancia, tiene que ser prioritario.
- ¿Para la sociedad lo es?
- Un problema de partida es que los delitos de odio han entrado al campo de la comunicación pública muy ligados al enfrentamiento ideológico. No digo que en esos campos no pueda haber delitos, pero no son delitos de odio en el sentido estricto y original. Se liga demasiado con las palabras, con el enfrentamiento entre partidos, cuando dos tercios son por racismo y xenofobia, un 26% por homofobia... Debería hacerse un esfuerzo en detectar mejor los delitos graves.
- ¿Y se están detectando?
- Desde que se inició la recopilación de datos por la Ertzaintza, se ha ido equilibrando el registro de incidentes. Antes, de cada diez delitos, siete eran con palabras, y ahora estamos cinco a cinco. Los delitos de odio no se pueden utilizar como una especie de tapabocas de la libertad de expresión; hay que actuar en lo grave.
- ¿Y qué es lo grave?
- En Euskadi ha habido este año un intento de homicidio y el pasado año otro. Empieza a haber conductas que van más allá. Todavía no tanto como para alarmarnos, pero es necesario contenerlas, porque si se producen saltos cualitativos se puede deteriorar muy rápidamente el ambiente.
- ¿A qué conductas se refiere?
- A conductas contra vida e integridad física. A lesiones graves, que han crecido un 30%. Y a delitos contra la libertad sexual. Son delitos que pueden generar una pequeña explosión social. Si una persona en nuestra comunidad es asesinada por delito de odio, eso tiene un impacto enorme. Genera dinámicas de acción-reacción o de emulación y son temas que, si van a más, es difícil que se replieguen. No es un mensaje de alarmismo, pero cuanto mejor hagamos los deberes en política preventiva, más nos preservaremos de que haya un deterioro de la convivencia.
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